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PINCELADAS URUGUAYAS

Por. Gustavo López

   
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Luis Alberto Solari (1918 – 1993)


Luis Solari nació en la ciudad de Fray Bentos el 17 de octubre de 1918. En 1925 su familia se trasladó a Montevideo y en 1932 se incorporó al Taller de Pintura Decorativa, en la Escuela Industrial, dirigido por el profesor Guillermo Laborde. Allí, en colaboración con otros estudiantes, realizó distintas escenografías, construcción y decoración de gran formato con pinturas murales, en el Miramar Hotel, Casino Municipal, Parque Rodó. En 1934 entró en Círculo de Bellas Artes de Montevideo donde descubrió el Post-Impresionismo y el Simbolismo en la pintura de Gauguin además de otras corrientes en la pintura. En 1937 viajó para estudiar en Buenos Aires donde conoció a los maestros argentinos Pettoruti, Butler, Berni, el gran Quinquela Martín y Spilimbergo, entre otros. Regresó a Fray Bentos, donde, entre otras artes relacionadas con las empresas realizó la escenografía y decoración de carros alegóricos para los desfiles de Carnaval. Un trabajo que seguirá durante muchos años. También le tocó trabajar en otras cosas muy diferentes a las artes plásticas. En 1941 recibió su primer gran premio, el Premio Adquisición en el Salón Municipal de Artes Plásticas. En 1948 comenzó una etapa fundamental de su carrera, teniendo el carnaval como tema para su trabajo. En 1951 algunas de sus obras se incluyeron en el stand uruguayo en la Bienal de Sao Paulo. Al año siguiente viajó a Europa en una misión que se le ha encomendado por la Junta de Educación Secundaria, para preparar un informe comparativo sobre los métodos de enseñanza. En París se interiorizó en las artes gráficas y el grabado. Regresó a Uruguay en 1953 y fundó el Taller de Artes Plásticas en Fray Bentos. Participando por primera vez en la 11 ª Bienal de Sao Paulo. En 1955 ganó el Primer Premio de Dibujo en el Salón Nacional. En 1959, durante la celebración del centenario de la ciudad de Fray Bentos organizó diferentes eventos culturales. En 1961 regresó a Europa experimentando allí con el collage y diferentes texturas. En 1964 fue invitado a exponer en la División de Artes Visuales de la Unión Panamericana, en Washington DC. Y otras muestras que lo llevaron a obtener el reconocimiento de los centros artísticos de Europa y América. En 1965 decidió radicarse definitivamente en Montevideo donde participó activamente en la enseñanza de las artes plásticas. Durante los años siguientes recibiría varios premios internacionales, retrospectivas en la Sala de Exposiciones de la Intendencia de Montevideo como también en el Museo Juan Manuel Blanes. En agosto de 1989 se inauguró el Museo Solari en Fray Bentos, en una casa reciclada por la Municipalidad en la ciudad. Inaugura también su taller en Montevideo. Su pintura es reconocida por una extraña metamorfosis de hombres y mujeres con caras de animales. En octubre de 1993 fallece dejando detrás un importante legado.

 

 

 

José Gurvich (1927-1974)

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José Gurvich fue pintor, ceramista y profesor de arte de ascendencia lituana, nacido en el seno de una familia humilde de origen judío. Su verdadero nombre era Zusmanas Gurvicius. En  1932 emigró rumbo a nuestro país  junto a su madre y hermana, pues su padre Jacobo había llegado un año antes en busca de un lugar más próspero. Se integro rápidamente a nuestra sociedad y con el tiempo se convirtió en una de las figuras fundamentales del movimiento constructivista en Uruguay.
Su legado artístico abarca desde la pintura pasando por la cerámica, madera y murales, en donde expresa la influencia de un grande, como fue Don Joaquín Torres García. En el año 2005 abrió sus puertas el museo Gurvich, dedicado a difundir y preservar su obra. Allí se realizan exposiciones y publicaciones sobre su vida y trabajo.
Tras su fallecimiento gran parte de su obra se ha presentado en exposiciones individuales en museos como el José Luis Cuevas de México, el Negev Museum of Art de Israel, el Museum of Latin American Art de California, el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile y el Museo Torres García de Montevideo, así como en galerías de Nueva York, BarcelonaBuenos Aires y Madrid. También participó en las diferentes exposiciones que sobre el Taller Torres García, y el arte de Latinoamérica, se han hecho en museos como el MUVIM, el MNCARS, el Museo del Barrio de Nueva York, el Museo de las Américas de Washington, y tantos más en todas partes del mundo. En todos se lo ha reconocido como uno de los grandes.
Una característica que todos los críticos, así como los que escribieron sobre él y su obra, fue la de destacar como Gurvich pudo transformar la influencia de Torres García, y el peso de su taller, en su propia visión del arte. Josep Maria Cadena, crítico de arte, escribía en “El Periódico” respecto a su exposición en la Sala Dalmau en el año 2000: "Para mí, el mejor Gurvich está, sin que deje de apreciar su obra anterior, en las obras que pinta a partir de 1956, después de su estancia en un 'kibutz' de Israel. Entonces es cuando aplica el constructivismo aprendido de la realidad  pragmática de la vida y halla un orden estético que le pertenece. Maestro de sí mismo después de haber sido fiel discípulo" refiriéndose, claro, a Torres García.
Sobre su obra en Nueva York se dijo: “Figuró la calle, las señales de tráfico, los anuncios, los depósitos de agua por siempre hopperianos (Hopper), los metros , la totalidad de la cultura popular de USA, incluida la bandera, el dólar, Popeye… Se entregó a visiones caóticas –ver por ejemplo las témperas de los años 1971-72- que presentan ciertas afinidades con las obras más simultaneistas de su juventud montevideana, así como las visiones neoyorquinas del propio Torres García. Y a la vez, el errante Gurvich no dejaba de añorar su Montevideo adoptivo, dulce ciudad a la cual jamás volvería”.

