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¿SABES QUIEN ERA?

   
   

ANACARSIS LANÚS



Hipólito Anacarsis Lanús 
(Concepción del UruguayEntre Ríos14 de noviembre de 1820 – Buenos Aires14 de octubre de 1888), fue un comerciante argentino que tuvo una actuación destacable durante los años del Estado de Buenos Aires y llegó a ser considerado el hombre más rico del país tras aumentar enormemente su fortuna negociando con las provisiones de los ejércitos de la Triple Alianza durante la Guerra del Paraguay.

Era hijo de Jean Lanusse Casenave, nacido el 21 de junio de 1786 en Préchacq-NavarrenxBajos Pirineos, y de la porteña Teresa Fernández de Castro y Pessoa, nacida el 14 de agosto de 1793 y fallecida el 3 de abril de 1853. En su juventud se dedicó al comercio minorista en la ciudad de Buenos Aires. Durante la gobernación de Juan Manuel de Rosas hizo grandes negocios con importaciones desde Europa y con el tráfico a través del río Paraná. Después de la Batalla de Caseros se unió al partido de Bartolomé Mitre y participó en la revolución del 11 de septiembre de 1852. El gobierno del Estado de Buenos Aires lo nombró subjefe de policía de la ciudad. Durante la década siguiente fue diputado provincial y aumentó su fortuna proveyendo a las milicias que enfrentaban a los indígenas del sur de la provincia. Fue uno de los más importantes proveedores de los ejércitos aliados durante la Guerra de la Triple Alianza.

Aumentó enormemente su fortuna, y los testimonios de los militares que combatían coinciden en acusarlo de repetidas maniobras especulativas, y de proveer alimentos y vestimenta de muy inferior calidad a la contratada. Continuó prestando servicios de provisión del Ejército Argentino durante la rebelión jordanista iniciada en 1870. En los años siguientes continuó negociando con la provisión de los fortines de la frontera indígena. Era considerado el hombre más rico del país. Fundó un pueblo con su nombre, Lanús, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, siendo en la actualidad uno de los partidos más poblados del Gran Buenos Aires. En 1874 se pronunció a favor de la revolución de ese año, organizada por el expresidente Mitre. Financió gran parte de la campaña de Mitre, de modo que cuando ésta terminó con su completa derrota perdió gran parte de su fortuna y de su prestigio comercial. Comenzó a recuperar la fortuna perdida al producirse en 1879 la llamada Conquista del Desierto, como proveedor del ejército organizado por el ministro general Julio Argentino Roca; debió compartir los negocios con los hermanos del ministro, especialmente con Ataliva Roca.A principios de 1888 comenzó a diversificar sus negocios, al conseguir la concesión del ferrocarril a Bolivia; pero falleció el 14 de octubre del mismo año, sin haber iniciado la obra.Su hijo, también llamado Anacarsis Lanús, fue gobernador del Territorio Nacional del Chaco entre 1911 y 1914

 

DÁMASO ANTONIO LARRAÑAGA (Parte I)


Dámaso Antonio Larrañaga Pires (Montevideo9 de diciembre de 1771 – Montevideo, 16 de febrero de 1848) ​, fue un religioso, arquitecto, estancieronaturalista y botánico uruguayo, uno de los principales responsables de la fundación de la Biblioteca Nacional de su país, contribuyó además en la creación de la Universidad de la República. Como diplomático tuvo una relevante actuación en el nacimiento del Uruguay como nación. Fue tío materno de Bernardo Prudencio Berro. Hijo de Manuel de Larrañaga, vasco español, integrante del Cabildo en la época virreinal y de Bernardina Pires, natural de Montevideo, hija de Felipe Pires y María Garín (dueños de una estancia entre los arroyos del Sauce y Toledo, y emparentados con la familia Artigas), estudió en Córdoba y Completó sus estudios preparatorios en el Real Colegio de San Carlos, siendo condiscípulo de Gregorio García de Tagle con quien en forma conjunta presentó una tesis que trataba cuestiones de física, química, astronomía —mecánica universal, manchas solares, sistema planetario—, geografía y matemáticas mostrando conocer a DescartesNewtonLeibinizMaupertuisBoscovich —precursor de la teoría de la relatividad—, Nollet y Franklin. ​Volviendo a Montevideo en 1799, donde se le hizo capellán de las milicias.
En 1804 fue teniente cura de la Matriz, contribuyendo a la edificación del nuevo templo. En las Invasiones Inglesas marchó con las tropas a la expedición de la reconquista de Buenos Aires y en la toma de Montevideo demostró gran celo en el cuidado de los heridos. Finalizadas las mismas continuó su actuación religiosa, ocupándose también en trabajos científicos y en su biblioteca, actividades que continuó hasta su muerte.
Por sus ideas fue expulsado de Montevideo en 1811, junto con otros curas patriotas, a raíz de la victoria de Artigas en la Batalla de Las Piedras. Ya en Montevideo recogido en la chacra de Berro, en la zona de Manga, fue comisionado por los orientales para asistir como Delegado a la Asamblea Constituyente de 1813 en Buenos Aires, siendo portador de las Instrucciones del año XIII. El Congreso desconoció su representación alegando vicio de forma, pero el verdadero propósito era excluir de la Asamblea a ciudadanos que representaban tendencias muy peligrosas para los planes absorbentes de la mayoría centralista. Para ganarlo a su causa o retenerlo allí, el Directorio porteño le ofreció el cargo de bibliotecario público, el que aceptó, desempeñándolo hasta 1815, año que regresó a la Provincia Oriental trayendo consigo para aclimatar en el país los primeros árboles de acacia blanca.
Siendo Párroco de la Iglesia Matriz de Montevideo, fue a Paysandú para solucionar las diferencias entre Artigas y el Cabildo de Montevideo. En el trayecto escribió su Diario de viaje de Montevideo a Paysandú. Este texto, el más conocido de Larrañaga, tiene un valor de documento y, a su vez, forma parte del canon literario uruguayo.5​ Además, procuró reunir elementos para sus ensayos sobre lengua chaná. En mayo de 1816 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, de la que él tanto tuvo que ver en su creación junto a Miguel Barreiro.
En el ocaso de la causa artiguista, Larrañaga se unió a la dominación portuguesa, hasta aceptar del humillado Cabildo de Montevideo el triste honor de trasladarse a Río de Janeiro, junto con Jerónimo Pío Bianqui, en misión de agradecimiento al rey Juan VI de Portugal. En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación definitiva de la Banda Oriental a la monarquía portuguesa.

 

DÁMASO ANTONIO LARRAÑAGA (Parte II)

Siendo Párroco de la Iglesia Matriz de Montevideo, fue a Paysandú para solucionar las diferencias entre Artigas y el Cabildo de Montevideo. En el trayecto escribió su Diario de viaje de Montevideo a Paysandú. Este texto, el más conocido de Larrañaga, tiene un valor de documento y, a su vez, forma parte del canon literario uruguayo. ​ Además, procuró reunir elementos para sus ensayos sobre lengua chaná. En mayo de 1816 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, de la que él tanto tuvo que ver en su creación junto a Miguel Barreiro.
En el ocaso de la causa artiguista, Larrañaga se unió a la dominación portuguesa, hasta aceptar del humillado Cabildo de Montevideo el triste honor de trasladarse a Río de Janeiro, junto con Jerónimo Pío Bianqui, en misión de agradecimiento al rey Juan VI de Portugal. En 1821 fue diputado al Congreso Cisplatino convocado por Carlos Federico Lecor, en el que se acordó la incorporación definitiva de la Banda Oriental a la monarquía portuguesa.
En esa época se volcó con más firmeza que nunca a todo lo que tocaba al progreso y bienestar social, debiéndosele el establecimiento de la Casa Cuna de niños abandonados en 1818 y la inauguración de la Escuela Lancasteriana en noviembre de 1821, instalada en la misma casa del Fuerte de Gobierno. En 1824 fue confirmado como vicario apostólico equivalente al de obispo diocesano.
No se involucró en la revolución libertadora de 1825, pues su investidura en la Iglesia lo obligaba a ser respetuoso y fiel a los brasileños, que entonces mandaban.
Constituida la República en 1830, fue elegido Senador por el departamento de Montevideo hasta 1835. Presentó, entre otros, un proyecto de ley restringiendo a casos especiales la pena de muerte, y uno en favor de los esclavos por el cual se facilitaba su emancipación. Concluido su período senatorial se dedica a las funciones eclesiásticas y a sus estudios, hasta 1840 en que su visión y su salud habían decrecido mucho.
Retirado en su quinta en los alrededores de la capital, lo vino a encontrar la Guerra Grande creándose el Gobierno de la Defensa con la presidencia de Joaquín Suárez y el Gobierno del Cerrito dirigido por el general Manuel Oribe con similar cargo que el anterior. Larrañaga como vicario apostólico, acatado por todos y por encima de la discordia, supo conciliar el ejercicio de su cargo eclesiástico con la dualidad de estas dos autoridades civiles.
Cuando falleció de un ataque cerebral se le rindieron honores póstumos en el campo del Cerrito, al ser enterrado en la capilla de la Sacra Familia, mientras el Gobierno de la Defensa ordenaba la celebración en el recinto de Montevideo de los oficios fúnebres que correspondían a su dignidad decretándole honores de general de la República.
En su calidad de máxima autoridad eclesiástica de Uruguay, había sido designado por Manuel Oribe para desempeñar el primer rectorado de la Universidad de la República, pero debido a que se inauguró un año después de su muerte, en 1849, el cargo le fue otorgado a Lorenzo Antonio Fernández, quien lo sucediera como vicario apostólico. En 1922 el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay publicó sus investigaciones.

 

 

RODOLFO TÁLICE
por. Julio César Romero Magliocca.


Tálice nació en Montevideo el 2 de mayo de 1899, en el seno de una familia de inmigrantes. Le gustaba decir que por sus venas corría sangre latina por tres vertientes: italiana, por su padre, española, por su madre y también francesa, por su esposa. Sus primeros recuerdos, como solía contar, se remontaban a la primera década de este siglo a punto de finalizar, cuando su familia se mudó a Pocitos, a la calle Pereyra N.º 8, en una manzana en la que había nada más que cuatro casas: «La de los Moretti, la de los Algorta, la de las lavanderas y la nuestra». Sin embargo, y por la salud de su madre, que era asmática, vivió en numerosos barrios de la capital: La Aguada, Sayago, Cordón, Parque Rodó y hasta en el Prado. De este último barrio le gustaba recordar cuando con sus amigos se bañaba y pescaba en las por entonces limpias e incontaminadas aguas del arroyo Miguelete. Sus estudios primarios fueron cursados en la Escuela y Liceo Elbio Fernández y secundarios en el Liceo N° 35 Instituto Alfredo Vázquez Acevedo (conocido como IAVA). Cursó en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, de la cual se graduó en 1924. Fue el primer parasitólogo académico uruguayo, profesor titular durante treinta años de esa disciplina. Publicó el primer caso de la enfermedad de Chagas en Uruguay, y realizó numerosos trabajos al respecto. Investigó sobre la etoecología, la ecología y la fauna de Uruguay, y fue pionero en la utilización de los medios de comunicación para la divulgación de la ciencia en Uruguay. Fue decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República en dos períodos consecutivos, de 1959 a 1963 y entre 1963 y 1968. Ocupó la cátedra de Biología General y Experimental de la misma. Fue miembro titular y presidente de la Academia de Medicina y de la Academia Nacional de Letras, Presidente de la Asociación Etoecológica del Uruguay, Profesor Emérito de la Facultad y luego decano. Recibió además condecoraciones varias en países como Francia, Italia, Egipto y Brasil y fue primer socio de Honor del Sindicato Médico del Uruguay.Publicó más de doscientas ediciones nacionales e internacionales y treinta libros, catorce de ellos sobre Etoecología. Se postuló como candidato a la Presidencia de la República, al Senado y a la Cámara de Diputados en las elecciones de 1989 y nuevamente en las elecciones de 1994 por el Partido Verde Eto-Ecologista, logrando en la primera oportunidad 11.000 votos (0,55 % del electorado) y 5.500 en la segunda (0,27%).
Condecorado con el Premio a la Labor Intelectual 1990, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay. Y con el Primer premio Nacional del Medio Ambiente 1991, otorgado por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay. Designado el 16 de abril de 1999 como el séptimo Académico de Honor, de la Academia Nacional de Letras del Uruguay. Falleció a los 100 años y 1 mes, en plena actividad pese a su longevidad. En su homenaje, se creó en el departamento de Flores, Uruguay, la Reserva de Flora y Fauna Dr. Rodolfo Tálice, ubicada en la ruta 3 km 204 (a 3 km de la ciudad de Trinidad).
En el año 1999 quien escribe este artículo, llegaba a su casa para entrevistarlo un hermoso encuentro que con el tiempo se vería reflejado en el libro “Cronista de Barrio”.

 

 

OBDULIO VARELA
LA HISTORIA DE UN HOMBRE GANADOR

 


Nació el 20 de setiembre de 1917 y en realidad su nombre es Obdulio Jacinto Muiño Varela, ya que su padre lo reconoció tiempo después. Comenzó a jugar al fútbol en forma amateur en los clubes “Fortaleza”, “Dublin” y “Pascual Somma”. Su inicio oficial en un club de la Asociación Uruguaya de Fútbol se produjo en el Deportivo Juventud de la División Intermedia, en donde debutó el 30 de agosto de 1936 derrotando 1 a 0 al “Intrépido Belgrano” en la cancha del Deportivo en el viejo barrio Paysandú. Pasó luego a “Montevideo Wanderers F.C” , el 12 de marzo de 1938. Debutó con los bohemios en un partido amistoso de Segunda División en abril de ese años contra Liverpool y ganó Wanderers por 3 a 1 en el Parque Rodó. El 22 de mayo de 1938 hace su aparición oficial en la Copa de Honor, perdiendo Wanderers contra River Plate por 1 a 0 en la cancha de Bella Vista. El 7 de agosto de 1938 Obdulio debuta oficialmente en el estadio Centenario ante Peñarol. Nunca olvidará ese partido: Wanderers le ganó a Peñarol por la sexta fecha del Campeonato Uruguayo por 2 a 1, formando con Besuzzo, Seoane, y Muniz, Peláez, Obdulio y Denis, García, Vigorito, Fager, Aguiar y Amarillo.

En 1943, Obdulio pasa a Peñarol y debuta con los aurinegros el 17 de abril, por el Torneo Competencia, enfrentando a Sud América. Peñarol integrado con Máspoli, Prado y Muniz, Vecino, Obdulio y Raúl Rodríguez, Gelpi, Chirimini, Laferrara, Vázquez y Emeal , derrotó a los naranjitas por 4 a 0. Jugó su último partido en Peñarol, el que marcaría el retiro definitivo del fútbol del “Negro Jefe”, el 19 de junio de 1955, en Río de Janeiro ante el América. Roque Máspoli y él se hallaban a cargo de la dirección técnica del equipo. Peñarol salió a jugar ese partido integrado con Borghini, Mirto Davoine y William Martínez, Rodriguez Andrade, Vicente Mouriño y Elías Barrios, Borges, Abadie, Miguez , Romay y Galván, Obdulio se incluyó en los últimos 45 minutos, en el segundo tiempo de un partido que se estaba perdiendo. Jugó y se convenció de que ya no estaba para más. Así cayó el telón para una campaña victoriosa. Esa noche, Peñarol perdió ante el América por 4 a 1. Con la camiseta celeste, Obdulio jugó 53 partidos, de los cuales ganó 30 y empató 6. Debutó en el campeonato Sudamericano de 1939, en Perú, siendo jugador de Wanderers, derrotando a Chile por 3 a 2. En esa oportunidad ingresó en el segundo tiempo, suplantando a Galvalisi. El último partido con Uruguay lo jugó por la Copa “Jules Rimet” de 1954, en Suiza, venciendo a Inglaterra por 4 a 2. En ese encuentro el tanteador estaba empatando 1 a 1. A los 39 mintos del primer tiempo, Obdulio vio el claro y remató desde 30 metros. Fue gol. Pero también, cual león herido, cayó en medio de un gemido motivado por un desgarro que lo radió del torneo.
Queremos decirles a los queridos lectores, que REVISTA RAICES y ANFA Asociación Nacional del Futbol Amateur , y por la iniciativa del gran campeón de Maracaná Julio “Poroto” Britos, de igual nombre y apellido, estamos gestionando ante la IMM de Montevideo un espacio público en el barrio Villa Española (calles 20 de Febrero, Larravide y Tomás Claramount ) , como homenaje a tres campeones mundiales que vivieron toda la vida en este barrio. Para ello se suma el artista Álvaro Errandonea, artista que trabaja la técnica “mosaiquismo” , trabajo con cerámicas y azulejos para plasmar una hermosa obra tributo a estos grandes campeones de Maracaná.

