Nieto de esclavos africanos, arrastrado a Sudamérica desde el actual Lesoto, nacido en el barrio de Palermo de Montevideo, una zona de inmigrantes, en extrema pobreza, Gradin fue el primer y muy joven máximo goleador de la primera Copa América, la de 1916, disputada en Argentina. Tenía entonces 19 años y sobre todo fue el primer futbolista negro el y su compañero Juan Delgado de la historia de una selección en una competición oficial. Ambos integrantes del Peñarol de Montevideo. En ese momento Uruguay era la nación más progresista del Cono Sur, a diferencia, por ejemplo, de Brasil que había abolido formalmente la esclavitud solo en 1888. Y donde, sin embargo, la exclusión y el desprecio por los negros y mulatos estaban vigentes en el futbol, como en Brasil donde Arthur Friedenreich, máximo goleador de la Copa en 1919, pero luego se mantuvo fuera de la Selección durante algunos años porque, se decía, el entonces presidente de la República, Epitacio Pessoa, prohibió la convocatoria de deportistas negros. En esa primera Copa de 1916 Isabelino, de 19 años, marcó 3 goles, 2 a Chile en el partido inaugural y uno a la Brasil de Friedenreich, consiguiendo el título de rey del bombardero y la propia copa. Al día siguiente del partido con los chilenos, los dirigentes de Santiago, prueba del racismo imperante en el continente, pidieron la cancelación del partido "porque Uruguay alineó a dos africanos", recordó Eduardo Galeano en su, “Esplendores y miserias del fútbol”. Afortunadamente no se les escuchó. ATLETA DE ORO Dotado de una zurda potente, hábil y muy veloz, Gradin había llegado a Peñarol y a la máxima categoría uruguaya tan sólo el año anterior, en 1915. También habría ganado la Copa de 1917, incluso sin jugar un minuto, y habría llegado a final en 1919, perdiendo ante la Seleção de Friedenreich. Pero sobre todo en esos años de 1918 a 1922 Gradin ganó 4 oros en los 400 metros planos en los Campeonatos Sudamericanos de Atletismo, inicialmente bautizado Campeonato de Iniciación, y 2 oros y un bronce en los 200 metros. .En 1924, lamentablemente, debido a una disputa entre su club y la Federación, durante el Cisma del futbol Uruguayo, no fue convocado para los Juegos Olímpicos de París, en los que la Celeste ganó fácilmente su primer oro. Peñarol y Central en 1920 habían jugado amistosos con Racing e Independiente, clubes argentinos que a su vez abandonaron la federación bonaerense de fútbol. Así fueron sacados de la selección todos los integrantes de Peñarol y Central. Gradin no quiso traicionar a su club, Aurinegro, y recién regresó a la Celeste en 1927, pero no quiso participar en los Juegos de 1928, para dar cabida a los jóvenes. En Peñarol, su historia también quedó escrita con letras de molde. Campeón en 1918 y 1921, anotó 101 goles en 212 partidos. En 1922 desavenencias con la diligencia aurinegra hizo que se integrara a Olimpia, resultando uno de los grandes propulsores de la institución donde siguió su doble actividad deportiva hasta el 1929. Sus últimos años de vida los pasó en la indigencia y la pobreza hasta que falleció en diciembre de 1944 a la edad de 47 años. Tiene una plaza en Montevideo (Ciudad Vieja),  con su nombre y además el honor, junto con Juan Delgado, de haber sido los dos primeros jugadores de raza negra en haber debutado con Uruguay en un torneo internacional.