 

Carlos Paéz Vilaró (Montevideo 1923 - Punta Ballena 2014).



Fue pintor, ceramista, muralista, director, escritor y tantas cosas más relacionadas con las artes. Con 18 años viajó a Buenos Aires, en 1941, para trabajar en una fábrica de fósforos y luego en el sector de las artes gráficas. A los 20 años regresó a Montevideo donde, impactado por las comparsas de los barrios Sur y Palermo, y por la vida en el conventillo del Mediomundo, terminó viviendo. Se vinculo así  a la comunidad afro uruguaya y comenzó a colaborar en la preparación de los desfiles de llamadas, convirtiéndose de alguna manera en un afro descendiente más. A partir de este acercamiento realizó varias obras pictóricas mostrando distintos aspectos de la cultura y de la vida cotidiana de aquella gente: llamadas, bailes, religiosidad, casamientos, nacimientos, velorios, etc.
Formó parte del Grupo de los 8, agrupación de artistas plásticos uruguayos que surgió en 1958, integrada por Oscar García Reino, Miguel Ángel Pareja, Raúl Pavlovsky, Lincoln Presno, Américo Sposito, Alfredo Testoni y Julio Verdie, quienes sumaron fuerzas para incentivar el arte en sus vertientes más experimentales. En 1960 expusieron en la gran exposición internacional del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Gracias al contacto con escritores, músicos e investigadores como Ildefonso Pereda ValdésPaulo de Carvalho NetoJorge Amado y Vinicius de Moraes publicó libros como La casa del negroBahíaMediomundo y Candango. Profundizó sus investigaciones sobre la cultura afro descendiente desde Salvador de Bahía pasando por cada uno de los países americanos (Colombia, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Haití, etc.) y terminando en la África negra..
Se casó en 1955 con Madelón Rodríguez Gómez de quién se divorció en 1961. Con ella tuvo tres hijos: Carlos Miguel, Mercedes y Agó. En 1989 se casó con Annette Deussen, y tuvieron tres hijos: Sebastián, Florencio y Alejandro.


En 1958 empezó a construir Casapueblo. Denominada por él mismo como una «escultura habitable» ubicada en Punta Ballena a 13 Km de Punta del Este/Maldonado/Uruguay. Con el tiempo además de su hogar, el lugar se convirtió en taller y posteriormente en museo y hotel, siendo uno de los atractivos turísticos del departamento. Según el propio Páez:"La construí como si se tratara de una escultura habitable, sin planos, sobre todo a instancias de mi entusiasmo. Cuando la municipalidad me pidió hace poco los planos que no tenía, un arquitecto amigo tuvo que pasarse un mes estudiando la forma de descifrarla.”
Pueden encontrarse obras suyas en varios países: Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, Haití, Panamá, en varios lugares de África y Polinesia, entre otros. Además de la pintura incursionó en el cine. En 1967 trabajó como co-guionista, junto a Aimé Césaire y Sedar Senghor, de la película Batouk, dirigida por Jean-Jacques Manigot, largometraje de 35 mm en color de 65 minutos de duración. La película participó del Festival de Cannes de 1967. También existen referencias a una película experimental titulada Une Pulsation, basada en una secuencia de imágenes tomadas por él durante un viaje alrededor del mundo con su amigo Gérard Leclery. La película, realizada en París, incluía música de Astor Piazzolla. Según los autores del libro “Le Grand Tango: The life and Music of Astor Piazzolla”  luego de la realización de dicha película, Piazzolla le hizo llegar un casete con una nota adjunta: "Gracias por la libertad que me has dado, me siento como un nuevo Piazzolla"
Falleció el 24 de febrero de 2014 en su Casapueblo, lugar donde vivía y trabajaba. Pocos días antes  de morir escribió: : "Hoy a la noche, cumpliendo mis 90, cerraré mi aventura entre tambores. Un final que nunca quise aceptar, pero que la vida nos obliga a cumplir. Del brazo de Cachila, en Cuareim 1080, y frente a la sonrisa de Carlitos Gardel, trataré de darme el gusto de retirarme dándome un baño de pueblo. Recorrer entre humaredas de chorizos al pan las callecitas doradas del barrio Sur y abrazarme con su gente por última vez".