 

 

ISIDRO RUBEN ALONSO – PADRE CACHO

Su infancia (Primera Parte)

Nació en Montevideo el 15 de mayo de 1929. Hijo de Don Dámaso Alonso (maestro panadero) y Doña María Candelaria (ama de casa y costurera). En sus primeros años de vida tuvo algunos problemas de salud que requirieron mayores cuidados de sus padres y atención médica. Desde pequeño tomaba aceite de bacalao para fortificarse, pues sus problemas eran bronco pulmonares y de oídos, esto determinó que comenzara sus estudios en una escuela al aire libre en las calles 8 de octubre y Centenario. Allí cursó 1º y 2º año, una vez obtenida el alta médica pasó a la escuela normal concurriendo al Colegio Maristas, por becas conseguidas por su padre. Desde niño y en su época de estudiante fue un poco travieso. En el entorno familiar se le decía “Chiquito” , apodo que se mantuvo pues su hermano menor, nace cuando el contaba con 4 años. Más tarde en la época estudiantil le llamaban “Cachete” en la deformación le quedó “Cacho”. En su infancia buscaba siempre estar cerca de la figura de su padre Don Dámaso, hombre de gran tolerancia y de gran fe. La secundaria la comenzó en el Colegio Pío (Villa Colón). A los 12 años ingresó al Seminario Salesiano del Manga.

PADRE CACHO Su vocación religiosa

Su vocación religiosa, ya la traía implícita desde su casa, ya que su padre luego de trabajar en la Panadería como maestro panadero, pasaba por la Iglesia de su barrio (Monseñor Ricardo Isasa), para preparar los distintos paquetes de ayudas a los más carenciados. Indudablemente ese camino de solidaridad, Cacho lo fue calibrando desde muy pequeño. Su idea inicial era entrar en la Congregación Jesuita, lo que fue disuadido por familiares y amigos cercanos ya que su estado delicado de salud no le permitiría continuar exponiéndose a los distintos sacrificios que esa congregación le marcara. Es allí que decide seguir sus estudios en el Seminario del Manga (Salesianos) , para luego marchar a Córdoba y ordenarse sacerdote allí, en el año 1959, haciendo la confirmación en el Maturana (Montevideo) en diciembre de ese mismo año. Luego de pasar por Salto y Paysandú (Nuestra Señora del Rosario) en la década del 60, siente que de alguna manera el encuentro con Jesús lo iba a tener en algún barrio carenciado. Para la década del 70 se lo encontraría haciendo su primera experiencia de convivencia en un barrio pobre de Rivera (Pueblo Nuevo) con dos sacerdotes más. Ellos eran Eulalio Landa y José Carcabelos. Esta experiencia fue abortada por problemas de enfermedad de Landa quién sufre una regresión psicológica que lo lleva a requerir atención médica en Montevideo. Otro de los motivos del no poder concretar esa experiencia fue que Cacho y sus compañeros recibían de parte de las autoridades defactas de aquellos tiempos (dictadura) una persecución por el compromiso de opción por los pobres, creando conciencia en sus derechos avasallados. Cacho decide en común acuerdo con el Arzobispo de Montevideo Mons. Carlos Parteli , continuar esa experiencia desde una Parroquia inserta en un contexto de extrema pobreza en el Barrio Marconi (Sagrados Corazones de Jesús , más conocida por Parroquia Possolo) , a metros de la Cancha de Peñarol, Las Acacias.

 

Su infancia (Ultima Parte)

PADRE CACHO – Paysandú – Rivera y su llegada a Montevideo.


Cacho estando en Paysandú presenta un proyecto a sus superiores, el mismo trataba de compartir la vida en un barrio pobre de alguna localidad del departamento. Sus superiores le contestan muy a regañadientes que era autorizado a realizarlo pero este debería ser en el departamento de Rivera porque allí la congregación no estaba muy http://www.raicesuruguay.com/raices/cacho_siervodedios_clip_image002.pngfuerte en presencia. Debería estar acompañado por dos sacerdotes más y esto recayó en Eulalio Landa y José Carcabelos, deberían financiar ese período de experiencia de “Pequeña Comunidad”, pagarse el alquiler de la vivienda y mantenerse. Allá marchan para integrarse con los vecinos de “Pueblo Nuevo”. El país vivía en dictadura por lo que a los religiosos no se le hizo fácil su trabajo. Eran hostigados por las fuerzas del orden en forma reiteradas, en torno a la casilla se acercaban los jóvenes y eso no era bien visto porque pensaban que estos eran concientizados, nada de ello era real. Luego de un tiempo este proyecto debió finalizar no como quería Cacho y sus compañeros. Cacho viaja a Montevideo para entablar comunicación con el Arzobispo Mr. Carlos Parteli, ya tenía decidido dejar su congregación y pasar al Clero Diocesano, este le permitía mayor libertad para convivir junto a los pobres, vocación que en Cacho le golpeaba fuerte desde mucho tiempo. Mr. Carlos Parteli lo destina a la Parroquia Sagrados Corazones de Jesús, conocida por Parroquia de Possolo, por encontrarse sobre la calle del mismo nombre en el barrio Las Acacias, muy próximo a los barrios Marconi y Plácido Ellauri. Luego de concretar sus exploraciones por el barrio, Cacho es invitado a vivir en el Plácido Ellauri por los vecinos. Para ello fue fundamental Dora Paredes (vecina del Plácido que tenía un merendero en su casa, quién iba a la parroquia en la que se encontraba Cacho a buscar la leche en polvo). El Padre Cacho llega como un vecino más , al poco tiempo se requiere de su ayuda por parte de unos vecinos de Timbúes y Aparicio Saravia quienes estaban amenazados de ser desalojados del terreno en que se encontraban, es allí que Cacho se pone en contacto con dos sacerdotes amigos que estaban formando un grupo de ayuda en Stella Maris de Carrasco , los padres Ramírez y Daniel Bazzano, logran encausar la ayuda de este grupo (Juntos Podemos), al frente del mismo se encontraba Elisita Bordaberry  y otras personas más que ayudan para comprar los terrenos , las primeras herramientas y las bloqueras con las cuales se hacen los bloques para levantar el Centro Comunal San Vicente, lugar este que se tomaría para las reuniones del barrio , lugar para lavar la ropa en los grandes piletones y diseñar las primeras casitas de los vecinos , quienes en gran parte desarrollaban la tarea de clasificadores de residuos. Con el tiempo Cacho tiene que ver con ocho comunidades más con la construcción de sus viviendas, talleres de herrería, Cestería, veterinaria, guarderías y muchos emprendimientos más entre ellos la cooperativa de clasificadores.

 

 

LUISA LUISI


Su padre, Ángel Luisi Pisano, italiano, trajo a América sus ideas masónicas de libertad, y su madre, María Teresa Josefina Janicki, maestra, hija de polacos exiliados en Francia, llegaron recién casados a Entre RíosArgentina, en 1872, se trasladaron a PaysandúUruguay, en 1878, y finalmente se instalaron en Montevideo en 1887.
Los Luisi - Janicki fueron una familia de trabajadores y educadores que se desarrolló en un ambiente de resistencia y rebeldía, de pensamiento muy liberal para la época. Sus seis hijas estudiaron magisterio y varias de ellas siguieron carreras universitarias, siendo de las primeras mujeres profesionales uruguayas.


Luisa fue una estudiante aplicada, estudió Magisterio en el Instituto Normal de Señoritas "María Stagnero de Munar", carrera en que se graduó en 1903. Inició su carrera como ayudante de la Escuela de Tercer Grado Nº 2, para luego dirigir la Escuela de Práctica de segundo grado y la Escuela de Aplicación.  Muy joven aún, fue redactora del diario La Razón de Montevideo. Integró el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal desde 1925 hasta su jubilación en 1929. Fue profesora de idioma español en la Sección Femenina de Enseñanza Secundaria, y de Lectura y declamación en el Instituto María Stagnero de Munar.

Publicó cuatro poemarios, mientras que también incursionó en la prosa con otros cuatro trabajos editados y principalmente dedicados a la educación. Participó como delegada oficial en el Congreso del Niño realizado en Buenos Aires en 1916, y ocupó el cargo de secretaria en la Sección Educación del Segundo Congreso del Niño, llevado a cabo en Montevideo tres años después. Contrajo en su madurez una parálisis irreversible que la confinó a una vida sedentaria. Se destacó además como crítica literaria. Fue declarada socia honoraria por la Asociación de Profesores de Primaria de Río de Janeiro.


Su labor pedagógica


Luisa Luisi pregonó una visión global del proceso educacional, por lo que impulsó proyectos de reestructura de las escuelas. Se concentró en el cuidado de lo particular, impulsando la adecuación de las estructuras edilicias de las escuelas: los edificios debían ser utilitarios, pero contemplar cierto sentido artístico, siendo sobrios y con elementos naturales). Promovió la revisión de elementos educativos, como las canciones enseñadas a los alumnos o las láminas que se exponen en las aulas; la estimulación de los paseos al aire libre, del canto, gimnasia y dibujo como actividades indispensables, así como la reducción del número de niños por clase. También proclamaba la idea de que la escuela debía ser un lugar de compensación de las deficiencias educacionales del hogar, un lugar en el cual se pudieran despertar en el niño “ideas de grandeza que la vida ha de destruir después”. “No olvidemos que la escuela debe ser el recinto en donde, siquiera una vez en la vida, el hombre realice la igualdad absoluta, sólo rota por el mérito o la virtud de cada niño”. Para Luisa Luisi era la escuela el lugar donde brindar oportunidades, y este concepto se convirtió en la plataforma para la defensa de la educación terciaria femenina.

 

MANUEL ROSÉ

Manuel Rosé nació en Las Piedras el 9 de enero de 1882.


 

Su abuelo comerciante de origen francés, se había establecido en Las Piedras entre 1808 y 1810, instalando una curtiembre de referencia en la zona.El Pintor tempranamente buscó contactos con el campo en el departamento de Flores primero, y luego en Las  Piedras.Allí experimentó con la naturaleza, las riberas del río, sus paisajes, el aprendizaje del color, la vida de los paisanos y los caballos que le fascinaban.Ha pintado los paisajes de los alrededores de Las Piedras, donde vivió largos años y de las Sierras de Córdoba de donde es natural su mujer.Estudió en la Academia de Bellas Artes de Roma y en París. A su regreso a Uruguay en 1907, se presenta al Círculo de bellas Artes, obtiene una beca partiendo nuevamente a Europa. En esta segunda oportunidad, vive la experiencia de los nuevos movimientos en el arte. Conoce de cerca las obras de los maestros impresionistas y post-impresionistas. Luego en el Salón de 1905, con Matisse, Marquet y Duffy. Presencia los comienzos del cubismo entre Picasso y Juan Gris. Más tarde conoce al mallorquino Anglada Camarasa, se instala en su taller.

 

 

 


En 1914 fue nombrado Director del Círculo de Bellas Artes, renuncia en 1917. En éste último año se casa con Zulma Cora Newton y decide instalarse definitivamente en Las Piedras, trabajará en su taller y con compromisos especiales por la envergadura de las obras: ”Artigas en el Cerrito” y “La Batalla de Las Piedras”. Son dos obras que se destacan dentro de los temas históricos, ambas se encuentran en el Palacio Legislativo, como así también “La Asamblea de la Florida” que se puede ver en el edificio de la Intendencia de Florida.
En relación a las obras históricas, el pintor se propuso ampliar los espacios de su taller, en Las Piedras, para que le cupiesen los caballos y los gauchos, que necesitaba para la modelación de sus grandes lienzos de tema histórico, como el de La Batalla de las Piedras.
Falleció en Montevideo el 16 de enero de 1961. Sus restos descansan en la ciudad de Las Piedras.

 

 

SAMUEL LAFONE (Parte I)


Descendiente de franceses hugonotes emigrados a las Islas Británicas en tiempos de persecución religiosa, a fines del siglo XVI, se radicó en Buenos Aires en 1825, dedicándose al comercio de exportación de cueros, consecuencia de que su familia tenía una curtiembre en su ciudad natal. Sus negocios fueron fructíferos y posibilitaron el arribo de su medio hermano, Alejandro Ross Lafone, con quien formó una sociedad acopiadora de productos ganaderos (charque, sebo, cueros salados y secos) e importadora desde Gran Bretaña de tejidos de lana, algodones, ferretería, juguetería y loza. También traían mercaderías de FranciaAlemania y de las Indias Orientales. Su vida familiar se inició de manera azarosa al contraer matrimonio con una criolla, María Fligia de Quevedo y Alsina, hija de un importante comerciante español, de credo católico, pero la pareja se unió en 1832 en matrimonio dentro de la fe protestante en una ceremonia secreta, oficiada por un pastor norteamericano. Lafone fue condenado a pagar una multa de mil pesos y, junto a su hermano, recibieron la orden de salir de Argentina. En 1833 Lafone, su esposa, su hermano y su cuñado, Juan Quevedo, se trasladaron a Montevideo. Entre las muchas obras que este inmigrante inglés dejó en Montevideo, se halla la iniciativa de fundación en 1842 del pueblo de "La Teja", oficialmente llamado "Pueblo Victoria" en homenaje a la Reina Victoria I del Reino Unido, pero popularmente conocido por el material con que estaban construidos los techos a dos aguas de sus casas al estilo británico. En las tierras del antiguo pago "Jesús María", entre los arroyos Pantanoso y Miguelete, en terrenos que primero arrendó en 1833 a la sociedad formada por Francisco Juanicó y Andrés Cavaillon y luego adquirió en propiedad en 1841, Lafone instaló un establecimiento saladeril modelo. Para propagar el culto protestante y evitar problemas a las colectividades que profesaban esa fe, en 1845, en Montevideo, en la zona del Cubo del Sur, promovió la construcción del Templo Inglés, dedicado a la Santísima Trinidad, valorado en 50.000 pesos, donde se realizaron los ritos protestantes.

 

El saladero del Pantanoso

De sus numerosos negocios puso en funcionamiento un saladero en una superficie de 1000 cuadras sobre el arroyo Pantanoso, en el paraje de Rincón del Cerro. El establecimiento se hizo famoso por los métodos modernos de higiene, de salado y de embalaje. La instalación del saladero fue la compra realizada por Lafone de una tercera parte de los terrenos indivisos y de las pertenencias de una sociedad integrada por Atanasio Aguirre, Juan Miguel Martínez y Federico Lecocq. Se ubicó lindero al Cerro fuera de la Zanja Reyuna. Fue uno de los primeros en ubicarse fuera de la zona habitual de saladeros en los Pocitos. El saladero de Lafone tenía numerosos galpones, construcciones y viviendas para sus obreros, cuyos techos, imitando las construcciones de las Islas Británicas, eran a dos aguas y de tejas. El Pueblo Victoria tenía 122 manzanas delineadas en 1842 por los agrimensores de la Comisión Topográfica, Gutiérrez y Eguía. El varadero de La Teja y los terrenos que ocupaba el saladero fueron adquiridos en 1914 por el Estado, ya ruinosos. Allí, y en terrenos ganados al mar por la obra del puerto de Montevideo, se instalaría la planta de ANCAP.

SAMUEL LAFONE (Última Parte)

Los negocios del mercado

Hacia 1841 Lafone era depositario de cuarenta y siete letras del gobierno que importaban 40.124 reís. Estas letras serían efectivas con el remate de las rentas del Mercado. Las inquietudes de pérdida de dinero de Lafone salieron a la luz cuando organizó con varios comerciantes una sociedad para construir en Montevideo un mercado. Solicitó y comunicó las gestiones al gobierno, que una vez finalizada la Guerra Grande, aspiraba a adquirir el Fuerte de San José, para demolerlo y levantar allí un mercado. La sociedad alquilaría los lugares de venta, siendo el predio, no la construcción, propiedad del gobierno, pero esta iniciativa no prosperó.

Lafone prestamista

En el período de la Guerra Grande Lafone fue una de los más importantes prestamistas y acreedores del Gobierno de la Defensa y de particulares. Junto a Carlile Smith, en 1840 se declararon acreedores de la mitad de la Plaza Independencia y de un solar en la Plaza Constitución que no había recibido, además de rentas de aduana. También fue un fuerte accionista de la Sociedad Compradora de Rentas de Aduana, integrante de la Sociedad de Cambios y socio fundador del Banco Comercial.

