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HISTORIA DEL BARRIO

JACINTO VERA

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Los orígenes


Este barrio fue fundado por Francisco Piria en 1895 , en la que fuera quinta de Platero. Lleva el nombre de quien fue el Primer obispo de Montevideo, Mons. Jacinto Vera.
Hijo de inmigrantes canarios que venían a la Banda Oriental, había nacido el 3 de junio de 1813 en el Estado de Santa Calanina, Brasil. Allí vivieron los Vera Durán hasta 1815 , año en que se trasladaron a Maldonado, donde se afincaron como labradores y en 1823 su padre adquirió un campo en Toledo, Canelones, donde se instaló con su familia. A los diecinueve años de edad, Jacinto concurrió a hacer sus primeros ejercicios espirituales con la conducción de P. Manuel Barreiro, descubriendo en esa oportunidad su vocación. Posteriormente , recibió lecciones de gramática y latín del Pbro. Lázaro Gadea y en 1837 pasó a Buenos Aires donde completó sus estudios en el Colegio San Ignacio de la Compañía de Jesús, ordenándose sacerdote en 1841. A su regreso al país, fue destinado a la parroquia de Canelones, como teniente cura y el 2 de agosto de 1852 fue nombrado cura vicario del lugar. El interés y devoción con que atendía espiritual y materialmente a sus feligreses, determinaron que los vecinos de Canelones lo eligieran representante en el año 1857 , cargo al que renunció apenas electo. En ocasión de ser designado vicario apostólico de Montevideo, vacante por el fallecimiento de fray Benito Lamas, recibió algunos ataques de parte del sector masónico que procuró impedir su designación, que , finalmente, se concretó el 14 de diciembre de 1859. En abril de 1861 , solidarizándose con la actitud del Pbro. Madruga de San José, negó autorización para la exequias del Dr. Enrique Jakobsen , masón impenitente, en el Cementerio Central. Los compañeros de secta atacaron a través de la prensa local a Vera, quedando al acecho , hasta que un nuevo suceso precipitó los acontecimientos. El vicario se vio en la necesidad de remover de su cargo al cura rector de la Iglesia Matriz, el Pbro. Juan José Brid, a la sazón senador y masón ; lo que comunicó al presidente de la República Bernardo P. Berro el 11 de setiembre de 1861 . Este apoyándose en el derecho de Patronato, le negó la autoridad para proceder de esa manera, iniciándose, así , el famoso conflicto eclesiástico – civil.
El Poder Ejecutivo envió notas a Vera ordenándole revocar su decisión lo que por supuesto no aceptó el incorruptible vicario y como resultado de tal negativa le destituyeron del puesto; mas al no ser el Estado quien lo invistió, continuó en su lugar. Finalmente, el 7 de octubre de 1862 , ante el asedio masónico y la firme posición de Vera, Berro lo desterró junto con su provisorio, el Pbro. Victoriano Conde. Luego de firmar una pastoral y dos decretos, a las cinco de la tarde del mismo día, marchó acompañado por una multitud hasta el muelle , donde se embarcó en el vapor “Salto” para Buenos Aires. Pero producida la revolución del Gral. Venancio Flores, en abril de 1863, el 22 de agosto del mismo año, el Gobierno decretaba que : “A juicio del Gobierno y habiendo mediado el Delegado de Su Santidad, Mons. Marino Marini, y el Presidente de la República acordaban que quedaba sin efecto el convenio celebrado con el Delegado de Su Santidad  con fecha 19 de diciembre de 1862.” Cesaba en consecuencia en el ejercicio de sus funciones de Gobernador Eclesiástico don Pablo M. Pardo, admitiéndose nuevamente al Vicario Apostólico don Jacinto Vera”  Y por bula de León XIII , de 15 de Julio de 1878 , Mons. Jacinto Vera , fue designado Primer Obispo de Montevideo. Se encontraba en Pan de Azúcar, en misión pastoral, cuando falleció el 6 de mayo 1881. Actualmente , a más de cien años de su muerte, se halla en trámite en el Vaticano la solicitud de la Iglesia uruguaya para su beatificación. En el ámbito de este barrio, en la entonces panadería de Vidal (actuales calles Lorenzo Fernández ,  Pedernal, Yaguarí y Joaquín Requena) en setiembre de 1811 , según el Dr.Luis Bonavita , tuvo lugar la primera Asamblea de los Orientales , convocada por José Artigas.

 

LIBER FALCO , POETA DE SU BARRIO


En un poema titulado “Biografía” Líber Falco decía, en 1938 :
“Yo nací en Jacinto Vera.
Que barrio Jacinto Vera.
Ranchos de lata por fuera
y por dentro de madera.
De noche blanca corría,
blanca corría la luna,
y yo corría tras ella.
De repente  la perdía.
De repente aparecía,
entre los ranchos de lata
y  por adentro madera.
Ah luna, mi luna blanca
luna de Jacinto Vera!”