Queridos lectores los esperamos nuevamente con Raíces del mes de Setiembre-15 para seguir conociendo otro artista plástico que diera nuestra querida tierra uruguaya…

 

Petrona Viera (1890 - 1960) Una pintora planista.

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Maria Petrona Viera Garino Fue una pintora uruguaya reconocida por su talento y precursora del movimiento planista. Una de las primeras mujeres en la escena plástica nacional. Hija de Feliciano Viera y Carmen Garino sufrió a los dos años de una enfermedad (meningitis) que la dejó sordomuda. Aprendió desde pequeña, con una maestra especializada, a leer los labios y hacerse entender por señas. Sus padres, atentos a sus intereses artísticos, producto quizá de su padecer, le propusieron estudiar dibujo y pintura. Cuando tenía aproximadamente veinte años comenzó a recibir clases privadas de pintura en su casa con el maestro catalán Vicente Puig. Desde 1922 Guillermo Laborde fue su maestro, lo que determinó que pasara a ser parte de la corriente planista. El Planismo es un movimiento artístico caracterizado por destruir la tridimensionalidad, recurriendo a imágenes bidimensionales situadas en planos superpuestos o caracterizado por un tratamiento plano de los colores, una paleta luminosa dominada más por matices que por colores primarios, y una perspectiva soslayada, lo que genera que los motivos parecen encontrarse prácticamente en un mismo plano. En 1926 realizó su primera exposición individual.
En el período comprendido entre 1920 y 1930 varios artistas uruguayos como José Cuneo PerinettiCarmelo de Arzadun y Alfredo De Simone, entre otros, realizaron obras dentro de ésta corriente pictórica.  Los temas de Petrona Viera, sin embargo, son distintos a los típicos de los planistas, ya que prefirió pintar escenas cotidianas, de su casa, de niños jugando y estudiando, de los sirvientes, del trabajo de sus hermanas con el tejido...
Petrona pintaba las formas y no los detalles de las figuras. Buscaba que la figura fuera una forma de color y que quedara recortada por los bordes, sin describirlas con precisión. Se dice que su arte es íntimo y subjetivo porque nos cuenta la forma en que ella ve y siente esos retazos o pedacitos de su vida. Su familia creía que sus pinturas eran una forma distinta de hablar, una forma de expresar lo que Petrona no podía decir con su voz. Por suerte lo dijo, como nadie, a través de sus pinturas.

Queridos lectores los esperamos nuevamente con Raíces del mes de Agosto-15 para seguir conociendo otro artista plástico que diera nuestra querida tierra uruguaya…

 

Carlos María Herrera (1875 - 1914)

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Inició sus estudios con Pedro Queirolo en Montevideo y en 1895 viajó a Buenos Aires donde asistió a clases con Eduardo Sívori en la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes. En 1898 realizó un viaje, para profundizar sus estudios a Roma gracias a una beca del gobierno uruguayo, donde estudió con los españoles Salvador Sánchez Barbudo y Mariano Barbasán Lagueruela.  En 1902 logra obtener una beca que le permite volver a Europa radicándose entonces en España, donde trabaja con Joaquín Sorolla, el más importante exponente de la influencia impresionista y Bastida durante 3 años. En 1905 regresa a Uruguay instalando su taller en el barrio Capurro. Fue fundador, director y docente del Círculo Fomento de Bellas Artes.
Es considerado uno de los pioneros del modernismo en Uruguay. Sus obras reflejan el clima de la “belle époque montevideana, con tenues atmósferas y veladuras, uso expresivo del color, manchas y empastes. Especialista en retratos, fue el preferido de la alta sociedad montevideana de la época. Sus retratos de señoras y niños muestran su dominio en la técnica del Pastel. También incursionó, como algunos de sus contemporáneos, en el nativismo, pintando distintos motivos referidos a gauchos y criollos. Entre 1910 y 1913 pinta sus tres telas más conocidas de tema histórico nacional: “Artigas en el Hervidero” y “El Congreso de abril de 1813”.
Sus obras se pueden ver en el Museo Nacional de Artes Visuales, Museo Histórico Nacional, Museo Gallino (Salto), Museo Nacional de Bellas Artes (Argentina)
Queridos lectores los esperamos nuevamente con Raíces del mes de Julio-15 para seguir conociendo otro artista plástico que diera nuestra querida tierra uruguaya…

 

 

Hermenegildo Sábat (1933)

