El Teniente de la eterna sonrisa
por. Eduardo Gutierrez Cortinas
El Barrio Sur, con la alegría infantil centrada en sus baldíos gredosos, lindantes con Palermo, fue la cuna de Álvaro Gestido. Es decir: uno de los hermanos Gestido, futbolistas todos; el que eclipsó a los demás por su fama y sus títulos, también por ser un hombre de eterna sonrisa. Todos fueron hermanos e hijos ejemplares, todos jugaron al fútbol; todos triunfaron plenamente en la vida y sólo el paso inexorable del tiempo e incluso su urgencia desmedida pudo separarlos pero jamás desunirnos. En Álvaro están todos, pero evidentemente es él la Estrella Deportiva. En Ibicuy, entre Isla de Flores (hoy Carlos Gardel) y Cebollatí (hoy José Mario Roo, en esa cuadra) , nacieron Manuela, la hermana mayor, y Oscar Diego, que con el tiempo llegaría a ser Presidente de la República. Los padres fueron don Antonio Gestido y doña Josefina Pose.
A Oscar (nacido en 1901) siguió Gualberto (1905) , Álvaro Antonio (nacido el 17 de mayo de 1907) y Walter Agosto Gestido Pose, que es de 1909 y el único que vive, estos tres nacidos en Cebollatí frente a la Muralla, en pleno Barrio Sur. Era una familia de clase media y de trabajo. Don Antonio era albañil y pintor. La casa que ocupaban en esos primeros años del siglo era propiedad de los abuelos maternos – su abuelo era carpintero – que vivían cerca : frente a la antigua Playa Santa Ana por la usina de la Sociedad Comercial de Montevideo (la empresa tranviaria) , local que aún existe. Pero ya esa zona y hasta el barrio Migone era la del “¿Se da cuenta?” , club alegre cantor, pescador y futbolero, que lucía una blusa de retazos multicolores y diese origen al célebre Reformers. En medio de esos extremos Barrio Sur y Migone – el barrio Palermo. Y Central, desde 1905 orgullo futbolero de la Muralla(no existía la Rambla) y de innegable sabor carnavalero.
LOS AÑOS EN MELO
Pero apenas si salió “Varito” con una pelota de trapo atada a un piolín y llevada de la mano, por consejo de su tío y afán de dominarla, cuando la familia se fue del barrio. Debieron quedar para más adelante los pelotazos en la cancha de la bajadita o en los baldíos cercanos. Don Antonio tuvo una buena oportunidad de trabajo y se trasladó con toda la prole a Cerro Largo, como sobrestante de la construcción del edificio del Banco de la República, Sucursal Melo.
Allá pasaron años escolares y liceales y fundamentalmente los de la primera guerra mundial, tema de todos los días y que indudablemente despertó la curiosidad y la llevó a los juegos infantiles de los Gestido. Y en Oscar , el mayor, la vocación militar (y luego aérea), mientras cumplía el ciclo de enseñanza secundaria en el Liceo Departamental de Melo.
Entre 1913 y 1918 estuvieron radicados en la capital arachana. Obviamente crecieron…y jugaron al fútbol. Oscar en el equipo del liceo ; Gualberto y Alvaro en equipos de menores. La rivalidad local de aquel entonces era Melo - Artigas y el primero – favorito de los Gestido – tenía los colores de Peñarol, lo que ya iba indicando algo. Al retornar a Montevideo los Gestido, el fútbol uruguayo había culminado su etapa de evolución técnica (el gran fútbol del 12) y de organización continental , al cumplirse los primeros sudamericanos. La guerra había marcado también en la cancha sus “mariscales” (el primero fue Alfredo Foglino) y en la dirigencia sus “generales”. El negro Juan Delgado, ídolo de Palermo, luego de un pasaje por Boca Juniors, ya estaba con un pie en Peñarol… El guapo equipo de Palermo, humilde y carnavalero, se resistía a resignarse a decrecer en su fuerza deportiva. Francisco Pse, tío de los Gestido, era un conocido albañil del barrio y mucho más que un dirigente de Central. Era de lo que hoy llaman “la pesada”, de los que iban para adelante en aquellas tenidas bravas de la época donde había que representar además a un barrio con historia de guapeza bien conquistada. Era un hombre grande, ancho de espaldas, fuerte , simpático y solía hacer punta con la hinchada tras de sí; entre los seguidores, dando sus primeras piñas, se recuerda al Nene Esmoris, luego famoso boxeador e ídolo de la barriada. En esos momentos, Pose vio las condiciones de Oscar; un eje delantero guapo, cabeceador y hábil que , de retorno al barrio, creían nacido en Melo. Oscar ya era cadete y puede afirmarse que fue el primer militar-futbolista en 1ª División. Empezó en el tercer equipo, al que luego llegó Heguy, también militar (seleccionado celeste en 1922) ; Francese, Ruiz, Raíz…
(Queridos amigos lectores, con Raíces de junio-2019 seguiremos con esta historia)
ALVARO GESTIDO – “El Teniente” (Parte II)
ALVARO EN EL SOLFERINO
El pago, futbolísticamente, estaba en Central, en su tío Francisco, en Palermo. Pero al abandonar Oscar, fue muy simple decidirse por la aurinegra. Y los primeros pelotazos reglamentarios, tanto Gualberto como Álvaro, los dieron con la aurinegra en el pecho, en cuya 4ª división jugaron al inaugurarse precisamente esa divisional en la liga. Jugaban Luis Laurino, Roberto Barreiro , Dionisio Tancredi… Gualberto era zurdo, el único de los Gestido que manejaba mejor la izquierda. Buenos jugadores ambos, Álvaro no solamente era menor sino más pequeño (nunca midió más de 1.73) , pero mostró siempre gran fortaleza física y a los pocos minutos dominaba el medio campo, pese a ser casi un niño. Piendibene era su ídolo, su maestro; también gran consejero de aquellos juveniles pues siempre los escuchó con devoción y respeto.