Las explotaciones marítimas

La más productiva e importante compra de tierras públicas la inició en sociedad con su medio hermano Alejandro Ross Lafone, para adquirir la península de Punta del Este, a pocos kilómetros del pueblo de Maldonado. En 1843 el almirante George Sartorius fue comisionado por una empresa naviera inglesa para acondicionar la Isla Gorriti como lugar de acopio de carbón. Fue su parecer junto con el de Samuel y Alejandro Lafone, que Maldonado y su bahía poseía óptimas condiciones de ubicación para un puerto al sur de Santa Catarina. El marino y los comerciantes consideraron que podía transformarse en el principal puerto de desembarco de pasajeros y carga del Atlántico Sur. Su plan consistía en unir la isla Gorriti con tierra firme, levantando un muelle sobre la Boca Chica. La compañía propuso al gobierno comprar los derechos sobre la isla por mil quinientos pesos, propuesta que fue aceptada. La publicación del convenio despertó las críticas de los gobiernos extranjeros, en especial el argentino, que discrepó con la idea de fortificar la boca del Río de la Plata, transformando a Maldonado en el control del comercio regional. Las expectativas del grupo se concentraban en la explotación de los lobos y focas e ir hacia el sur a la pesca de la ballena. El gobierno aceptó con rapidez la propuesta, debido a los apremios económicos que soportaba a causa de la guerra. La venta se realizó el 27 de septiembre de 1843. Así el gobierno vendió la península de Punta del Este. Los compradores cedieron al gobierno 120 manzanas para crear un pueblo. Los hermanos Lafone entregaron para el pago de los derechos de la caza de los anfibios, y los bonos y papeles que el propio gobierno les había entregado. La escritura de pesca se extendía hasta el 4 de diciembre de 1855.

 

HUMBERTO PITTAMIGLIO


Sus padres fueron Juan Domingo Pittamiglio, y Julia Bonifacio, de origen italiano, quienes se establecieron en Montevideo a fines del 1800. De este matrimonio nacieron cuatro hijos y dos hijas. El niño Humberto, fue bautizado, el 29 de septiembre de 1888, en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en la zona del Cordón. El padre era zapatero y el joven Humberto, debió trabajar desde pequeño , se destacó por su inteligencia y dedicación, lo que le permitió obtener en 1918, el título de Arquitecto e Ingeniero, expedido por la Facultad de Matemáticas y Ramas Anexas de la Universidad de la República. En 1910 adquirió los terrenos de Punta Trouville, en la rambla de Montevideo, donde poco después iniciaría la edificación del castillo que lo hizo famoso. Este edificio se encuentra hoy rodeado de torres residenciales, pero la proa de barco y la Victoria de Samotracia de su fachada resultan inconfundibles entre el vidrio y el cemento. Se dedicó a la política, y entre marzo de 1915 y diciembre de 1918, ocupó el cargo de Edil de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, durante el Gobierno de Feliciano Viera. En este período publicó un libro titulado Estudio sobre la iluminación de Montevideo, destacándose además su interés por la figura de José Martí, y su contribución para designar una calle de Montevideo con su nombre. Entre otras cosas, bregó por la difusión de la cultura y el arte, proponiendo la creación de un Salón Municipal de Pintura y Escultura. En 1916, fue elegido Presidente de la Comisión Departamental de Instrucción Primaria, y en 1919 ocupó el cargo de Ministro Interino de Obras Públicas, destacándose su humanismo por la presentación de un proyecto para la construcción de viviendas económicas en la zona de La Unión. Fue un hábil empresario, y se asoció con el Ingeniero Adolfo Shaw, en una de las empresas constructoras más importantes de la época en el país (Adolfo Shaw S.A.). Dicha empresa intervino en obras como el Hospital de ClínicasInstituto Alfredo Vásquez AcevedoPalacio MunicipalFacultad de Agronomía, entre otras. Fue amigo del presidente Baltasar Brum, con el que había compartido aventuras en los tiempos de estudiante. A causa de esta amistad, había aceptado la responsabilidad de integrar la Junta Económica-Administrativa y hacerse cargo interinamente del Ministerio de Obras Públicas. Otro personaje notorio, en la vida y obra de Pittamiglio, fue Francisco Piria, un empresario que fundó la ciudad de Piriápolis, y que fue su maestro de alquimia. En esta época, le agregó una "H" a su nombre Umberto, debido al simbolismo que esa letra tiene para los alquimistas. Mantuvo una fluida relación con el famoso músico de origen francés André Giot de Badet, de quien fue su mecenas, y con quien compartió numerosas actividades en Montevideo. Entre sus legados materiales se destaca el castillo que dejó en la rambla de Montevideo, que hoy es un museo y espacio cultural, otro castillo en Las Flores (Maldonado, Uruguay), y la Quinta de la Villa Colón (Montevideo). También la hoy Heladería Cantegrill en la esquina de 21 de Septiembre y Williman y el edificio San Felipe y Santiago, entre Guayabos y el Pasaje Emilio Frugoni, detrás de la Universidad de la República. Humberto Pittamiglio falleció en Montevideo, el 28 de septiembre de 1966, soltero y sin hijos, víctima de una bronconeumonía. Legó sus bienes a instituciones filantrópicas y del Estado, dejando el castillo de la rambla a la Intendencia Municipal de Montevideo solicitando en su testamento que parte del edificio fuera destinada a museo de acuarelas, óleos, grabados y esculturas hasta su retorno. Fue enterrado en el Cementerio Central junto a su familia.

 

JOSE BELLONI

Nació en la ciudad de Montevideo el 12 de setiembre de 1882. Muy joven se trasladó a Europa, comenzando su carrera artística en Lugano (Suiza) bajo la dirección del maestro Luis Vasseli, en la Escuela Profesional de dicha ciudad.Vuelto al Uruguay obtuvo por concurso una beca de escultura en el año 1899. Regresó a Europa, concurriendo a la Academia de Munich, enviando anualmente sus trabajos a las exposiciones de esa ciudad, como asimismo a las de Roma, Ginebra, Budapest, Lugano, Lausana y Neuchatel. Enseñó dibujo profesional en Tesino (Suiza).
Finalizada su beca regresó a Montevideo, donde fue designado por la Comisión del Círculo Fomento de Bellas Artes, para dirigir las clases de modelado y de dibujo ornamental, cargo que ocupó hasta el año 1914, cuando con motivo de la muerte del pintor Carlos María de Herrera, director del Círculo fue designado para ocupar esa vacante. En el año 1910 concurrió a la exposición de Arte del Centenerio Argentino, en el que obtuvo una medalla de plata por su obra "Angustia". En el año 1914, realizó el monumento conmemorativo a la memoria del pintor uruguayo Carlos María de Herrera, ubicado en el Paseo del Prado. Dentro de su vastísima obra cabe mencionar el monumento a "La Carreta", emplazado en el Parque Batlle y Ordoñez, una de las más admirables obras del género escultórico, que alcanzara justa fama universal, así como "La Diligencia", ubicada en el Prado, obra de similares características a la anterior.
Es también autor de algunas figuras decorativas del Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo y de bajorrelieves que se hallan al frente de dicho edificio.
Paralelamente a su producción artítica se desempeñó en la docencia, al frente de la clase de modelado y dibujo al natural y modelo vivo en la Facultad de Arquitectura. Una desbordante tarea de taller absorbió lo mejor del genio creador del artista.
"Nuevos Rumbos", inaugurado en 1948, sito en el Parque Rodó de Montevideo.
Es así que entre las diversas esculturas ubicadas en diferentes lugares públicos de Montevideo se puede citar: los monumentos a Ansina, Juan Manuel Blanes, Dr. Julio Carrere, El Aguatero, El Entrevero, Dr. Luis Morquio, Nuevos Rumbos, José Enrique Rodó, Guillermo Tell y María Eugenia Vaz Ferreira.
Falleció el 28 de noviembre de 1965, en la ciudad de Montevideo, en la que ha quedado perpetuado el genio creador del gran maestro.
Estatuas y Monumentos de Montevideo

 

Juan Zorrilla de San Martín


Nació en Montevideo el 28 de diciembre de 1855, hijo del español Juan Manuel Zorrilla de San Martín y de la uruguaya Alejandrina del Pozo y Aragón, familia muy católica. Su madre falleció cuando el poeta tenía apenas un año y medio de vida. Fue criado con cariño y dedicación por su tía Juliana del Pozo y Aragón, esposa de Martín García de Zúñiga. Junto a su hermano Alejandro, en 1865 fue llevado por su padre a cursar sus estudios en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa FeRepública Argentina. Entre 1867 y 1872 estudió en el Colegio de los Padres Bayoneses, en Montevideo, lugar en el que comenzó sus estudios universitarios. Se recibió de bachiller en Santa Fe, en 1872. Entre 1874 y 1877 estudió en el Colegio de los Padres Jesuitas de Santiago de Chile hasta completar sus estudios como licenciado en Letras y Ciencias Políticas. En ese período colaboró en la redacción de “La estrella de Chile” y publicó “Notas de un Himno”. En Chile recibió la influencia de las lecturas románticas de José ZorrillaJosé de Espronceda y sobre todo, Gustavo Adolfo Bécquer. En 1907 el gobierno uruguayo le encargó la creación de un ensayo histórico sobre la figura de José Gervasio Artigas, que tendría la finalidad de aportar datos a los artistas interesados en presentarse en un concurso de creación de una escultura al prócer. Dicho ensayo fue editado finalmente en 1910 y se tituló "La epopeya de Artigas".
Matrimonio y Descendencia

 

En primeras nupcias se casó con Elvira Blanco Sienra, hija de Juan Ildefonso Blanco y nieta del Constituyente Juan Benito Blanco, con quien tuvo seis hijos: María Antonia, Alejandro María, Juan Carlos Modesto, Gerardo Luciano, Elvira Anselma y Rafael Vicente.
A pocos años de la muerte de ésta, contrajo enlace con su hermana, Concepción Blanco Sienra, quien le diera diez hijos: Rafael María, José Luis, Martín, Antonio Gabriel, Ignacio Juan Francisco, Francisco, Alfonso María, Juan León, Pedro de Alcántara, Concepción Elvira y Agustín Felipe.Uno de sus hijos fue el escultor José Luis Zorrilla de San Martín, quien en 1921 dirigiera la última transformación de su casa del barrio montevideano de Punta Carretas, diseñando el actual comedor con la chimenea que lleva labrado en su parte superior el escudo de los Zorrilla de San Martín donde figura el lema “Velar se debe la vida de tal suerte que viva quede en la muerte”. Entre sus descendientes se encuentran el exdiputado por San José y ex Embajador, Alejandro Zorrilla de San Martín, la actriz China Zorrilla, la vestuarista Guma Zorrilla, los pintores Alfredo Zorrilla, Enrique Zorrilla de San Martín y Miguel Herrera Zorrilla y el escritor Enrique Estrázulas, entre otros.

 

JUAN MANUEL BLANES


Nace el 8 de junio de 1830, de padre español y madre argentina. A la edad de quince años se traslada con su madre y hermanos al campo sitiador del Gral. Manuel Oribe (Guerra Grande), donde trabaja como ayudante tipógrafo en la imprenta de "El Defensor de la Independencia Americana".

Terminada la guerra, instala en Montevideo su primer taller de pintura aspirando a profesionalizarse en esa disciplina mientras trabaja como retratista. En 1855 se une a la Sra. María Linari, con quien contraerá matrimonio tiempo después. En ese año viajan juntos a Salto, ya con un primer hijo de ambos, Juan Luis. Allí realiza algunos retratos y cuadros religiosos. A fines de 1856, diversas circunstancias le llevan a territorio de la Confederación Argentina, visitando al caudillo Justo José de Urquiza en su Palacio de San José.

Es entonces que comienzan sus primeras experiencias como pintor de historia, en ocho grandes lienzos que Urquiza le encarga para celebrar sus victorias militares. Después de pintar también allí la cúpula de la Capilla del Palacio, finalizada en 1859, Blanes regresa a Montevideo con su familia. Continúa dedicándose al retrato, consiguiendo cierta clientela a gusto, sobre todo entre las nuevas capas sociales adineradas.En 1860 obtiene una beca del Gobierno para estudiar pintura en la Academia de Florencia. Viajando a fines del año siguiente con su mujer y dos hijos, Juan Luis y Nicanor. En Florencia ingresa a la academia del maestro Antonio Císeri, donde se dedica a estudiar desde el principio nociones de dibujo y luego de pintura, dentro de los cánones más ortodoxos de la enseñanza académica de la época.

Regresa a Montevideo en 1864. Desde ese momento hasta 1879, en que emprende un segundo viaje a Europa, completa un período particularmente significativo de su obra artística.Además de realizar buena parte de su pintura costumbrista referida al gaucho y las faenas rurales, realiza varios retratos, entre los que se destacan Retrato de la madre del artista Retrato de Juan Manuel Besnes Irigoyen. Pero realiza también varios óleos importantes referidos a episodios históricos, como La muerte del Gral. Venancio Flores (1868), Asesinato de Florencio Varela (1870), Un Episodio de la Fiebre Amarilla en Buenos Aires (1871), el boceto para La Jura de la Constitución (1872), La Revista de Rancagua (1872), Los últimos momentos del General José Miguel Carrera y el Juramento de los Treinta y Tres Orientales (1875-1877).Durante su segunda estadía en Europa (1879-1883) practica, entre otros, el género alegórico, poniendo especial énfasis en episodios históricos rioplatenses en parte ya incursionados por la literatura, como es el caso de La ParaguayaLa CautivaEl último ParaguayoCómo muere un OrientalEl Angel de los Charrúas, etc.

A su regreso a Uruguay, realiza algunos trabajos por encargo oficial. Entre ellos, los estudios para un retrato del Gral. José Gervasio Artigas y la Revista de 1885, dedicada al Gral. Máximo Santos por sus amigos. Es también de ésta época el célebre retrato de Carlota Ferreira, con quien mantuviera un conflictivo romance y quien fuera, además, mujer de su hijo Nicanor.En 1889 fallece su mujer, María Linari, y en 1890 decide viajar a Europa para reunirse con sus hijos en Italia, intentando una imposible reunificación familiar. Blanes regresa a Montevideo en 1891 y termina poco después La Revista de Río Negro, dedicada a la campaña del Gral. Roca en la Argentina. Más tarde pinta una serie de alegorías tardías de tono político y culmina su retrato de Artigas.En 1895 fallece su hijo Juan Luis en un accidente, pierde los rastros de Nicanor que había quedado en Italia y agoniza su hermano Mauricio, con quien tuviera una estrecha relación durante toda su vida. El 2 de mayo de 1898, Blanes parte nuevamente para Europa, acompañado de la modelo Beatriz Manetti, procurando encontrar a su hijo desaparecido mientras continúa pintando el inconcluso cuadro de la Batalla de Sarandí.

Muere en Pisa el 15 de abril de 1901. Sus restos son traídos más tarde a Montevideo, donde reciben sepultura el día 29 de junio de ese mismo año.

 

JUAN MANUEL BESNES E IRIGOYEN, primer pintor uruguayo

                                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nacido en 1789 y muerto en 1865, Juan Manuel Besnes e Irigoyen vivió y actuó durante uno de los periodos más intensos y fértiles de la historia uruguaya, americana y europea. Hizo estudios primarios en San Sebastián, España, su lugar de origen, de donde salió en busca de fortuna a la deseada América, tierra de promisión (...).
Llegó a Montevideo el 21 de mayo de 1809, a los 20 años. En la ciudad-puerto del Río de la Plata será empleado de oficinas públicas mientras observa tambalear el poder hispánico en las colonias de la región luego de las invasiones inglesas de 1806-07 y, en 1808 (al entrar en España los ejércitos de Napoleón), la instalación de la primera junta de Gobierno independiente en la capital porteña. Entre 1810 y 1824, afirma su condición de docente, contrae matrimonio, en tanto que una corriente emancipadora de las metrópolis imperiales sacude América hispana. Montevideo contaba con diez mil habitantes, partícipes de una guerra civil rioplatense, la adhesión al carismático Artigas y sus ideales federalistas que buscan conformar una nueva identidad nacional, truncada por la invasión lusitana y la instauración de la Provincia Cisplatina. En esa vertiginosa sucesión de hechos, se inscribe la Cruzada Libertadora de Lavalleja (1825) y la proclamación de Uruguay como nación independiente en 1830. En su tierna madurez, Besnes se integró a la sociedad epocal con flexibilidad ideológica, representó a las personalidades más conspicuas en su calidad de dibujante, pintor y litógrafo, cuando ya la ciudad amurallada contaba con catorce mil habitantes. Se aproximó al primer presidente constitucional de Uruguay, Rivera (...), recorrió la campaña con las huestes riverenses durante la Guerra Grande (1839-51) y luego con el general Venancio Flores (1855), mientras vio crecer a Juan Manuel Blanes, participó en el sitio de Montevideo (1843-51) (...). Frecuentó las tertulias patricias donde se exhibían los retratos del exiliado italiano Cayetano Gallino, garibaldino y masón (...) y vio desfilar a los gobiernos de Juan F. Giró (1852-53), Gabriel Pereyra (1856-60), Bernardo P. Berro (1860-64) y el gobierno de facto de Venancio Flores (1865-68), pautados por fusilamientos e intentonas rebeldes de los caudillos. (...) Debió ser difícil el comportamiento intelectual, cívico y moral de Besnes e Irigoyen, ante el vértigo de los contradictorios sucesos y el porvenir político-social que caracterizó la época.