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Hermenejildo Sábat (Menchi) nació en Montevideo (1933) y es una de las personalidades más llamativas de la cultura del Cono Sur. Reside en la ciudad de Buenos desde 1966 y ciudadano argentino desde 1980, hace más de 25 años que sus comentarios periodísticos en forma de caricatura se publican en el principal matutino porteño Clarín, convirtiéndose sobre todo en periodos en que la libertad de expresión se vio seriamente limitada, en una de las voces más prestigiosas. Artista plástico y docente, ha publicado una veintena de libros acerca de sus pasiones: la pintura, la música, la literatura, la actualidad argentina e internacional. Su trayectoria ha sido distinguida con varios Premios importantes, entre ellos “Personalidad Emérita de la Cultura Argentina” otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación  en el año 1997. En el año 1988 el “María Moors Cabot Award (Periodismo, Columbia University, New York), el premio Nacional Pedro Figari de Pintura (Montevideo 1997) y en el 2005 recibió el premio homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirigía el escritor Gabriel García Márquez.
Realizó numerosas exposiciones de dibujo, pintura y fotografía en el país y en el exterior, siendo las más notables sus retrospectivas en el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos aires 1997), el Museo Nacional de Artes Visuales (Montevideo 1998), el Museo de Arte de San Pablo (1984) y el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro (1997). Sus trabajos han sido publicados en varios de los principales medios periodísticos y gráficos del mundo: The New York Times, L´Express, American Heritage, Punch, O Globo, etc. Durante seis años publicó y editó la revista de Artes Visuales Sección Aurea, ganadora de varios premios de diseño, entre ellos el del Art Director´s Club de New York.
Desde 1997 es Ciudadano ilustre de Buenos Aires y en el 2003 fue nombrado Dr. Honoris Causa de la Universidad de Montevideo.

Queridos lectores los esperamos nuevamente con Raíces del mes de Junio-15 para seguir conociendo otro artista plástico que diera nuestra querida tierra uruguaya…

 

José Gurvich (1927-1974)


Fue un pintor, ceramista y profesor de arte uruguayo de ascendencia Lituana, una de las figuras fundamentales del movimiento constructivista.
Su legado abarca pintura, cerámica, madera y murales, donde expresa la influencia de Joaquín Torres Garcia pero con sus propias características, una evolución en la que se plasma su origen y raíces judías. En el año 2005, abrió sus puertas el Museo Gurvich, dedicado a difundir y preservar su obra mediante exposiciones y publicaciones sobre su vida y trabajo.
Tras el fallecimiento de Gurvich, su la obra se ha presentado en exposiciones individuales en museos de México, el Negev Museum of Art de Israel, el Museum of Latin American Art de California, el Museo de Bellas Artes de Chile y el Museo Torres García de nuestro país.  Nueva York, Barcelona, Buenos Aires, Madrid tuvieron muchas de sus obras en exposición. Entre las diferentes personalidades de la cultura que han escrito sobre su obra figuran Juan Manuel BonetÁngel KalenbergAlicia HaberXavier BarralHugo Achugar, Guido Castillo, Marcos Ricardo BarnatánNumen VilariñoAlfredo Testoni y Rafael Lorente Mourelle, entre muchos otros.
Una característica que suelen destacar es cómo la personalidad de Gurvich le permitió transformar la influencia de Torres García y su taller en su propia visión del arte, así, Josep Maria Cadena, crítico de arte de El Periódico, comentaba respecto a su exposición en la Sala Dalmau en el año 2000: "Para mí, el mejor Gurvich está, sin que deje de apreciar su obra anterior, en las obras que pinta a partir de 1956, después de su estancia en un 'kibutz' de Israel. Entonces es cuando aplica el constructivismo aprendido a la realidad magmática de la vida y halla un orden estético que le pertenece. Maestro de sí mismo después de haber sido fiel discípulo".5
Sobre su obra en Nueva York apunta Juan Manuel Bonet: “Figuró la calle, las señales de tráfico, los anuncios, los depósitos de agua por siempre hopperianos, los metros elevados poetizados por José Juan Tablada. Asimiló aspectos de la cultura popular de USA, incluida la bandera, el dólar, Popeye… Se entregó a visiones caóticas –ver por ejemplo las témperas de los años 1971-72- que presentan ciertas afinidades con las obras más simultaneistas de su juventud montevideana, así como las visiones neoyorquinas del propio Torres-García. Y a la vez, el errante Gurvich no dejaba de añorar su Montevideo adoptivo, dulce ciudad a la cual jamás volvería”. 
La estudiosa de la obra de Gurvich, la profesora Alicia Haber, en su escrito José Gurvich, el escultor comenta:”En su universo creativo se incrementó la fuerza imaginativa, lo absurdo, la libertad y la fantasía. Una realidad metamorfoseada y un mundo fluctuante se plasman en todas sus obras. Hay en toda su producción un profundo humanismo, un canto a la pareja, a la familia y el amor. De ahí las referencias al hombre universal y a Adán y Eva, la pareja primigenia. Las constelaciones astrales y lo cósmico ocupan también un lugar destacado en su producción.

