EL ALBAÑIL DE DIOS
PEDRO OPEKA , es un misionero argentino que desde hace 50 años fue a entregar sus esfuerzos por cambiar la realidad de los pobres en Madagascar. En el año 1990 funda AKAMASOA (en el dialecto Malgache – Buenos Amigos), con la finalidad de impulsar a los pobre para que recobren su dignidad con tres herramientas fundamentales – “Acepten el trabajo” – “Acepten enviar a sus chicos a estudiar” – “Vivan en armonía comunitaria para salir juntos de este flagelo de la pobreza”. En el año 2018, pude hacerle un homenaje en la Embajada de Uruguay en Argentina gracias al apoyo del Embajador Dr. Héctor Lescano el 20 de Julio y luego gestionar con el Intendente de Montevideo Ing. Daniel Martínez para que se le entregara el reconocimiento “Visitante Ilustre de Montevideo” el 26 de julio. Todo este movimiento y conocimiento sobre Pedro OPEKA me impulso a escribir una sección en RAICES para darlo a conocer mejor , y luego si es posible concretar un libro contando toda su vida, mientras tanto comparto algunos de sus mensajes.
“Nuestros largos años de actividad nos dieron tanto a mi como a todos mis hermanos misioneros un pequeño derecho, el de elevar nuestro murmullo para decirles cosas muy simples. No soy experto en nada, ni en teología, ni en moral. Pero los pobres me han enseñado que la experiencia sobre el terreno es la mejor de las teologías, y comprendí muy pronto que el Evangelio no es un código moral, sino un compromiso de misericordia y de liberación. No tengo ninguna receta ni varita mágica. Solamente he vivido entre los más pobres. Los he visto sufrir. Juntos nos hemos rebelado contra esa fatalidad , lo que me permite decir a mis hermanos en el vasto mundo: Si, podemos hacerlo! “ (Pedro Opeka)
“El amor nos libera. Aún si el mundo parece desesperado , incluso si las barbaries , las masacres y las violencias nos rodean , seamos esos locos que creen en compartir, en la justicia , en la verdad, en la bondad. La rebelión devela entonces el amor que se hace acción”. (Pedro Opeka)
“Entre las injusticias más indignantes de nuestro mundo se encuentra la miseria. Desde la noche de los tiempos y desde que se inventó la escritura, se ha descripto al “pobre” cómo un ser humano aparte, en la base de la escala social y en lo más bajo en la estima de la gente. Contra todo sentido común, el pobre , sin duda porque no tiene nada , se deja aplastar continuamente por los demás. De donde viene esa energía negativa que lleva al hombre a querer disminuir y destruir así a su hermano pobre? “ (Pedro Opeka)
fondo de mi corazón el amor por la verdad y el odio por la mentira. Nuestros padres eran emigrantes sobrevivientes de los tormentos de la historia: habían huido de Eslovenia para mantener viva su fe Cristiana y evitar la persecución , ya que por nada en el mundo hubieran aceptado mentir. Avanzaron por la vida humildemente pero en la verdad. Nunca hicieron concesiones con esa verdad. Al ser humano le gusta mucho negociar, llegar a arreglos con su conciencia. Está en su naturaleza. No obstante, esa naturaleza pronta a acoger la mentira con los brazos abiertos puede educarse. Se educa en primer lugar manteniendo los ojos bien abiertos, permaneciendo lúcido. El hombre ha tomado la costumbre de avanzar enmascarado , de representar papeles, y ello puede incluso comenzar muy temprano, desde la escuela. Ahora bien, las máscaras sirven para maquillar nuestros miedos y nuestros cálculos. Si actuamos así, es a causa de una falsa visión de la belleza de la vida. La vida solo es bella si es verdadera. No se puede estar permanentemente disfrazado y aparentar ser un personaje distinto de uno mismo. Huir, mentirse puede transformarse a largo plazo en un hábito, una segunda piel. Nadie está a salvo de este peligro, ni siquiera aquellos que se consideran muy fuertes y que pretenden mantener el control de su juego; a fuerza de jugar, el jugo deja de serlo, y la mentira pasa a ocupar el lugar de la verdad. Mírenlos a todos, tanto a los políticos como a las viejas instituciones. La mentira se ha convertido en lo suyo, en su manera de ser, en su segunda naturaleza. A fuerza de representar un papel, de caracterizarse, todo ese teatro de sombras que al principio puede seducir se vuelve falso. No se salvan ni la Iglesia ni los monasterios mismos. Ciertamente hay curas y monjes extraordinarios por la fuerza de su diálogo con Dios. Pero la Iglesia entera debería ser así. En todas las instituciones , de tanto llevar ropajes teatrales , los que deberían ser guardianes de la verdad se han vuelto ajenos a esa verdad.
¡REBÉLENSE! En nombre del amor a sus hermanos! ¡ Allí encontrarán la alegría de vivir!
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