 

ELADIO DIESTE

El ingeniero Eladio Dieste nació en Artigas, a 600 km de Montevideo, en 1917. Perteneció a una familia de intelectuales gallegos provenientes de Rianxo, provincia de  Coruña, en la cual se destacaron eminentes escritores como sus tíos Rafael y Eduardo Dieste, el primero de gran influencia en Eladio, con el cual compartía su pasión por la geometría. Fue poeta para sus amigos, aunque inédito, y un escritor de prosa insinuante y convincente. Fue católico y progresista, ocasionalmente candidato político. Existe una imagen consolidada de Dieste y su obra –indisolublemente ligados uno con la otra–, que se puede describir en pocos aunque seminales conceptos: por un lado, el dominio tecnológico, en el que el ingeniero se mostró riguroso y económico en la manera de resolver las estructuras; en segundo lugar su ética, llena de humanismo proveniente de su fe y del entorno intelectual al que se vinculó; y por último la calidad artística de su producción. El orden antedicho no implica una jerarquía de cada uno, ya que surge con evidente claridad de la lectura de sus escritos y del análisis de sus obras que son rasgos que interactúan en el autor con singular coherencia. El suyo es un arte casi anónimo, social, donde todos los actores son protagonistas. La atención que prestaba Dieste a los oficios, a la artesanía sin autor, a sus albañiles, denota una admiración por la cultura humana y un hondo respeto por el trabajo. Se notaba en la costumbre del ingeniero de hablar en primera persona del plural, ese “nosotros” que diluye las autorías pero que entraña un enorme orgullo por el trabajo colectivo. Hay una percepción que atraviesa toda la bibliografía que se le ha dedicado según la cual su sapiencia arquitectónica proviene de la cruza entre habilidad tecnológica y sensibilidad artística y un entorno propicio. Así, se han resaltado –y el propio Dieste las anotó– las relaciones con el ambiente del arte, fundamentalmente con Joaquín Torres García y su familia, y otros intelectuales como Esther de Cáceres. También en el ambiente arquitectónico Dieste terminaría siendo reconocido como uno más, superando la barrera corporativa que se había construido a partir de 1915. Su relación con arquitectos destacados de la matriz lecorbusieriana, tanto los uruguayos –Justino Serralta y Carlos Clémot, y sus allegados Luis Basil y Héctor Iglesias– como el catalán Antoni Bonet, lo pusieron en contacto con una línea con la que confluyó naturalmente: arquitectura vernácula interpretada en series más refinadas, y la pasión por el número y la geometría.


Fue buscado para calcular –verbo que no hace honor a su rol en la arquitectura– obras de autores destacados, como Mario Payssé y Luis García Pardo; además de aportar creativamente soluciones que lo convierten en coautor, de todos absorbe enseñanzas de arquitectura. De su carrera destacan naturalmente algunos íconos ya integrados al patrimonio uruguayo, como las iglesias de Atlántida y Durazno, pero la enorme consistencia de toda la obra industrial, clasificada por ellos mismos en tipologías estructurales como bóvedas gausas, torres, etcétera, nos obliga a despojarnos de la sensibilidad estética para volver a la emoción estadística de la producción y el trabajo.
Eladio Dieste falleció en Montevideo el año 2000.

 Jiménez Torrecillas, A. (ed.) (1996) Eladio Dieste: 1943-1996. Catálogo de la exposición. Sevilla, Junta de Andalucía.

 

ATAHUALPA

Nombre

Durante siglos, se creyó que el nombre del último soberano inca, provenía de las voces quechuas: Ataguallpa, Atabalipa o Atawallpa, cuyos significados se construyeron erróneamente por cronistas de la época basándose en la traducción quechua de la palabra «gallo» o «gallina». Se tienen por ejemplo: «gallo feliz» o «ave de la fortuna.  Un estudio lingüístico y etimológico postulado por el historiador y lingüista Rodolfo Cerrón Palomino nos deja dilucidar que el nombre proviene de una construcción fonética del idioma puquina, lengua que fue utilizada por la nobleza inca. Precisamente, tras una serie de análisis, el autor asegura que el término proviene de las voces puquina /ata-w wallpa/ cuyos significados respectivamente, /ata-w/: ‘señalado, elegido’ y /wallpa/: ‘diligente, aplicado, animoso’. Este término también originó el nombre quechua para la gallina o el gallo, animales que fueron introducidos a América durante la colonia. Según el estudio de Cerrón, la voz quechua guallpa se originó como onomatopéyica del nombre del inca.

Nacimiento

Existen dudas sobre el origen de Atahualpa. El desacuerdo se centra principalmente en su lugar de nacimiento. A continuación se muestran las versiones de algunos cronistas e historiadores:
El cronista y soldado Pedro Cieza de León, a partir de sus investigaciones entre los miembros de la nobleza incaica de Cuzco, afirmó que Atahualpa nació en Cuzco, hijo de Tuto Palla o Túpac Palla (nombres quechuas), una «india quilaco» o «natural [de] Quilaco». Este gentilicio podría aludir a alguna etnia de la provincia de Quito e implicaría que se trataba de una esposa de segunda categoría, perteneciente a la élite regional. Rechazó enfáticamente que Atahualpa hubiera nacido en Quito o Caranqui13​ y que su madre fuera la señora de Quito, como algunos en su tiempo afirmaban, ya que cuando nació no existía ningún reino o señorío de Quito. Según Juan de Betanzos, Atahualpa nació en Cuzco y su madre era una ñusta (princesa inca) cuzqueña llamaba Palla Coca, del linaje de Ynga Yupangue (Pachacútec). El cronista indígena Juan de Santa Cruz Pachacuti y el español Bernabé Cobo19​ también afirmaron que Atahualpa nació en Cuzco. Según ellos su madre se llamaba Tocto Ocllo o Tocto Ocllo Coca.
Inca Garcilaso de la Vega y otros cronistas como Pedro PizarroAgustín de ZáratePedro Gutiérrez de Santa Clara y Francisco López de Gómara afirmaron que la madre de Atahualpa era una princesa del Reino de Quito e implican que Atahualpa nació en Quito. Pero existen dudas sobre la existencia del Reino de Quito, y ninguno de estos cronistas menciona el nombre de la princesa. ​En el siglo xviii el sacerdote Juan de Velasco, usando como fuente una supuesta obra de Marcos de Niza (que nunca ha sido encontrada), recopiló información sobre la existencia del Reino de Quito, formado por la etnia de los shyris o scyris, que habría desaparecido al ser conquistado por los incas. Esa obra incluye una lista de los reyes de Quito, el último de los cuales, Cacha Duchicela, habría sido el curaca (cacique inca) derrotado y muerto por el inca Huayna Cápac. Según esta versión, Paccha, la hija de Cacha Duchicela, se habría desposado con Huayna Cápac, y de esa unión habría nacido Atahualpa como hijo legítimo. ​ Varios historiadores, como el peruano Raúl Porras Barrenechea y el ecuatoriano Jacinto Jijón y Caamaño, han rechazado esta versión por carecer de fundamento histórico y arqueológico.

 

EMILIO REUS


Reus nació y vivió en Madrid hasta los veintisiete años. A los veintiún años se había doctorado en Derecho y en Filosofía y Letras, ocupó una cátedra en la universidad en 1880 y fue diputado un año más tarde. Escribió obras de derecho y fue director de la Revista General de Legislación y Jurisprudencia fundada por su padre. De perfil humanista, escribió libros de filosofía y sociología, estrenó dos piezas teatrales y tradujo a Spinoza, con un prólogo muy bien logrado. Fue un financista que mostró sus dotes al jugar audazmente en la Bolsa de Madrid y un empresario que dirigió el canal de Ecija. Mantuvo amistad con la reina Isabel II, lo que le permitió entrar en contacto con importantes empresarios de la época. Dueño de una fortuna, comenzó una ascendente carrera de jurista, escritor, político y hombre de empresa, hasta que un mal negocio bursátil lo llevó a la ruina, durante la crisis que siguió a la muerte del Rey Alfonso XII, y decidió emigrar. Vio en el Río de la Plata una región propicia para el desarrollo de sus ideas empresariales y en 1885 llegó a Buenos Aires, donde ejerció como periodista y economista. Si bien tuvo prosperidad económica durante un tiempo, una crisis financiera lo impulsó a desplazarse hacia Montevideo.

 

 

EL BANCO NACIONAL

En la época que el doctor Reus desembarcó en Montevideo, el gobierno de Máximo Tajes solicitó un proyecto para constituir un banco estatal, lo cual lo motivó a redactarlo rápidamente y realizó la campaña en poco más de dos meses, obteniendo su aprobación. El Banco Nacional - antecesor del Banco Hipotecario del Uruguay - inició su actividad con un capital de 10 millones de pesos. La participación en el proyecto, donde logró nuclear en un sindicato a grandes capitalistas rioplatenses y, posteriormente, en la Gerencia del Banco Nacional, lo llevó a una excelente posición económica. Permaneció en el cargo desde agosto de 1887 a julio del 1888, cuando renunció por discrepancias con el Directorio.

LA EPOCA REUS

La Compañía Nacional de Crédito y Obras Públicas fue la más grande empresa en su género creada hasta ese momento en Montevideo, plaza cuya reducida capacidad económica, hizo de esta compañía el primer "meganegocio" uruguayo. En adelante, todo emprendimiento uruguayo importante tuvo la participación directa o indirecta de Reus, dando lugar a la “época Reus”. Buscó oro en Minas, creó establecimientos ganaderos en Paysandú, fábricas y ampliaciones en el puerto de Montevideo, hasta 1890, cuando quebró por última vez. La crisis de 1890 empezó en Londres con el Banco Inglés, arrastró al Banco Nacional, a otros bancos secundarios, y a la Compañía. Reus, en un esfuerzo para salvar la situación, dejó la dirección de la Compañía para fundar el Banco Transatlántico. Reus sufría de una lesión cardíaca congénita que se vio agravada por la quiebra financiera y la pérdida de sus obras. Poco tiempo después, el 7 de mayo de 1891, a los 32 años, falleció sumido en la pobreza.
El diario “El Día” , en su edición del día siguiente expresa: “Murió ayer después de largos meses de postración, el hombre más directa e íntimamente vinculado a los progresos estruendosos que cuatro años atrás se iniciaron en nuestro país : Emilio Reus. En su muerte, no hubo ninguno de aquellos amigos fáciles que enriquecieron a su sombra. Estaba casi solo su cadáver, aunque a su entierro han concurrido personas distinguidas y altamente colocadas”.

 

 

 

 

JOAQUÍN LENZINA ( ANSINA)

Nació en Montevideo en 1760, hijo de esclavos africanos. En su niñez fue aguatero. De muchacho se dirigió a la campaña, donde se convirtió en payador. Se alistó en un supuesto barco pesquero pero, al enterarse de que era un barco pirata, huyó a Brasil, donde fue capturado y convertido en esclavo. Fue comprado por Artigas, quien lo liberó inmediatamente. En ese momento entablaron una profunda amistad. Participó junto a Artigas en diversas batallas. Cuando Artigas partió a Paraguay, Ansina también lo acompañó. Al morir Artigas (el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años), un tal Manuel Antonio Ledesma, que también era afrouruguayo y había sido soldado de Artigas, se enteró de la soledad en la que vivía Ansina ―que ya tenía 89 o 90 años― y lo acogió en su casa diez años, hasta la muerte de Ansina en 1860. Debido a la destrucción producida en la Guerra de la Triple Alianza, sus restos no han podido ser encontrados.
En 1885, la misión de Tajes llega a Asunción para devolver los trofeos de la Guerra de la Triple Alianza, se presentó en aquel acto el anciano afrouruguayo Manuel Antonio Ledesma, que dijo haber acompañado a Artigas.
Según el antropólogo Daniel Vidart (1920-2019), los restos de Ansina yacen en una fosa común del camposanto paraguayo de Guarambaré y el cadáver que fue repatriado desde Asunción a Uruguay no es el de Ansina, sino el del soldado afrouruguayo Manuel Antonio Ledesma (que actualmente se halla en Las Piedras, en el lugar donde ocurrió la célebre batalla).
En 1951, Daniel Hammerly Dupuy publicó una compilación de poesías sobre Artigas. En la introducción a la colección, el hijo de Hammerly anuncia la publicación de los poemas de Joaquín Lencina, el verdadero Ansina, y presenta una larga argumentación acerca de la validez de este relato.
Benítez le contó a Hammerly cómo había encontrado los textos de Ansina en Paraguay:
Mientras él hurgaba en el baúl me dispuse a tomar nota de los versos que me había mencionado. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando se presentó con un gran fajo de papeles, evidentemente antiguos a juzgar por su aspecto! Me indicó que podía buscar, diciéndome que se trataba de uno de los papeles más grandes. Al revisarlos apresuradamente, noté que la mayor parte de los papeles llevaban al pie el nombre de Lenzina y la fecha [...] Fue con no disimulada emoción que me atreví a pedirle prestado todos esos papeles para copiarlos con máquina de escribir. [...] Cuando revisé tranquilamente esos papeles [...] quedé asombrado al comprobar que estaba en presencia de trabajos que, además de su carácter poético, tenían un enorme valor documental por tratarse de un testigo ocular de los acontecimientos que presenciaba.

 

JORGE BURGUES


Todos conocerán esta Avenida que nace en Aparicio Saravia frente a las viviendas llamadas “Palomares” , cercano al Barrio Borro y luego de un trayecto por varias cuadras termina en la Avenida San Martín justo en el barrio Reducto. Pero que sabemos del primer poblador civil de Montevideo?

JORGE BURGUES, nacido como Giorgio Borghese Posansa (Rapallo de la República de Génova1691 - Montevideo del Río de La Plata1766) fue un hacendado y funcionario de gobierno colonial rioplatense, de origen genovés, quien fuera el primer poblador civilrural y permanente de la posterior ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo y, luego de haber sido fundada, sería nombrado como su primer regidor para que con otros funcionarios votasen al nuevo alcalde ordinario, el cual recién asumiría el 29 de diciembre de 1729. En el año 1741 fue elegido para el puesto de alcalde ordinario de segundo voto del Cabildo montevideano.

 

Primer poblador civil de Montevideo
Una vez capturada la bahía y el fuerte en 1724, Jorge Burgues cruzó a la Banda Oriental con una embarcación que consiguió por $15 o bien 120 reales de plata, ​ llevándose consigo a dos peones, dos carretas, instrumentos de labranza y herramientas, a la altura del puerto Las Vacas en donde desemboca el arroyo homónimo, ya que le habían encomendado fundar una población en ese lugar y hacerle frente a los portugueses, aunque no lo lograra y de esta manera, al fracasar Jorge Burgues en su intento poblador en el arroyo de Las Vacas, se terminó estableciendo a principios del mes de noviembre de 1724 en la zona de la bahía de Montevideo. En dicha bahía construyó él mismo una casa de piedra firmemente edificada, con techo de tejas y una estancia donde mantendría el ganado vacuno y caballar, además de poseer una huerta en donde habría plantado una arboleda. En 1725 su concuñado Juan Antonio Artigas, quien fuera un capitán de caballería hispano-aragonés y primer poblador militar montevideano permanente, llevaría consigo a sus suegros y a los primeros habitantes de la proyectada ciudad. Pero finalmente, transcurridos dos años, el primer poblador rural del antedicho puerto Las Vacas fue Alonso Álvarez, ​de 31 años de edad y oriundo de Córdoba de la Nueva Andalucía, por establecerse en el lugar desde el 5 de enero de 1727 (y poco menos de un siglo después el sobrino nieto de la esposa de Burgues, el general José Gervasio Artigas, lograría fundar en dicho puerto al actual pueblo de Carmelo, el 12 de febrero de 1816).