Queridos lectores los esperamos nuevamente con Raíces del mes de mayo-15 para seguir conociendo otro artista plástico que diera nuestra tierra…

 

 

José Cuneo

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Nace en Montevideo (Uruguay) el 11 de septiembre de 1887 y fallece en Bonn (Alemania) el 19 de julio de 1977 . En 1905, realizó estudios con el profesor de dibujo Ángel Luis Cattáneo y en 1906 en el Círculo de Bellas Artes, bajo la dirección de Carlos María Herrera. Entre los años 1907 y 1910;  en Turín (Italia), estudia con el pintor Antón M. Mucchi y el escultor  Leonardo Bistolfi. Regresa a Montevideo y en 1911, junto con Carmelo De Arzadun (ganador de una beca del Concurso de Artistas Nacionales), retorna a Italia.  Entonces pinta su serie de “Lagos Italianos”: Lago de Albano y Lago de Nanci;  con un carácter netamente post-impresionista. Expone ésta serie en París y allí reside hasta 1912, año en que concurre a la academia Vitti, donde recibe clases del fauvista Van Dogen, y pintores como Kees Herman Anglada y Camarasa;  ya en la Grande Chaumiere (París, Francia), se dedicó a estudios libres.  De la mano del Maestro Mucchi, conoce a Auguste Rodin.  Vuelto a Turín toma contacto con la pintura de Fontanesi, admitiendo él mismo que tuvo alguna influencia en su obra posterior.  Al regresar de uno de sus viajes, alrededor del año 1914, se estableció en Treinta y Tres (Uruguay) dedicándose al paisaje nativo.   En 1917, con Bernabé Michelena, vuelve a Europa y conoce la pintura de Gauguin, la cual le entusiasma por el color.  Asiste otra vez a la grande Chaumiere a clases de dibujo (croquis) en modelo vivo.  Por entonces pinta paisajes en los jardines de Luxemburgo. Regresa a Montevideo muy influenciado por el cubismo.  Al año siguiente pasa seis meses en Cerro Largo (Uruguay) invitado por Eduardo Dieste.  El 27 de agosto de 1921 se casa con Virginia Mattos y en 1924 nace su hijo Rolando.  En 1925, otra vez viaja a Europa con Carmelo De Arzadun.  En Alemania descubre al expresionista Kokoshka, y en París asiste a la Exposición Universal de Artes Decorativas.  Regresa al Uruguay, y de éste retorno aparecen sus retratos de Carlos Sabat Ercasty, Cyro Scocería, Rodolfo Pastor, La Madre y otros. Vuelve a Europa en 1927 residiendo allí hasta 1930.  Pinta en Cagnes, sur de Francia, una serie de paisajes y a fines de 1930 hace su primera exposición en París (Francia), con buena crítica.   Nuevamente viaja a Montevideo, donde repite la exposición de París.  Se radica en Florida y entonces pinta su famosa serie de “Lunas y Ranchos”, que José Pedro Argul (Gran Crítico de la Plástica Nacional y Director del Antiguo Museo Bancario del Banco de la República) califica de “expresionista”, y Cúneo decía influenciada por el surrealismo.  Los temas de lunas y ranchos empiezan a ser tratados en 1930 y 1931 hasta 1955, inspirándose en paisajes del Departamento de Florida. En 1932, de regreso a Montevideo, expone esa serie usando como prólogo unos versos de Herrera y Reissig.  En 1933 recorre la campaña, en especial de Treinta y Tres y Cerro Largo (Uruguay), y empieza la serie de acuarelas de campo. En 1935 y 1936 expone en Buenos Aires las “Lunas” y sus acuarelas con muy buena crítica.  Otra vez en Europa en 1938 se dirige primero a Italia (Venecia) donde hace otra nueva serie de acuarelas.  Después va a París donde expone las dos series de acuarelas, la “Veneciana” y la “Criolla”. En 1946 pasa seis meses en Punta del Este donde vuelve al paisaje realista–impresionista con una nueva serie de óleos con tema de los pinares y, esporádicamente, la costa.  En 1952, va a Salto donde reside por medio año, haciendo una nueva serie de paisajes.  En 1954 retorna a Europa en goce de la Beca otorgada por la Bienal de Primeros y Grandes Premios de Salones Nacionales. Por primera vez expone en la Bienal de Venecia. Se traslada a Holanda (donde su hijo es cónsul) y vive tres años en Amsterdam.  Hace entonces sus primeros ensayos de pintura abstracta. Vuelve a Uruguay a fines de 1956 y sigue profundizando la pintura abstracta.  Por fin, en 1960 expone por primera vez estas obras usando su apellido materno Perinetti. En 1962 viaja por Europa y a fines del año retorna a Montevideo. Enseñó dibujo y pintura en la UTU (Universidad del Trabajo de Uruguay) entre los años 1924 y 1927 y en el Círculo de Bellas Artes entre 1934 y 1938.  Además de los viajes realizados por motivos de estudio, volvió a los centros artísticos europeos en 1925;  1927 (con beca oficial);  1938;  1953 (en usufructo de la Beca del 1er. Salón Bienal Nacional de Artes Plásticas que ganó con el óleo “Luna”) y por último en 1962. Fue profesor de dibujo en la Escuela Industrial entre 1925 y 1927, en el Círculo de Bellas Artes de 1930 a 1933 y en 1946 en el Taller Horacio Quiroga (Salto).
José Cúneo Perinetti,  falleció en Bonn (Alemania) el 19 de julio de 1977