Con el cisma (fines de 1922) , al separarse nuestro fútbol en Asociación y Federación cesó la 4ª. División y coincidió para que Álvaro ingresara a la Escuela Militar , por consejo de Oscar, entrando el 16 de febrero de 1923. A la Escuela y al equipo de la Liga Universitaria, que era muy fuerte. Gualberto , con un buen empleo en el naciente cine sonoro, se mantuvo en la 3ª. de Peñarol hasta 1925. Y pudo seguir, pero – como dijo muchas veces – siempre iba a ser “el hermano de Gestido…”.
“Varito” pudo jugar en Central y llegó a ponerse la camiseta antes de un partido. La influencia del tío Pose se había hecho sentir y consintió en jugar por los de Palermo, cuando ya era cadete. Faltaba esa tarde a Central su mejor hombre en el medio campo. Diego Carreras, que se habría demorado aparentemente demasiado en algún estaño. Y Pose hizo que su sobrino se vistiera. Pero ocurrió que llegó Carreras , un ídolo y un jugador que, si bien era bajo, saltaba como un resorte y tenía gran ascendencia sobre sus compañeros. Por más explicaciones y “no te preocupes…”, Gestido se despidió para siempre del fútbol de su barrio. Al menos de ese barrio. Porque la influencia del cambio de barriada tuvo su cuota para que Álvaro debutara en Primera en el Solferino Sporting Club.
El nombre de Solferino obliga a ir atrás en el tiempo. Solferino nació el 24 de junio de 1915 en Rivera y Llambí (entonces Miguel Barreiro) , en una panadería. Al final de una jornada que comenzaba en la madrugada, hacia el mediodía, el dueño hacía una pizza para los empleados y algunos allegados. Un día hablaron de hacer un club de fútbol y un tano, que se acercaba justamente por la pizza, dijo que ese día cumplía años la batalla de Solferino… Hay que ver todo lo que tuvo que explicar el pobre tano sobre Napoleón III, el emperador Francisco José y la Unidad Italiana a un absorto grupo de comedores de pizza…Pero el nombre gustó: Solferino. Y así nomás le pusieron , evocando un hecho de 1859. Aquella zona era de quintas, que subían de La Mondiola (26 de marzo y Buxareo) hasta la montañita de Rivera junto a la estación de tranvías de Pocitos. La primera cancha del Solferino fue en Obligado, a media cuadra de Rivera y su zona de influencia comenzaba en el Almacén del Espejo (hoy Rivera y Araúcho) del gallego Balsa, donde paraban los carreros del Buceo y se centraba en el conventillo de las muchas puertas, famoso por sus bailongos y broncas. El rival natural era Misiones, con el conventillo de Mendi junto a la estación: 20 piezas, un enorme eucalipto al frente y un taller de calzado al fondo. También estaba el centro rival de diversión, el Cine Latino, famoso también como milonga, pero que admitía – era un galpón largo – espectáculos culturales, funciones benéficas y cuadros filodramáticos. En 1921 llegó nada menos que Peñarol a la Estación Pocitos. Allí, donde había sido el picadero de doma de matungos de los tranvías a caballitos, se levantó el piso de la recordada cancha de Peñarol de Rivera y Brito del Pino. Muy atrás quedaban en el tiempo las correrías infantiles, cuando enganchaban por primera vez los caballos, ya bestias domadas para el trajín y la rutina, y llenaban el tranvía de chiquilines para hacer peso y probarlo hasta el Buceo u 8 de Octubre. La Sociedad Comercial de Montevideo mantenía la sigla de sus tranvías eléctricos (S.C. de M.) : Se cansaron de Matungos, al decir de aquellos tiempos.
Fuente : “ESTRELLAS DEPORTIVAS” Fascículo 121 – por. Eduardo Gutiérrez Cortinas.
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