 

 

JOSÉ BELLONI


Nació en Montevideo en 1882, hijo de un inmigrante suizo, proveniente de Lugano (cantón del Tesino), y de una vasca española. Ocho años después sus padres se separan, su madre y sus hermanas permanecen en Montevideo y él viaja con su padre a la ciudad de Lugano, (Suiza), donde comenzó su carrera artística en la Escuela Cantonal de Arte con el maestro Luigi Vassalli, en la Escuela Profesional de dicha ciudad. Vuelto al Uruguay obtuvo por concurso una beca de escultura en el año 1899. Regresó a Europa, donde concurrió a la Academia de Múnich, continuó enviando anualmente sus trabajos a las exposiciones de esa ciudad, como asimismo a las de RomaGinebraBudapestLuganoLausana y Neuchâtel. Enseñó dibujo profesional en Tesino (Suiza).
Finalizada su beca regresó a Montevideo, donde fue designado por la Comisión del Círculo Fomento de Bellas Artes, para dirigir las clases de modelado y de dibujo ornamental, cargo que ocupó hasta el año 1914, cuando con motivo de la muerte del director, el pintor Carlos María Herrera, fue designado para ocupar esa vacante.En el año 1910 concurrió a la exposición de Arte del Centenario argentino, en  el que obtuvo medalla de plata por su obra Angustia. En esa época participó de un concurso a escultores nacionales y extranjeros para la creación de un monumento en homenaje a José Gervasio Artígas en el que finalmente fue seleccionada la propuesta del escultor italiano Ángel Zanelli. En 1921, realizó el monumento conmemorativo a la memoria del pintor uruguayo Carlos María Herrera, ubicado en el Paseo del Prado. En 1951 comienza la maqueta de El Entrevero, obra que continuará ampliando y mejorando hasta 1964. En 1954 viajó nuevamente a Europa, expuso en Lugano una serie de obras vinculadas a las tradiciones camperas del Uruguay. Dentro de su vasta obra cabe mencionar el monumento a La Carreta, emplazado en el Parque José Batlle y Ordóñez, una de las más admirables obras del género escultórico, que alcanzara justa fama universal, así como La Diligencia, ubicada en el Prado, obra de similares características a la anterior. Es también autor de algunas figuras decorativas del Salón de los Pasos Perdidos, dos de las Cariátides y los tímapanos laterales del Palacio Legislativo. Paralelamente a su producción artística se desempeñó en la docencia, al frente de la clase de modelado y dibujo al natural y modelo vivo en la Facultad de Arquitectura. Una desbordante tarea de taller absorbió lo mejor del genio creador del artista.
Entre las diversas esculturas y monumentos ubicados en lugares públicos de Montevideo se puede citar: los monumentos a AnsinaJuan Manuel BlanesDr. Julio CarrereEl AguateroDr. Luis MorquioNuevos rumbosJosé Enrique RodóGuillermo Tell y María Eugenia Vaz Ferreira.
Belloni falleció en 1965 Montevideo, donde continuaba trabajando intensamente en sus esculturas a los 83 años de edad. El monumento El Entrevero fue inaugurado en 1967 en la Plaza Fabini

 

MANUEL ORIBE

Manuel Oribe era hijo del capitán Francisco Oribe y de María Francisca Viana, descendiente del primer gobernador de MontevideoJosé Joaquín de Viana, y hermano de María Josefa Francisca Oribe y Viana e Ignacio Oribe. Se casó con su sobrina Agustina Contucci y Oribe, con quien tuvo cuatro hijos. Al comienzo de la revolución independentista en el Río de la Plata se enroló en las filas patriotas como voluntario.
Su bautismo de fuego tuvo lugar en la batalla de Cerrito, el 31 de diciembre de 1812, en el transcurso del segundo sitio de Montevideo (1812-1814), hecho de armas que concluyó en una victoria de los patriotas. Participó luego al lado de José Artigas de la resistencia de los orientales contra la invasión Luso-Brasileña del año 1816.
A fines del año 1817, caído ya Montevideo en poder de los luso-brasileños, Oribe, engañado por las promesas del Director Juan Martín de Pueyrredón al que sólo le movía el empeño de restarle elementos a Artigas, abandonó la lucha y pasó a Buenos Aires junto con su hermano Ignacio y el coronel Rufino Bauzá, llevándose consigo el Batallón de Libertos y un batallón de artillería.

 

 

 

ENEMISTAD ENTRE RIVERA Y ORIBE

 

El historiador Francisco Bauzá, hijo de Rufino Bauzá, en su obra "Historia de la dominación española en el Uruguay" (1880-1882), argumenta que ante la insistencia casi obsesiva de Artigas en nombrar a su favorito, Fructuoso Rivera, como comandante militar al sur del río Negro para hacer frente a la invasión, Rufino Bauzá y Manuel Oribe se habrían manifestado en contra, situación que generó un violento intercambio de palabras con un Artigas al que ya la situación militar se le iba de las manos. La enemistad personal entre Rivera y Oribe, que al parecer data de tales acontecimientos, decidió al joven oficial a abandonar a su jefe. Carlos Federico Lecor, comandante del ejército ocupante, no opuso traba alguna al pasaje de los oficiales orientales a Buenos Aires, por más que no pudo atraerlos a su causa. Rivera y su gente quedaron al servicio del invasor lusitano.
(Hasta aquí un detalle, para conocer un poco más a Manuel Oribe)

 

BENITO LAMAS


José Benito Lamas (Montevideo12 de enero de 1787-Montevideo9 de mayo de 1857), fue un sacerdote uruguayo de la Orden Franciscana, luego del clero secular, con importante actuación docente y política en Uruguay y Argentina. Fue Vicario Apostólico del Uruguay.

Hijo de Domingo Antonio Lamas y Francisca Regueira. Sus abuelos paternos y maternos eran todos oriundos de Galicia. Sus hermanos: Facunda Josefa (c.1789-1873), Luis Lamas (1793-1864), María de los Dolores y Manuela. Muy posiblemente recibió su primera formación en el colegio de los franciscanos en Montevideo. Realizó luego estudios de gramática latina.
Tomó el hábito de la Orden Franciscana el 8 de marzo de 1803 y en julio de ese año inicio sus estudios de filosofía. Hizo sus primeros votos religiosos el 10 de marzo de 1804. Comenzó sus estudios de teología en 1807 y, en 1810, ya ordenado diácono, obtiene por concurso la cátedra de lógica en Montevideo, hacia donde se traslada en julio de ese año.
Poco antes de ser ordenado sacerdote, fue uno de los nueve franciscanos expulsados por el Virrey Francisco Javier de Elío la noche del 21 de mayo de 1811.

“En medio de tanto conflicto nos deparó la Providencia personas que nos recogiesen aquella noche en sus casas, y al día siguiente salimos a pie por entre el lodo hasta que la bondad del general D. José Artigas nos mandó una partida que nos condujese a su campamento a donde nos recibieron con lágrimas y abrazos” , contaría Lamas.

Fue así que se incorporó a los sitiadores y al firmarse el armisticio se trasladó a Buenos Aires, donde continuó su docencia en el Convento Nuestra Señora del Pilar. Fue ordenado sacerdote, según el mismo refiere:
"el último día de las témporas de diciembre del año 1811".
Después de un tiempo de docencia en Buenos Aires es enviado con similar misión al Convento de San Jorge en Córdoba. Nombrado nuevamente para enseñar en el convento de Montevideo, regresa a su ciudad natal el 30 de diciembre de 1814.
En marzo de 1815 otros servicios comienzan a serle requeridos desde el gobierno artiguista: capellán de la División de Fernando Otorgués, algunas diputaciones para resolver asuntos entre Montevideo y José Artigas y fue nombrado
"director de la escuela pública del Estado", cargo del que tomó posesión el 28 de agosto. A los pocos días es solicitado por Artigas desde su cuartel general en el campamento de Purificación como capellán del ejército junto a José Ignacio Otazú.
El 30 de setiembre llegó a Purificación y se le encomendó la tarea de orientar la Escuela de la Patria, deseo que el caudillo había manifestado al Cabildo de Montevideo el 10 de setiembre de dicho año. Requerido nuevamente por el Cabildo de Montevideo para tomar la dirección de la escuela pública, Lamas regresó el 11 de diciembre de 1815. Permaneció en ese cargo hasta el ingreso de los portugueses a Montevideo.

DR. ELÍAS REGULES

Nacido en Montevideo el 21 de marzo en 1861, a los seis años se traslada con su familia a la estancia a orillas del arroyo Malbajar, cerca de Sarandí del Yí, en el departamento de Durazno. En ese año, 1867, su padre funda Sarandí del YI. En 1874 vuelve a Montevideo a estudiar. Al año siguiente funda la Sociedad Universitaria. En 1878 se recibe de Bachiller en letras, con las más altas calificaciones.

Actuación política

Fue un destacado miembro del Partido Constitucional; representando al mismo, fue integrante del Consejo de Estado del año 1898 instituido por Juan Lindolfo Cuestas, y posteriormente diputado por Rocha en el periodo 1899-1903.

Vida literaria

Dentro de su producción literaria destaca su actuación como poeta nativista y como dramaturgo. 1892- Escribe para teatro: El Entenao y Los gauchitos, obras que inician una nueva etapa en el Teatro Nacional. Fueron representadas por el Grupo de Teatro de José «Pepe» Podestá. 1894- Publica la primera edición de Versos criollos y La viveza de Juancito 1904- Publica Pasto de cuchillas a beneficio de la Sociedad Criolla.


Fue creador y fundador, primer presidente de la "Sociedad Criolla", la primera de su género en toda América, creada el 24 de mayo de 1894 y que hoy lleva su nombre. (Sociedad Criolla Dr. Elías Regules)
Participó junto a Javier de VianaAntonio LussichEl "Viejo Pancho"Juan EscayolaMartiniano Leguizamón y Domingo Lombardi entre otros, de la publicación El Fogón, la más importante que tuvo la región en género gauchesco, y que viera la luz en septiembre de 1895 fundada por Orosmán Moratorio y Alcides de María.3

Vida privada

Fruto de su unión en 1886 con Statira Molins Acosta y Lara, argentina, oriunda de Gualeguaychú, nacieron Blanca, Elías, Selva, América, Sarandí y Tabaré. Elías y Tabaré se dedicaron a la medicina, al igual que su padre. Tabaré, incluso, tuvo cierta actividad como escritor. En 1900 compra su chacra "La Margarita" en Peñarol (Montevideo) donde da forma a una pequeña estancia en su forma y costumbres, constituyendo centro de una gran actividad tradicionalista y cultural.
Falleció el 4 de noviembre de 1929 a los 68 años, en Montevideo en su chacra del barrio Peñarol, mientras paseaba por el campo acompañado de su fiel perro Camundá.

 

 

CARMELO COLMÁN


¿Cómo no la iba a querer de alma si él descendía en tercera generación de Don Melchor Colmán, otro de los primeros pobladores, oriundo de Canarias, casado con Doña Margarita Burgues, en la primitiva Catedral, el día 12 de abril de 1741? Sus padres fueron Don Jacinto Colmán Burgues y Doña Agustina Pérez Zeballos.

Nació en la chacra paterna de Peñarol el 16 de julio de 1801, y fue bautizado al día siguiente en la Viceparroquia local de Nuestra Señora de las Angustias, hoy desaparecida. En la Parroquia de las Piedras se conservan los libros respectivos.

La certificación bautismal de Carmelo Colmán figura a fojas 87 del libro I. Allí , en Peñarol, transcurrieron su infancia y su adolescencia. Sus pies, desde temprano , aprendieron a estribar. Y a marchar, ágiles, tras las pezuñas de la yunta. Más laderos del surco que transeúntes del camino a la escuela. Más picana al hombro que libro bajo el brazo. Maneras distintas de andar.

Y de aprender. Propias del medio y de la época. Lo que ignoraba en letras, lo compensaba con otras sabidurías. El campo y la naturaleza le oficiaron de grandes maestros. A cada instante su afán de investigación le ofrecía un descubrimiento, una enseñanza, un nuevo acopio de luces. Lo que ignoraba en números, lo cubría con intuición. Podía calcular una bandada de pájaros, un caudal de agua o la estatura moral de un semejante. Cualquier cosa de su oficio, menos las dimensiones de su generosidad. El había nacido con la vocación de dar. Tendría déficit en conocimientos gramaticales. No sabría de pluscuamperfectos ni subjuntivos, pero en la conjugación del verbo dar era un maestro. Conjugaba con el corazón. En su casa se hablaba a menudo del General Artigas. Se le nombraba siempre con veneración. En su casa y también en las chacras vecinas de los Pérez, los Larrobla, los Freire, los Piedracueva, los Crosa…En un ambiente así, de cálido patriotismo crecía Carmelo Colmán. Crecía en estatura física y en madurez mental. Cuando alguien evocaba la batalla de Las Piedras, por ejemplo, él no se perdía palabra sobre la estratégica operación ni sobre la destreza ecuestre de los gauchos – de viril intrepidez – ni mucho menos sobre la calidad humana del Caudillo, que , al envainar el acero, proclama “clemencia para los vencidos”. La figura de Artigas se agrandaba en su imaginación, a medida que iba conociendo, intuitivamente, a través de los relatos, la esencia democrática de su pensamiento y el señorío de sus virtudes y la reciedumbre de su carácter. Y su lucha tremenda contra el Gobierno centralista de Buenos Aires, prepotente y hostil. Y la magna epopeya del Éxodo. Y los principios republicanos del Congreso de Tres Cruces. Y los títulos de Jefe de los Orientales y de Protector de los Pueblos Libres. Y la fecunda etapa de Purificación. Y el espíritu combativo contra el ejército imperial del Norte que había invadido el territorio y avanzaba , palmo a palmo, sembrando el terror, cometiendo toda clase de crímenes y depredaciones y dejando el tendal de muertos y ruinas a sus espaldas. Cuando cumplió los 17 años, no esperó más. La rebeldía le estallaba en las arterias. Se alistó, con otros voluntarios de su edad, en el Batallón de Guayaquíes, a órdenes del entonces Capitán Fructuoso Rivera. Quería batirse a toda costa con los intrusos, hasta desalojarlos de las posiciones usurpadas y borrar hasta el último vestigio de la palabra Cisplatina. Pero la suerte no le dio oportunidad. El Batallón no intervino en ninguna acción de importancia, si bien sus integrantes aprendieron las nociones elementales de la disciplina militar y de la vida azorosa del soldado. La guerra continuó. Y, lamentablemente, nada pudo la valentía de los oriental es frente al poderío bélico del enemigo. Cayó la plaza de Montevideo. Y cuando la insignia extranjera ondeó en el Portón de San Pedro y en el frente de la Ciudadela, muchos compatriotas emigraron a Buenos Aires, reprimiendo su cólera a la espera de oportunidad más propicia para la reivindicación de sus fueros ultrajados. Lo demás lo dice la historia. En la vecina orilla se preparó la más inverosímil de todas las patriadas gauchas. Y el 19 de Abril de 1825 en la playa de la agraciada, “pisan la frente del húmedo arenal , treinta y tres hombres”. Y entre esos treinta y tres hombres está Carmelo Colmán, el chacarerito de Peñarol, el más joven de todos , el más callado, el de menos palabras, el de los monosílabos, el de los ímpetus audaces, el de la altivez insobornable. El que seis meses más tarde, el de los campos de Sarandí, echó la “carabina a la espalda” y cargó, “sable en mano” , sobre los escuadrones brasileños cubriéndose de cicatrices y de gloria. El mismo que el 20 de febrero de 1827, en filas de las “Milicias Orientales” que integraban el Ejército Republicano de las Provincias Unidas, contribuyó, con denuedo charrúa, a la memorable victoria de Ituzaingó, nuevamente sobre las armas imperiales brasileñas, precipitando con ella los acontecimientos definitorios de la liberación. El mismo que, una vez “hecha” la Patria – condecorado de cicatrices y con galones de Teniente 1º - regresó discretamente al seno de los suyos. A la querencia de Peñarol. A sus bueyes, a sus gallinas, a sus perros, a su fresca enramada, a sus queridas cosas rústicas del agro… A la paz de la égloga, el prodigio de la espiga, al mundo gozoso de la libertad…A curvar de nuevo la espalda, durante más de cuarenta años, sobre el surco, sobre el almácigo, sobre la yema injertada, sobre el anillo de la lombriz, sobre la sabiduría infinita de la hormiga…Silencioso , humilde, inadvertido. Hasta que la muerte le sorprendió, a mediados de mayo de 1876, “ligero de equipaje”, como en el verso de Antonio Machado. Tan “liviano” que ni para el cajón tenía…La memoria de Carmelo Colmán se perpetúa en las placas de una calle de Peñarol, la que pasa precisamente por el frente de la que fue vivienda solariega del héroe.