 

Sergio Curto (1922 – 2002)

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Nacido en Quero, Italia. Podemos decir que es un artista plástico uruguayo de origen italiano, dada su extensa trayectoria que fundamentalmente radicó en nuestro país. Es considerado uno de los mejores pintores figurativos, naturalista, de Uruguay. Autor de numerosas obras al óleo, acuarela y diversos materiales, en donde destacó su estilo impresionista y clásico. Retratista y paisajista, sus obras figuran en museos, instituciones y colecciones de arte en distintas partes del mundo. 
A los 11 años de edad se trasladó con su familia a Montevideo. En 1942 obtiene una beca por oposición en el Círculo de Bellas Artes, en donde estudia Historia del Arte con el profesor Rodríguez Pintos. Más adelante ingresa a la Escuela de Bellas Artes y sigue su capacitación de dibujo con Enzo Kabregú y de dibujo y pintura con Domingo Giaudrone, también modelado con el escultor Luis P. Cantu. Allí comienza su experiencia docente, una práctica que continuará durante toda su vida.
Además de ejercer la docencia fue un investigador de nuevas técnicas pictóricas, la cual puso en práctica en distintas retratos y paisajes. La Escuela de Artes y Oficios, “Pedro Figari”, contó con su participación dentro de un grupo muy selecto de docentes. Me tocó personalmente estar durante tres años estudiando con él. Sin duda todo lo que sé, se lo debo. Nos enseñó a preparar todas las bases para la aplicación de distintos materiales, como así también los conceptos sobre composición y estilos pictóricos. Llegar al taller y encontrarse con él siempre tenía un componente de sorpresa, un día trabajábamos como impresionistas, otros como abstractos, clásicos, etc. Un paseo que nos obligaba a ser creativos. Recuerdo clases magistrales sobre composición y movimiento, capital que aun atesoro en viejos apuntes de aquella época.
La técnica de la espátula no es novedad para nadie. Lo único que cabe es una recomendación de utilizar el instrumento con la mayor ductilidad posible, esto es: aplanar el óleo con materia densa; filetear con el canto del instrumento con óleo más líquido; puntear, raspar, y el bello efecto de la amplia espatulada cuando la texturación lo solicite. Una versatilidad amplia en el manejo de la espátula da interés óptico por la riqueza de trazado. Con mucho ejercicio puede llegarse al fundido que da el pincel, siendo el efecto de más belleza” Sergio Curto



Síntesis de su obra
A partir de 1943 se integra al Salón Nacional de Bellas Artes e intervino en 48 exposiciones colectivas y múltiples exposiciones individuales. En 1994 es invitado por el gobierno italiano a exponer en su región natal. Obtuvo múltiples premios, medallas de oro en varios salones y premios adquisición del Banco República (allí hay varios retratos)

 

 

Juan Manuel Blanes  (1830 – 1901)  (Parte I)

Seguramente Blanes es el pintor más conocido, el más “popular”, entre los uruguayos.  En esta entrega de Pinceladas Uruguayas, apenas mencionaré datos biográficos del artista.  En el próximo número de la revista profundizaremos en su vida y su obra, dos cosas íntimamente relacionadas entre sí. En buena medida un artista es producto de su época. Aquí  la parte primera de la entrega.

Nace en Montevideo en junio de 1830 en el seno de una familia modesta. Tempranamente revela afición por el dibujo, el que no abandona a pesar de sus múltiples actividades. Finalizada la Guerra Grande pasa a instalar un taller en Montevideo y comienza a ganarse el sustento pintando retratos. Por problemas familiares se traslada a Salto y de ahí a Entre Ríos donde pinta para el General Urquiza los cuadros de sus victorias militares, retratos familiares y motivos religiosos.
Convencido de su necesidad de formarse, solicita al gobierno uruguayo una beca a Europa, la que le es concedida en 1860. Es el primero de una serie de viajes al viejo continente, en los que incluirá con posterioridad Medio Oriente. Sus cinco años en Europa se centran en Florencia con el maestro Antonio Ciseri de neta filiación academicista, que marcará su obra posterior. Vuelve a Montevideo entre 1865 y 1879. Realiza algunos de sus grandes cuadros de tema histórico o de actualidad y su fama se divide entre Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile. Su dibujo es naturalista. En la distribución de la luz es un académico preocupado por aislar los colores puros en medio de ocres y grises.
Con Blanes la historia nacional se convirtió en tema, con su obra despunta la pintura republicana y por ello fue llamado "el pintor de la Patria". La seriedad historicista con que realiza su tarea queda demostrada en su correspondencia, Buena parte de la cual está destinada a solicitar información minuciosa para documentarse antes de emprender sus cuadros históricos. También el paisajismo uruguayo se inaugura con Blanes. No recurre al paisaje en un sentido estricto, ya que éste constituye para él en telón de fondo de sus escenas y nunca en protagonista. Alcanza también renombre a través del género retratístico inscripto en estricta escuela academicista.
Muere en Italia, en 1901