Pese a lo que afirmaba en su poema, Falco no había nacido en Jacinto Vera sino en Villa Muñóz, en la calle Blandengues y Constitución. Fue durante su juventud, durante una prolongada estadía de sus padres en Piriápolis, que vivió en casa de una tía, en el barrio Jacinto Vera. Mario Arregui  rememoraba así la imagen del poeta : “Ese hombre – del gado, de estatura mediana, con cierto aire no de enfermo pero sí de convaleciente, vestido con un traje azul o marrón que puede ser bastante nuevo pero que parece viejo - , camina a pasos lentos e invigilados . Lleva la cabeza –cuyo pelo es de un rubio desganado – un poco inclinada hacia adelante, lleva como semidormidos los ojos celestes que no miran nada, o que miran, apenas, sólo lo imprescindible. Durante el día generalmente anda solo; en los anocheceres y en las noches, suele ir con amigos, y entonces va un poco más en la tierra y más despierto, aunque con frecuencia también se ensimisma y se pierde”
Y más adelante completa la imagen: “Liber fue peluquero o aprendiz de peluquero, tuvo un efímero negocio donde vendía pan, caminó durante años correteando trabajos de imprenta, trabajó después de corrector en diarios y ocasionalmente en alguna editorial. Fue siempre pobre; se puede asegurar que no soñó ni quiso nunca dejar de serlo” En el prólogo que dedica a la compilación “ Tiempo y tiempo” de sus poemas, expresa Heber Raviolo : “Su acercamiento a los medios intelectuales, su amistad con varios de los representantes más destacados de la generación del 45, no modificará en absoluto su manera de situarse en la vida. En el libro de Arregui el lector podrá encontrar una estampa emocionada de lo que fue el vivir cotidiano del poeta, repartido entre sus modestos oficios, su compañera y un grupo de amigos constante y reducido, entre los cuales tendrá particular importancia el núcleo de la revista “Asir” . A lo largo de esa vida sencilla y exteriormente monótona , Falco irá publicando, sin pausa pero sin prisa, su breve obra poética. Durante la década del 30 colaborará en algunas revistas de muy relativo predicamento intelectual, tales como “El Auto Uruguayo” y recién en 1949 aparecerá su primer libro : “Cometas sobre los muros” ; un breve volumen de 54 páginas y un total de veintiún poemas con carátula de Alfredo De Simone y colofón de la Imprenta “Stella” del poeta Juan Cunha. A éste seguirán , en vida del autor  , otros dos modestos volúmenes : en 1942 , “Equis Andacalles” , con un total de diecisiete poemas. Y en 1946 “Días y noches” , que incorpora todos los poemas de “Equis Andacalles” , dos de “Cometas sobre los muros” y doce compociones nuevas. A su muerte tenía en preparación un volumen que pensaba titular “Tiempo y Tiempo” y que con adiciones publicarán póstumamente sus amigos de la revista “Asir” , en 1956. El 10 de noviembre de 1955 , a las dos de la tarde, en un apartamento que daba a la calle Dante entre las entonces llamadas Defensa y Municipio, falleció Líber Falco de resultas de un cáncer pulmonar.

 

CUNA DE “CRACKS”

El Barrio Jacinto Vera fue cuna de “cracks” de todos los deportes, y de manera especial de fútbol, con nombres que conforman un conjunto de actores destacados del principal deporte nacional. Así cabe recordar a los Fazzio, “El Tano” Porta , “Yamarí” Ferrou, Enrique Fernández, los Arcieri, Cabrerita, “Bichito” Cristóbal, “Hueso” Miguens, Arbeloa, “Chicharrón” Silva, “Patezco” Ambrois y los campeones del mundo de 1950 , “El Cotorra” Miguez y “El mono” Schubert Gambetta. Y como un verdadero símbolo, Aníbal  Ciocca, de la larga fama: “El Príncipe” “El Pista” o “Pistola” como se le conocía en el barrio. Luego del imprescindible pasaje por clubes del barrio, Ciocca se registró como jugador de Wanderers en la AUF en 1931, al fin de cuyo año pasó a Nacional, donde culminaría su carrera deportiva. En nota necrológica de”El Día” del 8 de noviembre de 1981, se decía:
“Baluarte de Nacional cuando obtuviera el quinquenio de Oro, entre 1939 y 1943 , factor importantísimo de Uruguay, cuando en Santa Beatriz, con la casaca roja , lograra el título de Campeón en 1935, y figura básica de los celestes Campeones invictos de 1942. Aníbal Ciocca alcanzó además títulos en torneos dentro de fronteras. Y los muchos lauros y elogiosos conceptos que se vertieron a su paso por las canchas, jamás fueron demostrados por quien, hasta con timidez y cierta vergüenza , recibía las felicitaciones. De cuna humilde, alcanzó con honestidad en su actividad laboral fuera del deporte, una situación que le permitió vivir decorosamente junto a su familia. “Su modestia y su humildad  fueron factores que determinaron que nunca mirara a la cámara fotográfica. Su cabeza agachada, mirando el piso y con su particular mechón de cabello sobre la frente, resultó siempre la imagen que reprodujeron los órganos de prensa” Luego de perder la vista , contrajo grave enfermedad, falleciendo el 7 de noviembre de 1981. Miguel Ángel Belmonte escribió en su homenaje.
“Correteó en las calles de Jacinto Vera, creció como el trigo rubio y espigado gastando las suelas en los empedrados tras una pelota, aunque de trapo fuera. Que estaba contenta de que él la tuviera le gustaba tanto que la acariciaba como la quería …no la maltrataba… suave en el empeine a veces la dormía como suspirando al pecho la traía y en el mechón rubio luego la acunaba.”

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Cerrito

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 







   
 


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