 

 

 

FRANCISCO VIDIELLA

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EDIFICANTE Y FECUNDO EJEMPLO


En medio de la plaza que lleva su nombre, yerguese triunfadora, la vera imagen – fornida y serena – de don Francisco Vidiella. Precursor de la industria vitivinícola en gran escala , en el sur de nuestro país. La posteridad ha querido que allí en ese lugar apropiado, quedase como símbolo del triunfo de una voluntad fuerte y constante, de un modesto y sencillo agricultor, que supo conquistar los laureles de victoria, utilizando dos potencias naturales que todo hombre posee, pero que , son pocos los que las saben utilizar : su inteligencia y la fuerza muscular, como lo hizo aquel modelo de labrador. “Labor Improbus Omnia Vincit” , es la locución latina que grabaron en el pedestal que sustenta la estatua, sentencia virgiliana que nos enseña que el trabajo obstinado e inteligente vence toda dificultad. Y , la estatua de Vidiella, en actitud magnifica, con un racimo de uvas en la mano derecha y un libro ( que representa la ciencia) en su izquierda, nos enseña todo lo que los artistas , que la construyeron – los hermanos Juan Luis , y Nicolas Blanes – en el año 1889 , quisieron expresar de la personalidad y la obra de don Francisco Vidiella ; y , estos mismos artistas, fueron los que eligieron la plaza Colon para su ubicación ; perpetuando así la memoria de aquel esforzado inmigrante que nos trajo de su país de origen España, esa preciosa planta – la vid – que con sus exuberantes pámpanos, producen los riquísimos racimos de oro, que con su néctar sabroso, se elabora el animo y da fuerzas al hombre, para continuar satisfecho y reconfortado , su diaria labor. Hoy, el triunfo de Vidiella se manifiesta en nuestra campaña, por todos lados vemos hermosos viñedos, que – en verano – muestran el lozano verdor de sus hojas, que cual madre cariñosa, parecen cubrir celosamente, como guardando y protegiendo en su seno, el fruto riquísimo de sus entrañas. En el año 1874 , el Sr. Francisco Vidiella fundo el primer viñedo que existió en el Uruguay, y que todavía se mantiene en plena producción, gracias a su laboriosa estirpe, que a través de cinco generaciones mantienen incólume su noble prestigio. Esta granja, modelo en su genero, esta situada a unas doce cuadras al Este de la Estación Colon, en el paraje llamado Peñarol Viejo. Allí, el Sr. Vidiella – hace cien años – estuvo experimentando con cepas de varias especies de parras, traídas de Europa, hasta que hallo una – la que hoy lleva su nombre – que es muy resistente a nuestro clima, y de buen rendimiento, y fue con la que logro el éxito, que con tanta paciencia y trabajo , anhelaba obtener.

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El 25 de febrero de 1883 se festejo, en la granja Vidiella, la primera fiesta de la vendimia en el Uruguay, y tal fue el éxito en aquella fiesta del trabajo, que el gobierno de aquel tiempo, el general don Máximo Santos le otorgo un premio honorífico para que lo compartiese con su colega y amigo el Sr. Don Pascual Arriague, que simultáneamente cultivaba la vid en el Depto.de Salto. Desde la fundación de su monumento, a esta plaza se la denomino Plaza Vidiella, y , aunque el Sr. Francisco Vidiella no nació ni vivió en el pueblo Colon, puesto que nació en Cataluña , España, los colonenses se honran y se enorgullecen – con toda justicia – de tener en su plaza principal la estatua que representa la gloria de un vecino bueno y trabajador, que llevo su nombre, por su meritorio trabajo , a la inmortalidad. Su estatua, inaugurada en la plaza de Villa Colón, el 22 de marzo de 1891 -obra de Juan Luis y Nicanor Blanes, hijos de Juan Manuel Blanes-, ubicada entre la Avenida Eugenio Garzón y Albérico Passadores consagra los méritos de este progresista ciudadano .El monumento es el primero que se levantara en el Uruguay en homenaje a un extranjero, que no era ni político, ni militar, ni héroe nacional, sino un emprendedor productor y trabajador rural.

 

 

ENRIQUETA COMPTE Y RIQUÉ

 

Hija de padres catalanes, Enriqueta Compte y Riqué emigra al Uruguay con su familia en 1873, cuando era todavía una niña. ​ A pesar de su miopía, Compte logra superar su problema y se dedica a estudiar magisterio, graduándose con solo 19 años como maestra de primer grado y en 1886 como maestra superior. En 1887 fue designada subdirectora del Instituto Normal de Señoritas, y durante ese mismo año viaja a Europa en misión oficial, enviada por el gobierno de Máximo Tajes, para especializarse en educación preescolar. Tenía encomendado interiorizarse de las enseñanzas de Friedrich Fröbel, creador del concepto de los jardines de infancia, motivo por el cual recorrió Bélgica, Alemania, Holanda, Francia y Suiza.3​ Regresa de este viaje en septiembre de 1890. Como producto de este viaje, tuvo la idea de implantar el primer jardín de infancia en su país, por lo cual redactó un informe en el que expresó "la esperanza de realizar en la República, la creación de esos establecimientos, acercándose lo más posible al ideal de Fröbel, e incorporándolos a la organización pública de Instrucción Primaria."4
Realizó numerosas publicaciones en revistas y libros especializados en niños de entre 3 y 6 años de edad. Con métodos psicológicos y pedagógicos, su trabajo se inclinó a estudiar a los niños respetando su individualidad y capacidad personal de aprendizaje.
También se integró a varias asociaciones que tenían por objetivo reivindicar los derechos de la mujer, la lucha contra la tuberculosis, como la Liga Uruguaya contra la Tuberculosis, y contra el alcoholismo y la trata de personas.5
Fue precursora de la enseñanza laica, basada en las igualdades sociales y la superación de prejuicios y obstáculos que, a su criterio, eran perjudiciales para el alumno, pero sobre todo, para el niño como ser humano que no merece quedar marcado por un mundo lleno de disparidades de metas y posibilidades.
Su gran principio moral como educadora se puso de manifiesto cuando expresó:
"Cada vez que se abre mi escuela dos ansias llevo dentro, segura de ser feliz si las veo satisfechas: una es la de probar algo nuevo, otra la de buscar corregir los defectos descubiertos el día anterior".6
Murió en Montevideo en 18 de octubre de 1949, a la edad de 82 años.

 

JARDÍN DE INFANTES


Al fundarse el Jardín de Infantes de Montevideo, se puede decir, que este no fue igual a los que sirvieron de modelo en lo observado por Enriqueta en Europa, aunque algunas cosas se mantuvieron.7​ Inspirada en el pensamiento de José Pedro Varela, fue a la postre precursora de la actual política de educación preescolar obligatoria. Sirvió además de inspiración a maestros preescolares de varios países, incluyendo la Argentina.
HOMENAJES
Actualmente, la escuela preescolar más antigua del continente sudamericano, el Jardín de Infantes Nº 213, fundada por ella en 1892, en el barrio de Arroyo Seco en la Aguada, lleva su nombre, al igual que una calle en Montevideo.
El 8 de marzo de 2016, el Correo Uruguayo emite un sello postal en su honor.
El tercer Congreso Nacional de Educación de Uruguay que culminó los días 9 y 10 de diciembre de 2017 llevó su nombre.

 

Gabriel TERRA

Vida Política
Graduado de abogado en 1895, fue diputadoministro del presidente Claudio Williman, miembro de la Asamblea Constituyente en 1917, ministro del presidente Baltasar Brum y miembro del Consejo Nacional de Administración entre 1903 y 1911. Integrante del Partido Colorado, aunque independiente muchas veces de las posturas dominantes de su líder, José Batlle y Ordóñez, y experto en temas económicos y diplomáticos, su candidatura a la presidencia en 1930 fue opuesta a la de Pedro Manini Ríos, correligionario suyo.

Presidencia

El 1 de marzo de 1931 asumió la Presidencia de la República para el período 1931-1938. Se opuso desde un principio a la Constitución de 1918. El 31 de marzo de 1933, con el apoyo de la Policía, dirigida por su cuñado, Alfredo Baldomir, el Ejército y el sector mayoritario del Partido Nacional, dirigido por Luis Alberto de Herrera, dio un Golpe de Estado por el que se disolvió el Parlamento y se censuró la prensa. El período inaugurado por dicho golpe se conoce como Dictadura de Terra.
Instauró un gobierno de carácter conservadorautoritario y antiliberal al que se opusieron el batllismo y la izquierda. En 1934 hizo promulgar una nueva Constitución Política de carácter presidencialista, que tuvo vigencia plena hasta 1942. Fue elegido nuevamente Presidente Constitucional para el período 1934-1938, y desempeñó el mando hasta el 19 de junio de 1938.
Durante su mandato se desarrolló una política industrializadora de sustitución de importaciones y se realizaron obras públicas de importancia, como la represa de Rincón del Bonete, comenzada a construir en 1937. Rompió relaciones diplomáticas con la Unión Soviética en 1935 y reconoció al gobierno de Francisco Franco en 1936. Salió airoso de un atentado contra su vida en junio de 1935 y pudo igualmente sofocar un levantamiento armado contra su gobierno, ocurrido en el mismo año.

Dictadura de Terra

Se denomina Dictadura de Terra a un período histórico de Uruguay. En marzo de 1931 asumió la Presidencia de la República, originalmente para el período 1931-1935. Se opuso desde un principio a la Constitución de 1918. El 31 de marzo de 1933, con el apoyo de la Policía, dirigida por su cuñado, Alfredo Baldomir, el Ejército y el sector mayoritario del Partido Nacional, dirigido por Luis Alberto de Herrera, dio un Golpe de Estado por el que se disolvió el Parlamento y se censuró la prensa. El período inaugurado por dicho golpe se conoce como Dictadura de Terra. Ese día el presidente Terra disuelve las cámaras legislativas y cesa en sus cargos a los integrantes del Consejo Nacional de Administración. El golpe fue el resultado del enfrentamiento entre conservadores catolicistas (similar a los falangistas españoles) y liberales ateístas, más que entre partidos políticos. Siendo Gabriel Terra un batllista, como tal ateísta y liberal, pasa al bando conservador luego del casamiento por la Iglesia Católica de su hermana con Alfredo Baldomir. El mismo 31 de marzo comienzan las persecuciones y detenciones políticas, y culmina trágicamente con el suicidio del expresidente y consejero de la República, Baltasar Brum, que de esta manera marcó su protesta por el quiebre institucional.
Durante los años 1934 y 1935 hubo muchos momentos de tensión política, con intentos de rebelión que fracasaron, como la intentona revolucionaria de 1935, cuyo principal enfrentamiento fue la Escaramuza de Paso Morlán, el 28 de febrero de 1935, que fue rápidamente reprimida por las fuerzas policiales. La acción de Paso Morlán fue seguida por detenciones, destierros y confinamiento de 70 presos políticos en la Isla de Flores, entre ellos el socialista Emilio Frugoni, el nacionalista Gustavo Gallinal, el batllista Luis Batlle Berres, el batllista y a la postre, vicepresidente de la república, Alfeo Brum, el escritor Francisco "Paco" Espínola y el investigador veterinario Miguel C. Rubino. Fueron detenidos, encarcelados o perdieron sus puestos públicos aquellos profesionales universitarios que no firmaran una carta de adhesión expresa al régimen de Terra. Muchos debieron escapar a Argentina para no ser apresados e internados en la Isla de Flores. Otra víctima de la Dictadura de Terra fue el Doctor Julio César Grauert quien, baleado por policía al regresar de un acto político, el 26 de octubre de 1933, fue dejado sin atención médica y murió de gangrena.
La política exterior de la Dictadura de Terra fue de alineación con EE. UU. e Inglaterra en sus comienzos. Roosevelt visita Uruguay en 1936. En 1935 pacta el pago de la deuda con Inglaterra y compra de carbón. El pago se realiza en especies, sobre todo carne condensada y enlatada conocido como corned beef. Rompe relaciones con la URSS en 1935 y la República española, para adherirse a la causa falangista española. Al mismo tiempo establece estrechos vínculos con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, de quien obtiene fondos para la construcción de la presa Rincón del Bonete.
Gabriel Terra reforma la Constitución en 1934, y el 27 de marzo de 1938 se producen las elecciones nacionales, a las que no concurren el Nacionalismo Independiente y el BatllismoAlfredo Baldomir adquiere sin mayores problemas la mayoría de los votos emitidos y se convierte en Presidente de la República el 19 de julio de 1938.

 

FRANCISCO PIRIA

ORÍGENES

005Hijo de los inmigrantes genoveses Lorenzo Piria y Serafina de Grossi. La muerte del padre siendo un niño, hace que la madre preocupada por su educación lo envíe a Italia para que su cuñado, un sacerdote jesuita se ocupe de su formación. Bajo la supervisión de su tío recibe la mejor formación de la época en humanidades y ciencias. Estudiar en un contexto de disciplina y austeridad propia de la orden de San Ignacio de Loyola, va a templar su carácter significativamente. También pudo conocer algunos lugares de Italia como Nápoles y Roma que abrieron su mente e imaginación cultivando un amor por las artes clásicas que lo acompañó siempre.
Cuando regresó a Uruguay comenzó a trabajar en múltiples oficios, destacándose como rematador.
El 25 de diciembre de 1866 se casó con Magdalena Rodino, madre de sus cuatro hijos: Francisco José, Adela (hijastra), Lorenzo Piria y Arturo Piria. Se casó por segunda vez en 1894. La tercera mujer fue Carmen Piria, una argentina protagonista de un conocido escándalo. En 1933, casi al borde de la muerte, Piria la declaró hija natural.
A la edad de 29 años ejercía actividades de rematador en el “Mercado Viejo”, ubicado dentro de la Ciudadela de Montevideo que fuera luego demolido para dar lugar a la ampliación de la Plaza Independencia. Allí Piria tenía una tienda de remates permanente que funcionaba desde las primeras horas de la mañana hasta las 22. En 1870, cuando tenía 23 años, el Mercado Viejo se quemó, y Piria, que experimentó grandes pérdidas, debió trasladar su "Exposición Universal" a la calle 18 de Julio esquina Andes (que entonces se llamaba Los Andes).
Más adelante abrió un taller donde vendía ropa de confección en la esquina de las calles Treinta y Tres y Rincón. Dotado de una excepcional lucidez para los negocios a la cual no iba en zaga su inventiva publicitaria, compró miles de yardas de una tela gruesa y mandó hacer una suerte de capotes largos a los cuales bautizó Rémington.
Como en ese momento Montevideo vivía bajo la permanente zozobra de los motines militares y ya habían comenzado a divulgarse los fusiles de aquel mismo tipo, Piria mandó imprimir unos boletines que decían: "todos los orientales deben ir a buscar su Rémington" y debajo puso la dirección de su comercio. Quienes fueron, en vez de un fusil encontraron una levita a buen precio. El recurso de venta lo llevó a colocar, de acuerdo a sus palabras, 5000 Rémington.


Creación de Piriápolis


En 1890 compró 2700 hectáreas de campo, extensión que iba desde el cerro Pan de Azúcar hasta el mar. Ese mismo año había realizado un viaje a Europa, consecuencia del cual surgió su inspiración para la explotación turística de las costas uruguayas.


002En 1897 terminó la construcción del Castillo, su residencia particular. Este Castillo contaba con un extenso parque con fuentes y numerosas estatuas. La vegetación estaba compuesta de una gran variedad de especies ornamentales exóticas. La arquitectura de este edificio reúne una mezcla de estilos renacentistas; sus salones principales estaban delicadamente decorados con papeles importados en los cuales el dorado tenía gran predominio. Las molduras de yeso revestidas con dorado a la hoja, pisos de pinotea y muebles de estilo Luis XV, ponían de manifiesto los finos gustos de su morador.
En 1898 una invasión de langostas destruyó todos sus plantíos. En esa oportunidad colocó como símbolo de fe y esperanza el Cristo Redentor, emplazado en un cerro ubicado entre el Castillo y el Cerro del Toro, lugar donde geológicamente se separan los granitos de los pórfidos.
En 1905 construyó el primer Gran Hotel, llamado «Hotel Piriápolis», hoy «Colonia Escolar de Vacaciones». En 1910 inició la construcción de la rambla, donde se dejó inspirar por sus viajes a Europa, más precisamente por la Costa Azul francesa. En 1912 se realizó el primer remate de solares en Piriápolis y, a partir de entonces, la ciudad comenzó a crecer con la construcción de numerosos chalets. En 1913 comenzó a correr el pintoresco tren a vapor que unía la estación de Pan de Azúcar y el puerto de Piriápolis que estaba en construcción y que se finalizaría en 1916, permitiendo el arribo de los vapores que traían a los primeros veraneantes desde Buenos Aires. El "trencito de Piria", como se lo conocía popularmente, fue una de las características típicas del balneario.
Finalmente, Piria construyó a un costo de 5 millones de pesos —cifra descomunal para la época—, uno de los hoteles más gigantescos de América del Sur, el Argentino Hotel, cuya piedra fundamental fue colocada en 1920 por el presidente Baltasar Brum, siendo inaugurado el 24 de diciembre de 1930.