 (*) Extraído del Museo Nacional de Artes Visuales” 

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Imagen 01: Retrato de Carlota Ferreira año 1883.
Imagen 02 : Un Episodio de la Fiebre Amarilla en Buenos Aires” año 1871
Imagen 03 : “Asesinato del Gral. Venancio Flores

 

Juan Manuel Blanes  (1830 – 1901) - (Parte II)

    Durante un aprendizaje escolar interrumpido por el trabajo de jornalero, realizó sus primeros dibujos, conociéndose algunos que datan de la edad de catorce años. En ese tiempo, se trasladaba con su madre y hermanos al sitiador campo de Oribe, donde obtiene un cargo de tipógrafo en la imprenta del periódico “El Defensor de la Independencia Americana.
    Vuelto a Montevideo, trabaja entre 1851 y 1853 en la imprenta del diario “La Constitución”, alistándose luego en la Guardia Nacional. Con ese motivo, se ve envuelto al poco tiempo en una refriega callejera de la que sale milagrosamente con vida. Durante su estada en el Cerrito, y a su regreso a la ciudad, no abandona su dedicación a la pintura, ejecutando pequeñas alegorías y decoraciones de motivo popular, así como también retratos de familiares y amigos. Estas circunstancias le llevan a montar su primer taller de pintura hacia 1854 en la calle Reconquista, donde trabaja como aficionado al retrato.
    Un año después, viaja abruptamente con su mujer y su hijo a la Villa de Salto, permaneciendo allí hasta principios de 1857, tiempo durante el cual realizó pinturas por encargo. En ese año, se traslada a Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, donde conoce al General Urquiza, pintando a su pedido varios lienzos, entre los que se cuentan los conocidos como “Victorias de Urquiza”. Allí vuelve un tiempo después – luego de pasar brevemente por Montevideo y Buenos Aires – para pintar la capilla en el  palacio del caudillo entrerriano.
    En el año 1859 regresa a Montevideo donde instala su taller nuevamente, y al siguiente obtiene una pensión del Estado para realizar estudios en Europa. Este hecho marca un punto de inflexión en la vida de Blanes y en la historia de su pintura, que alcanza a partir de entonces, la etapa de la madurez.
   A fines de 1861 llega con su familia a Florencia, instalándose como discípulo del pintor Antonio Císeri. Al año de trabajar en esa ciudad italiana, bota su primer envío de pensionado; pero los dibujos y pinturas no llegan a Montevideo: el barco naufraga a la vista del puerto. Mientras tanto, “…yo sigo meneando el lápiz y copiando el desnudo, con el aplauso de mi profesor”, escribe Blanes a su hermano Mauricio.
   En 1864 regresa a Montevideo con un prestigio conquistado, rodeado de expectativas, y comienza a trabajar por encargo. Aparecen entonces los primeros cuadros de políticos y militares relevantes: Francisco Solano López, Venancio Flores, Justo José de Urquiza…
   Entre 1865 y 1879, Blanes produce lo más significativo de su obra: los retratos de su  madre, de Besnes e Irigoyen, el suyo propio, el asesinato de Flores, la Fiebre Amarilla en Buenos Aires, los “Últimos momentos de José Miguel Carrera” (concluido antes de su viaje a Chile en 1873), la “Revista de Rancagua”, el “Juramento de los Treinta y Tres”, y tantos otros, al tiempo que trabaja incesantemente en sus series de motivos gauchescos…

(Sigue en el próximo número de la Revista RAICES)

Extraído de la revista “Historia de la Pintura Uruguay – La pintura en los orígenes de la nacionalidad”

 

 

Carlos Federico Sáez (1878 – 1901)
Espectador genial del 1900 (*)

saenz

Nace en Mercedes, Soriano, el 14 de noviembre de 1878, en el seno de una familia de alta condición social. Dibuja y pinta como autodidacta desde la niñez dando muestras de una inusual precocidad. A los trece años se traslada a Montevideo concurriendo a las clases de pintura del profesor Juan Franzi, en la misma época presenta sus trabajos a la exigente mirada del artista Juan Manuel Blanes quien aconseja que el joven Sáez consolide su formación en Italia. El gobierno uruguayo otorga una beca de estudios al artista de sólo 14 años de edad. Se inicia de esta forma un periplo de siete años de estadía europea quedando bajo la tutela de Daniel Muñoz, Ministro uruguayo en Roma. Sáez concurre un tiempo a la Academia de Bellas Artes en Roma, pero pronto se enrola en las nuevas corrientes de la pintura italiana finisecular de clara postura antiacadémica. Frecuenta el taller de varios pintores, instala en 1896 el suyo en la Via Margutta y participa de varias exposiciones. Prolonga su estadía europea renovando su beca estatal. Sus envíos de pensionado lo van delatando como uno de los más originales exponentes pictóricos de fin de siglo. Su "manera" se vincula con el movimiento de los "macchiaioli". A propósito de esta postura el crítico Angel Kalenberg nos dice: "Por intermedio de la macchia, técnica que suponía un cierto dinamismo en el trazo, logró superarse la operática y la parálisis a las que había sucumbido la Academia. El procedimiento fue empleado, casi exclusivamente, para pintar paisajes, escenas de género y retratos; a éstos Sáez les dedicó ardorosa, infatigablemente, su vida" (Angel Kalenberg, "Seis maestros de la pintura uruguaya" Mosca Hnos. S. A., Montevideo, 1987). Sáez pinta rostros eligiendo a sus modelos sin trabajar por encargo; a veces modelos profesionales, en la mayoría de los casos personajes con los que tiene fuertes vínculos: su familia, sus amigas, sus amigos. No pinta grupos, retrata individuos en soledad. A excepción de sus dibujos, no pinta desnudos. Dibuja con el pincel y la mancha gobierna el contorno. Su pincelada rápida da a sus figuras la sensación de ser captadas en un instante. Los fondos ostentan una generosidad matérica que generan un contrapunto de atención con la figura generalmente organizada en forma piramidal. Al decir del crítico José P. Argul, Sáez es un "espectador genial del 1900. (...) conserva intacta la frescura del "vero" (...) este pintor que agrega con sus modelos más próximos de familiares y amigos una excepcional nota de mundanismo elegante, incluso de dandysmo" (José Pedro Argul "Sáez"). Regresa a Montevideo en 1900. Ya enfermo, interviene en el concurso de afiches para el carnaval montevideano organizado por el Ateneo de Montevideo; lo gana.
Pueden verse obras suyas en el Museo Nacional de Artes Visuales, Museo Juan M. Blanes y en el Museo Eusebio Giménez de su ciudad natal.
Muere a los 22 años, el 4 de enero de 1901.

(*) Extraído del Museo Nacional de Artes Visuales” 

 

 

 

Pedro Figari (1861 – 1938)

pinceladas

Un fotógrafo de la Patria Grande (*)

Al borde de cumplirse el sesquicentenario de su nacimiento, continúa siendo un incomprendido. Por lo menos al nivel masivo del gusto popular. Para el espectador cuya educación visual no pasa por los parámetros de un auténtico conocimiento en la materia, Pedro Figari está totalmente fuera de su alcance. Le dicen que es un buen pintor, para muchos un pintor con mayúsculas y para algunos una referencia cultural sólo con dos o tres competidores a su altura. Sabe lo que le dicen, pero no lo entiende. ¿Qué es lo que el uruguayo estándar percibe en las pinturas de Figari? No descubre la genialidad de un plástico que con un par de trazos capta no sólo la naturaleza auténtica de sus modelos, su humanidad, sino también la idiosincrasia social, política y cultural del país, de toda la región en realidad. Por algo los argentinos lo sienten un pintor de ellos y entienden que representa la esencia del ser argentino. En ese campo, las diferencias entre uruguayos y argentinos desaparecen. Es que no existen en realidad. Figari lo descubre desde dentro. Lo descifra desde las entrañas del país grande. Lo curioso es que los argentinos se sienten identificados con un pintor que maneja los personajes, las costumbres y los símbolos de una etnia negra que no los representa desde el XIX, cuando desapareció del todo. Que es africana pero se conserva oriental. Pueden comprender, quizá, la otra mitad, la blanca, la que ejerce notoriamente el poder y la dominación. Aunque no es lo que Figari pinta, siempre inmiscuido en la intimidad. Es la amalgama lo que investiga con un tesón admirable, el clima de felicidad doméstica, la alegría que domina las escenas, aún las fúnebres. Sus entierros, y no es casual, parecen trasladados de la Nueva Orleans de Louis Armstrong. Ni siquiera ese maravilloso patrimonio zonal desvela al uruguayo medio. Lo que lo irrita es el lenguaje, para él, entre infantil y grotesco: la pintura de un niño talentoso, pero tan apartado de las convenciones artísticas que aun en su ignorancia se da cuenta que el espectador ha quedado del todo fuera del gran juego. Que lo dejaron aparte. Que el marginado es él y no el pintor. Para no hablar de otra cosa que de la pintura, lo que en el caso de Figari es dejar otro mundo afuera con la existencia de un uruguayo multifacético como nadie.

figari

(*) Extraído de “ARTE URUGUAYO. De los Maestros a nuestros días” 

 

 


En esta foto (1887), Pedro Figari tenía 26 años de edad. Dos años después comenzó a tomar clases de pintura con el maestro italiano Godoffredo Sommavilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





   
 


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