 

PAULINA LUISI


Fue la primera médica mujer en recibirse en Uruguay. Pero el camino para lograrlo no fue sencillo. Tuvo que soportar la burla de los compañeros y los prejuicios de una sociedad que veía alarmante el hecho de que una mujer viera hombres desnudos. Sin embargo, nada la frenó y en 1908 obtuvo su soñado título de medicina. Ya recibida, se especializó en dermatología y enfermedades venéreas en París y ejerció la docencia en la Facultad de Medicina, donde pudo tener su propio laboratorio para investigaciones sobre fecundación y fertilidad.

Su lucha por el feminismo

Paulina Luisi fue una de las fundadoras del feminismo uruguayo y la encargada de crear el Consejo Nacional de Mujeres. Fue una incansable luchadora y promotora de los derechos de las mujeres: buscó liberar a las mujeres de la tutoría de los hombres, y se mostró en contra de la trata de blancas y en defensa de las madres solteras. Fue además una gran luchadora por el voto femenino, que se obtuvo en 1932. Paulina Luisi tenía muy en claro el lugar que quería ocupar, y el que debían ocupar otras mujeres, pero la sociedad de la época estaba un paso atrás. Durante una conferencia en el Sindicato Médico no dudó en expresar su irónica opinión sobre la desigualdad de género:
Falleció en Montevideo en 1950, con 75 años. Hoy en día, hay un árbol en el barrio Prado en su memoria y una sala en el Palacio Legislativo. Fue una mujer que hizo historia, y se animó a cambiar la mentalidad de su época, soportando las burlas y los comentarios negativos y creyendo en lo que podíamos ser capaces de hacer como sociedad, con un merecido lugar para las mujeres.
Vale la pena conocerla y saber todo lo que aportó para que las mujeres uruguayas tengan un espacio en el ámbito profesional y político. ¿No te parece?
Citas

  • «La educación femenina, lejos de despertar y desarrollar el sentimiento de la personalidad, tiende por el contrario a aniquilarlo, en obsequio de la más o menos posible realización social de mujer casada, es decir, de ser humano obligado por las costumbres y las leyes a un perfecto renunciamiento de sus anhelos y sus ideas ante la personalidad de otro ser a quien debe obediencia y respeto».
  • «En este país, que sin embargo es el mío, carezco de la autoridad requerida para hablar de asuntos serios, científicos o sociales, porque la pícara naturaleza no me concedió el privilegio de pertenecer al sexo masculino».
  • «Cuando oímos, como hace pocos meses, a los hombres encargados por el pueblo de reformar la carta magna de la Nación clamar con inconsciente suficiencia que la misión de la mujer es la guardia del hogar y la procreación de los hijos; pensábamos con amargura en el hogar de las sirvientas como nosotras mujeres; pensábamos en los miles de mujeres que, a la par del hombre, pero con menos salario que él trabajan de sol a sol, en las fábricas y en los talleres; en las innumerables empleadas que de pie cruelmente obligadas a ello por un mezquino sueldo, pasan encerradas en los talleres; en otras más miserables aún que, al precio de un salario de hambre, cosen catorce y dieciséis horas para los registros; en las telefonistas, que con quince faltas en el plazo de trece meses pierden la efectividad de su empleo y nos preguntábamos qué salvaje ironía o qué obtusa inconsciencia inspiraban las palabras de aquellos constituyentes que no tuvieron reparo en negar a la mujer el derecho a la vida ciudadana, en nombre del más sagrado de todos los deberes; pero que, a estas esclavas del hambre, siquiera en nombre de la maternidad humillada, no saben proteger como legisladores, ni muchas veces saben respetar como hombres».
  • «En toda cuestión social, lo primero que hay que hacer es empezar, es pues una cuestión de grados. Después de la conquista del sufragio, nacerán otras aspiraciones» /que/ «conseguirán la transformación del régimen capitalista actual»

 

CARMELO COLMÁN


¿Cómo no la iba a querer de alma si él descendía en tercera generación de Don Melchor Colmán, otro de los primeros pobladores, oriundo de Canarias, casado con Doña Margarita Burgues, en la primitiva Catedral, el día 12 de abril de 1741?
Sus padres fueron Don Jacinto Colmán Burgues y Doña Agustina Pérez Zeballos. Nació en la chacra paterna de Peñarol el 16 de julio de 1801, y fue bautizado al día siguiente en la Viceparroquia local de Nuestra Señora de las Angustias, hoy desaparecida. En la Parroquia de las Piedras se conservan los libros respectivos. La certificación bautismal de Carmelo Colmán figura a fojas 87 del libro I.
Allí , en Peñarol, transcurrieron su infancia y su adolescencia.
Sus pies, desde temprano , aprendieron a estribar. Y a marchar, ágiles, tras las pezuñas de la yunta. Más laderos del surco que transeúntes del camino a la escuela. Más picana al hombro que libro bajo el brazo. Maneras distintas de andar. Y de aprender. Propias del medio y de la época. Lo que ignoraba en letras, lo compensaba con otras sabidurías. El campo y la naturaleza le oficiaron de grandes maestros. A cada instante su afán de investigación le ofrecía un descubrimiento, una enseñanza, un nuevo acopio de luces.
Lo que ignoraba en números, lo cubría con intuición. Podía calcular una bandada de pájaros, un caudal de agua o la estatura moral de un semejante. Cualquier cosa de su oficio, menos las dimensiones de su generosidad. El había nacido con la vocación de dar. Tendría déficit en conocimientos gramaticales. No sabría de pluscuamperfectos ni subjuntivos, pero en la conjugación del verbo dar era un maestro. Conjugaba con el corazón. En su casa se hablaba a menudo del General Artigas. Se le nombraba siempre con veneración. En su casa y también en las chacras vecinas de los Pérez, los Larrobla, los Freire, los Piedracueva, los Crosa…
En un ambiente así, de cálido patriotismo crecía Carmelo Colmán. Crecía en estatura física y en madurez mental. Cuando alguien evocaba la batalla de Las Piedras, por ejemplo, él no se perdía palabra sobre la estratégica operación ni sobre la destreza ecuestre de los gauchos – de viril intrepidez – ni mucho menos sobre la calidad humana del Caudillo, que , al envainar el acero, proclama “clemencia para los vencidos”.
La figura de Artigas se agrandaba en su imaginación, a medida que iba conociendo, intuitivamente, a través de los relatos, la esencia democrática de su pensamiento y el señorío de sus virtudes y la reciedumbre de su carácter. Y su lucha tremenda contra el Gobierno centralista de Buenos Aires, prepotente y hostil. Y la magna epopeya del Éxodo. Y los principios republicanos del Congreso de Tres Cruces. Y los títulos de Jefe de los Orientales y de Protector de los Pueblos Libres. Y la fecunda etapa de Purificación. Y el espíritu combativo contra el ejército imperial del Norte que había invadido el territorio y avanzaba , palmo a palmo, sembrando el terror, cometiendo toda clase de crímenes y depredaciones y dejando el tendal de muertos y ruinas a sus espaldas.
Todo el dramático proceso por la conquista dela libertad – cien veces oído de boca de sus mayores – iba fermentando en el corazón del pequeño patriota y preparándole el ánimo para el histórico papel que habría de jugar en memorables instancias de la gesta emancipadora.
Cuando cumplió los 17 años, no esperó más. La rebeldía le estallaba en las arterias. Se alistó, con otros voluntarios de su edad, en el Batallón de Guayaquíes, a órdenes del entonces Capitán Fructuoso Rivera. Quería batirse a toda costa con los intrusos, hasta desalojarlos de las posiciones usurpadas y borrar hast el último vestigio de la palabra Cisplatina. Pero la suerte no le dio oportunidad. El Batallón no intervino en ninguna acción de importancia, si bien sus integrantes aprendieron las nociones elementales de la disciplina militar y de la vida azorosa del soldado.
La guerra continuó. Y, lamentablemente, nada pudo la valentía de los orientales frente al poderío bélico del enemigo. Cayó la plaza de Montevideo. Y cuando la insignia extranjera ondeó en el Portón de San Pedro y en el frente de la Ciudadela, muchos compatriotas emigraron a Buenos Aires, reprimiendo su cólera a la espera de oportunidad más propicia para la reivindicación de sus fueros ultrajados.
Lo demás lo dice la historia. En la vecina orilla se preparó la más inverosímil de todas las patriadas gauchas. Y el 19 de Abril de 1825 en la playa de la agraciada, “pisan la frente del húmedo arenal , treinta y tres hombres”. Y entre esos treinta y tres hombres está Carmelo Colmán, el chacarerito de Peñarol, el más joven de todos , el más callado, el de menos palabras, el de los monosílabos, el de los ímpetus audaces, el de la altivez insobornable. El que seis meses más tarde, el de los campos de Sarandí, echó la “carabina a la espalda” y cargó, “sable en mano” , sobre los escuadrones brasileños cubriéndose de cicatrices y de gloria.
El mismo que el 20 de febrero de 1827, en filas de las “Milicias Orientales” que integraban el Ejército Republicano de las Provincias Unidas, contribuyó, con denuedo charrúa, a la memorable victoria de Ituzaingó, nuevamente sobre las armas imperiales brasileñas, precipitando con ella los acontecimientos definitorios de la liberación.
El mismo que, una vez “hecha” la Patria – condecorado de cicatrices y con galones de Teniente 1º - regresó discretamente al seno de los suyos. A la querencia de Peñarol. A sus bueyes, a sus gallinas, a sus perros, a su fresca enramada, a sus queridas cosas rústicas del agro… A la paz de la égloga, el prodigio de la espiga, al mundo gozoso de la libertad…A curvar de nuevo la espalda, durante más de cuarenta años, sobre el surco, sobre el almácigo, sobre la yema injertada, sobre el anillo de la lombriz, sobre la sabiduría infinita de la hormiga…
Silencioso , humilde, inadvertido.
Hasta que la muerte le sorprendió, a mediados de mayo de 1876, “ligero de equipaje”, como en el verso de Antonio Machado. Tan “liviano” que ni para el cajón tenía…
La memoria de Carmelo Colmán se perpetúa en las placas de una calle de Peñarol, la que pasa precisamente por el frente de la que fue vivienda solariega del héroe.

 

APARICIO SARAVIA


Aparicio Saravia nació el 16 de agosto de 1856, según lo indican sus biógrafos, incluyendo a su hijo Nepomuceno en el libro Memorias de Aparicio Saravia, publicado en 1956.2​ Una investigación realizada por el escritor Diego Fischer para su libro Doña Cándida Saravia: El remanso de Aparicio, publicado en 2018, indica que según consta en su fe de bautismo Aparicio habría nacido el 16 de agosto de 1857. Fue el cuarto hijo sobre trece habidos por el matrimonio brasileño conformado por Pulpicia da Rosa y Francisco Saraiva (su apellido se había castellanizado como Saravia al radicarse en Uruguay). Aparicio fue criado y educado principalmente en el campo. A la muerte de su padre, los hermanos Saravia heredaron una vasta extensión de campo, la cual comprendía diversas propiedades, entre las que se encontraba "El Cordobés." Dado que en aquellos tiempos políticos y sociales las fronteras no estaban del todo delimitadas claramente, los hermanos Saravia tenían vínculos muy estrechos con Río Grande del Sur, entre ellos con los movimientos revolucionarios riograndenses y uruguayos. Aparicio Saravia comenzó muy joven su actividad militar. Varios historiadores ya lo ubican peleando en la Revolución de las Lanzas (1870-1872) acaudillada por Timoteo Aparicio contra el gobierno del General Lorenzo Batlle, padre de José Batlle y Ordóñez, quien terminaría siendo el último gran enemigo de Aparicio. En aquella lucha se ganó el grado de cabo y el apodo que no lo abandonaría de "Cabo Viejo".En 1875 con dos hermanos suyos, se embarcó en la Revolución Tricolor, bajo el mando de Ángel Muniz. El 14 de febrero de 1878 se casó con Cándida Díaz,3​ sobrina de un caudillo colorado, causa por la cual ella se fugó de casa para evitar la oposición de sus padres a esa unión. Fruto de ese matrimonio nacieron seis hijos varones. También Actuó en la revolución del 97, en donde ganó mucha fama y reconocimiento.En 1904 se unió a la revolución, allí, en septiembre, fue herido de bala, y falleció agonizando en Brasil, el 10 de septiembre de 1904.

Revolución federalista riograndense


Gumercindo Saravia, hermano mayor de Aparicio, tuvo una importante participación en la revolución federalista riograndense de 1893. Los hermanos Saravia llevaron desde Uruguay unos 400 lanceros quienes portaban una divisa blanca con el lema "Defensor da lei", la misma que fue utilizada por el General Manuel Oribe durante la Batalla de Carpintería, que posteriormente daría nacimiento al Partido Nacional. Aparicio Saravia, se destacó en las fuerzas revolucionarias riograndenses; lo que determinó que habiendo fallecido su hermano en 1894, Aparicio fuera designado General de dichas fuerzas revolucionarias.4​ La muerte de Gumercindo afectó duramente a sus seguidores y el futuro caudillo blanco fue designado en Brasil como sucesor de su hermano. En 1895 la revolución terminó de deshilacharse y Aparicio con unos pocos hombres volvió al pago. La guerra, de todos modos, le brindó el grado de General y un gran prestigio, dado que los diarios de Montevideo cubrían dicho conflicto.

Caudillo


El 6 de abril de 1872 se firmó el acuerdo denominado “La Paz de Abril” que daba por terminada la Revolución de las Lanzas (1870 - 1872), en la cual se estableció por primera vez el concepto de la coparticipación entre los partidos blanco (Partido Nacional) y colorado en el gobierno, asignándose al Partido Nacional las “Jefaturas Políticas” de cuatro Departamentos, que constitucionalmente designaba el Presidente de la República. Sin embargo, durante la presidencia de Julio Herrera y Obes (1890 - 1894), de filiación colorada, las tensiones entre los blancos y los colorados se habían incrementado debido a que solamente otorgó a los blancos tres Jefaturas Políticas, lo que fue considerado una violación a la Paz de Abril. Aparicio lideraría, de ahí en más, al Partido Nacional, sobre todo en lo que se refiere al interior del país, donde este partido político tenía su mayor fuerza. Se convirtió, de esta forma, en el último gran caudillo nacionalista, que encontraría muerte encabezando la revolución contra el gobierno de José Batlle y Ordóñez, en 1904. Finalizada a principios de 1894 la Presidencia de Julio Herrera y Obes, la elección de un sucesor para el período de 1894 a 1898, mediante votación en el Senado - como establecía el procedimiento constitucional - había sido sumamente difícil. Finalmente, resultó electo Juan Idiarte Borda, contra la opinión de los blancos, que se sintieron excluidos del Gobierno, y que consideraron que nuevamente los gobernantes colorados habían violado el pacto de la Paz de abril de 1872.5
En 1895 Aparicio Saravia consiguió ser nombrado referente político de Cerro Largo y viajó a Montevideo. En noviembre de 1896, mientras se realizaban las elecciones para integrar el Senado que debería elegir sucesor a Idiarte Borda, Aparicio Saravia promovió un movimiento revolucionario; pero cuando el presidente Idiarte Borda movilizó las fuerzas gubernamentales, los revolucionarios optaron por dispersarse.

 

 

EUGENIO GARZÓN

Era hijo del agrimensor español Vicente Garzón y de la montevideana Antonia López Vivanco.

Revolución oriental Inició su carrera militar enrolándose como alférez a las órdenes de José Artigas en 1811 y participó en la batalla de Las Piedras y en el sitio de Montevideo durante la Revolución oriental. Cuando el sitio fue levantado se unió a las fuerzas que custodiaban el Éxodo Oriental y combatió en varios encuentros contra los portugueses. Reiniciado el sitio de Montevideo, combatió en la batalla de Cerrito. Cuando Artigas se separó del sitio en 1814, permaneció a órdenes del general José Rondeau, a quien acompañó cuando fue destinado a mandar la tercera campaña al Alto Perú.

 

 

Tras la derrota de Sipe Sipe, se unió al Ejército de los Andes y luchó en Chacabuco como ayudante de San Martín, y luego en Cancha Rayada y en Maipú. En 1819 fue enviado al Ejército del Norte, pero a los pocos días fue arrestado por orden del general Fernández de la Cruz, por haberse negado a combatir contra los caudillos federales, y enviado a Mendoza. Apenas llegado a Mendoza fue puesto en libertad: el Directorio había desaparecido por obra de la batalla de Cepeda y Mendoza estaba en manos de los federales. Pidió y obtuvo el traslado al Ejército de los Andes, en Chile. Desde allí hizo la campaña del Perú, incorporado al Regimiento de Granaderos a Caballo. Tomó parte de la campaña de la sierra a órdenes de Arenales, luchando en la batalla de Cerro de Pasco. Más tarde combatió en las batallas de PichinchaJunín y Ayacucho a órdenes de Guillermo Miller. En 1825 fue ascendido al grado de coronel por Simón Bolívar, después de lo cual volvió a Buenos Aires.

Guerra y política en el Uruguay

Se unió a la Cruzada Libertadora de los 33 orientales contra el Imperio del Brasil y participó en la victoria de Ituzaingó. Luego fue diputado a la Convención Constituyente uruguaya, y ministro de guerra de los presidentes provisionales Rondeau y Juan Antonio Lavalleja.1
Se afilió al partido blanco, aliado de Lavalleja y Manuel Oribe. En 1833 intervino en una frustrada sublevación contra el presidente Fructuoso Rivera y debió exiliarse en Argentina y Brasil. Al volver de su exilio fue reincorporado al ejército por el presidente Oribe, que lo ascendió al grado de coronel mayor —en esa época, equivalente al de general— y ese mismo año participó en la defensa de Montevideo contra eel alzamiento de Rivera, aunque fue derrotado tras la batalla de Palmar durante la Guerra Grande; tomado prisionero, fue puesto en libertad a condición de que se exiliase.

Guerras civiles en la Argentina

Se unió al ejército del gobernador entrerriano Pascual Echagüe y fue su segundo jefe en la derrota de Cagancha. Regresó a Entre Ríos y luchó contra Juan Lavalle en Don Cristóbal y Sauce. De allí pasó a Santa Fe, donde en 1840 defendió la ciudad contra el ataque de Lavalle, que se retiraba de Buenos Aires. Sus 800 milicianos resistieron durante tres días, pero quedó con apenas cien hombres; no rindió la ciudad hasta que le garantizaron respetar su vida y la de sus oficiales. Varios oficiales convencieron a Lavalle de fusilar a Garzón, pero a último momento éste volvió a cambiar de idea y lo llevó prisionero en su retirada hacia Córdoba. Fue liberado tras la derrota unitaria en la Quebracho Herrado y se incorporó al ejército federal, mandado en esa época por Manuel Oribe.  Permaneció más de un año en Córdoba a órdenes de Oribe y fue el jefe de su vanguardia en su avance hacia Tucumán. Como Lavalle maniobró especialmente para esquivarlo, ocupó la ciudad de Tucumán con escasas tropas, lo que le impidió combatir en la batalla de Famaillá, victoria definitiva de los federales en el norte.
Acompañando a Oribe ocuparon nuevamente la ciudad de Rosario debido a que el gobernador santafesino Juan Pablo López se había pasado de bando. En Paraná fue el jefe de estado mayor del ejército de Oribe, pero poco después fue despedido por éste por una seria diferencia de criterio antes de la batalla de Arroyo Grande. Desde entonces quedó como jefe de estado mayor del gobernador entrerriano Justo José de Urquiza, que lo puso al mando de la división que debía defender la costa entrerriana del río Uruguay contra los correntinos de Juan Madariaga. Fue derrotado en el Palmar de Arroyo Grande por su inferioridad, pero dio tiempo al regreso de Urquiza desde el Uruguay, y recuperó todo lo perdido. En 1847 participó en la campaña de Urquiza contra la provincia de Corrientes y fue el jefe del ala derecha del ejército de éste en la victoria de Potrero de Vences. Permaneció muchos años al mando de fuerzas entrerrianas sobre las costas del río Uruguay.

Regreso a Montevideo y muerte

En 1851 secundó a Urquiza su pronunciamiento en contra de Juan Manuel de Rosas y fue uno de los más destacados jefes de las fuerzas urquicistas en la campaña hacia Montevideo; su ejemplo fue seguido por muchos de los jefes y oficiales orientales del ejército del presidente Oribe, cansados de los largos años de fracasos frente a Montevideo: Oribe se rindió sin combatir, pues ya no tenía con qué resistir. El acuerdo de Oribe con los emisarios de Urquiza —y del Imperio del Brasil— señalaba que Garzón sería el presidente del Uruguay.1
Pero Garzón enfermó gravemente en camino a Montevideo y falleció poco después de su llegada, el 1 de diciembre de 1851, por lo que fue electo Juan Francisco Giró, el cual al poco tiempo renunció para establecerse el Triunvirato de Gobierno de 1853.1

 

 

VENANCIO FLORES

Quién era Venancio Flores


Fue un militar uruguayo que en pos de su funcionalidad generó muertes por doquier. Luchó en la Cruzada Libertadora que se inició con el desembarco de los Treinta y Tres. En 1839 fue nombrado por los colorados jefe político del departamento de San José. Luchó en la Guerra Grande contra Manuel Oribe y Juan Manuel de Rosas (1843-1851) y participó en la batalla de Cagancha. Al inicio del Sitio Grande fue designado comandante militar, convirtiéndose luego en un influyente personaje en el Partido Colorado. No obstante, su curriculum no se agotó con eso.


Breve biografía


1Con el final de la Guerra Grande el presidente sería el general Eugenio Garzón, pero su fallecimiento hizo que se eligiera a Juan Francisco Giró, siendo Flores nombrado jefe político de Montevideo en 1852. En 1853, cuando renunció Giró, Flores formó un «triunvirato» con Fructuoso Rivera y Juan Antonio Lavalleja. Con el fallecimiento de estos, en 1853 y 1854, Flores quedó en ejercicio del Poder Ejecutivo. En nuevas elecciones, el 12 de marzo de 1854 la Asamblea General lo eligió presidente constitucional hasta el 1 de marzo de 1856, para completar el período del presidente Giró. Sin embargo, en agosto de 1855 se produjo una revolución militar contra el presidente, quien abandonó la capital.

 

 

La matanza de Cañada de Gómez (Santa Fe, Argentina.)

En 1856 se radicó en la provincia de Entre Ríos (Argentina), interviniendo activamente en la Confederación Argentina y del Uruguay, apoyando al centralista Estado de Buenos Aires (gobernado por los unitarios). El 22 de noviembre de 1861, al mando de las tropas del unitario Bartolomé Mitre, fue el responsable de la “Matanza de Cañada de Gómez” (en la provincia de Santa Fe A.R. 32°49′00″S 61°24′00″W), en la que sorprendió al ejército federal en el medio de la noche e hizo degollar a más de 300 hombres. Los que no fueron asesinados en esa noche fueron incorporados al ejército de Mitre, pero desertaron en la primera ocasión. Por lo tanto, en adelante, Flores haría degollar a todo prisionero federal que cayera en sus manos… Esta acción le adjudicaría el mote de “el degollador de Cañada de Gómez”.El hecho es tan escandaloso, que el ministro de guerra Gelly y Obes (ministro de guerra de Mitre) informa al gobernador Manuel Ocampo:
Venancio Flores “El degollador de Cañada de Gómez”


La muerte de Venancio Flores

El asesinato ocurrió en la calle Rincón, entre Ciudadela y Juncal; frente al almacén de Quintín Correa. La calle había sido cortada con un carro, frente al almacén de Julian Rosende. Fue muerto cuando logró bajar del carruaje. Alejandro Giménez indica que hubo balazos y puñaladas. En las venganzas que siguieron al asesinato, el almacén de la esquina de Florida y Mercedes, donde habrían estado los asesinos fue saqueado y asesinados el dueño y su ayudante.
(*) Un médico embalsamador se encargó del cadáver que luego fue expuesto en la Iglesia Matriz  pero, según una versión nunca confirmada, el experto hizo un trabajo tan defectuoso que “el aire del lugar quedó viciado” y sólo pudo salvar la cabeza del caudillo. Armó entonces un monigote relleno de trapo y paja, al que vistió con uniforme militar y le añadió la cabeza seccionada del general. Eso fue lo que se exhibió y enterró en la Matriz.

 

 

JOSÉ BELLONI (Calle del Piedras Blancas)

Nació en Montevideo en 1882, hijo de un inmigrante suizo, proveniente de Lugano (cantón del Tesino), y de una vasca española. Ocho años después sus padres se separan, su madre y sus hermanas permanecen en Montevideo y él viaja con su padre a la ciudad de Lugano, (Suiza), donde comenzó su carrera artística en la Escuela Cantonal de Arte con el maestro Luigi Vassalli, en la Escuela Profesional de dicha ciudad. Vuelto al Uruguay obtuvo por concurso una beca de escultura en el año 1899. Regresó a Europa, donde concurrió a la Academia de Múnich, continuó enviando anualmente sus trabajos a las exposiciones de esa ciudad, como asimismo a las de RomaGinebraBudapestLuganoLausana y Neuchâtel. Enseñó dibujo profesional en Tesino  Finalizada su beca regresó a Montevideo, donde fue designado por la Comisión del Círculo Fomento de Bellas Artes, para dirigir las clases de modelado y de dibujo ornamental, cargo que ocupó hasta el año 1914, cuando con motivo de la muerte del director, el pintor Carlos María Herrera, fue designado para ocupar esa vacante. En el año 1910 concurrió a la exposición de Arte del Centenario argentino, en el que obtuvo medalla de plata por su obra Angustia. En esa época participó de un concurso a escultores nacionales y extranjeros para la creación de un monumento en homenaje a José Gervasio Artígas en el que finalmente fue seleccionada la propuesta del escultor italiano Ángel Zanelli. En 1921, realizó el monumento conmemorativo a la memoria del pintor uruguayo Carlos María Herrera, ubicado en el Paseo del Prado. En 1951 comienza la maqueta de El Entrevero, obra que continuará ampliando y mejorando hasta 1964. En 1954 viajó nuevamente a Europa, expuso en Lugano una serie de obras vinculadas a las tradiciones camperas del Uruguay. Dentro de su vasta obra cabe mencionar el monumento a La Carreta, emplazado en el Parque José Batlle y Ordóñez, una de las más admirables obras del género escultórico, que alcanzara justa fama universal, así como La Diligencia, ubicada en el Prado, obra de similares características a la anterior. Es también autor de algunas figuras decorativas del Salón de los Pasos Perdidos, dos de las Cariátides y los tímapanos laterales del Palacio Legislativo. Paralelamente a su producción artística se desempeñó en la docencia, al frente de la clase de modelado y dibujo al natural y modelo vivo en la Facultad de Arquitectura. Una desbordante tarea de taller absorbió lo mejor del genio creador del artista. Entre las diversas esculturas y monumentos ubicados en lugares públicos de Montevideo se puede citar: los monumentos a AnsinaJuan Manuel BlanesDr. Julio CarrereEl AguateroDr. Luis MorquioNuevos rumbosJosé Enrique RodóGuillermo Tell y María Eugenia Vaz Ferreira. Belloni falleció en 1965 Montevideo, donde continuaba trabajando intensamente en sus esculturas a los 83 años de edad. El monumento El Entrevero fue inaugurado en 1967 en la Plaza Fabini.



 

Fulgencio YEGROS (Calle del Barrio Colón)

La familia Yegros era originaria de España. Llegaron a América alrededor del año 1600. Su linaje es bastante largo y sigue hasta hoy en día. Su hermano Antonio Tomas Yegros.
En el año 1801, siendo alférez del Ejército español y uno de los pocos militares de carrera, integró la expedición enviada al norte de Portugal a reconquistar Coimbra de manos de los portugueses. En 1806 participó activamente en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. Allí conoció a Fernando de la Mora y Juan Francisco Recalde. En 1810, Fulgencio Yegros había llegado al rango de capitán. Ese mismo año le fue encomendada la defensa de las costas del Paraná en la zona de Paso de Patria. Después de la batalla de Paraguarí fue ascendido a teniente coronel. Pasaba por realista y luego de la desmovilización masiva ordenada por Velasco fue de los pocos que quedaron con mando de la tropa, siendo nombrado gobernador de las Misiones. Enterado el 19 de mayo de los movimientos en Asunción el 14, marchó hacia la capital llegando el 21 de ese mes. Era el militar de más prestigio y su liderazgo en el Ejército era indiscutido
Al igual que otros próceres como Mariano Antonio Molas, Yegros sostuvo una posición favorable a la conformación de una confederación en la que estarían integrados el ParaguayCorrientesUruguayEntre RíosSanta Fe y Río Grande del Sur; de manera a enfrentar los afanes expansionistas tanto de Buenos Aires como de Río de Janeiro
Yegros era más militar que político, y su papel como cónsul de Paraguay fue marginado por Rodríguez Francia. Su mandato como cónsul fue del 12 de febrero de 1814 al 12 de junio de 1814. Después de su último mandato consular en 1814, Rodríguez Francia fue elegido dictador de Paraguay y Yegros se retiró de la vida pública a su finca.
En 1820, Yegros participó en la conspiración que trató de expulsar a Rodríguez Francia del poder. Tras el fracaso de la conspiración, Yegros fue encarcelado. Finalmente fue juzgado y ejecutado el 17 de julio de 1821.


 

MILLAN

Según Castellanos: capitán español natural de Llerena (Extremadura), quien por encargo de Zabala vino a esta ciudad a realizar el primer padrón de los vecinos de Montevideo. Por encargo del mismo gobernador, fijó los límites de la jurisdicción de Montevideo y procedió al reparto de solares dentro de su planta urbana (24 de diciembre de 1726). El 15 de enero de 1727 estableció las festividades oficiales y el 12 de marzo señaló su "Ejido" y procedió al reparto de tierras para chacras. En 1728 hizo la distribución de tierras para estancias entre los vecinos de Montevideo. Falleció en Buenos Aires en 1732.

 



DAMASO ANTONIO LARRAÑAGA

Sabio sacerdote patricio (1771-1848). Hizo sus primeros estudios en el antiguo convento de los padres franciscanos, luego en el Real Colegio de San Carlos de Buenos Aires y en la universidad de Córdoba. Se ordenó sacerdote en 1799, en Río de Janeiro. Teniente cura de nuestra iglesia Matriz en 1804. Capellán de las milicias de Montevideo y del ejército de la reconquista de Buenos Aires (1806). Miembro del Cabildo abierto, y de la Junta Gubernativa de Montevideo (1808). En 1813 fue destacado entre los diputados portadores de las instrucciones artiguistas y fue conspicuo colaborador del gobierno de éste. Fundador y director, el 26 de mayo de 1826, de nuestra primera biblioteca. Miembro del primer Senado de la República (1830-34),

 

 

 

 

 

 

 

Francisco Lecocq

(1790 - Montevideo, 25 de enero de 1882) fue un empresario y político uruguayo.


Educado en Inglaterra, adquirió allí un notable sentido empresarial. En su estancia de la barra del río Santa Lucía, actual parque que lleva su nombre, hizo experimentos sobre vinicultura y arboricultura; importó plantas especiales y animales de raza; ensayó el cultivo del gusano de seda, primer ensayo integral luego del ensayo de Dámaso Antonio Larrañaga.


Junto a Federico Nin Reyes y al francés Carlos Tellier son los inventores del procedimiento para la conservación y el transporte de la carne fresca por el frío, correspondiéndole a él encargarse del primer ensayo sobre la materia. Dicho ensayo, efectuado a bordo del vapor inglés The City of Rio de Janeiro, en 1868, si bien frustrado en su objetivo circunstancial, probó la viabilidad de la experiencia frigorífica llevado a cabo por la asociación Tellier - Lecocq.

 


Fue Defensor de Menores y esclavos del Gobierno del Cerrito, designado por Manuel Oribe en 1844, Jefe Político y de Policía de Montevideo del 25 de octubre de 1855 al 21 de enero de 1856; Ministro de Hacienda durante la administración de Gabriel Pereira. Será integrante de una efímera Junta de Gobierno que formaría Timoteo Aparicio tras la toma de la Fortaleza del Cerro, el 29 de noviembre de 1870, en el transcurso de la Revolución de las Lanzas. Senador por San José en 1879, fue Vicepresidente de la cámara alta ese año y al siguiente presidente de la misma.
Fue miembro de la Masonería y era hijo del Brigadier de los ejércitos españoles, ingeniero Bernardo Lecocq (1734-1820).