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LONDON PARÍS  
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Originalmente proyectado para la compañía aseguradora inglesa The Standard Life, este edificio del arquitecto británico John Adams fue adquirido en 1908 por las tiendas London París. La presencia de estas grandes tiendas representa uno de los signos de la próspera vida burquesa a la manera europea (en particular parisina), que actúan como lugares de encuentro social al igual que los clubes, restaurantes y teatros. La riqueza del diseño del cuerpo sobre planta baja, con sus diferentes tratamientos de vanos y balcones variando de piso a piso, culmina en un techo de mansarda que se interrumpe en la esquina para dar lugar a un templete de angosto tambor y cúpula dominado por la escultura de un Atlas. De este modo se materializa una de las esquinas más importantes de la época.
El éxito del London París fue en aumento durante los años más prósperos del Uruguay. En 1958 tenían 1.100 empleados y una superficie de más de 11.000 metros cuadrados, donde se desplegaban los diferentes departamentos: lencería, perfumería, ropa para caballeros. El servicio, sumamente esmerado, era una de las claves del éxito.
Otra clave eran, sin duda, los mismos catálogos que hoy pueden apreciarse en la muestra del Museo del Gaucho. Siempre eran dos por año: Otoño-Invierno y Primavera-Verano. Llegaban a los rincones más alejados del país para que cualquier persona ­siempre residente en el Interior­ encargara las novedades más refinadas, y a un excelente precio.
En 1995, se realizó la remodelación de su planta baja, a cargo de los arquitectos Conrado Pinto , Alberto Valenti y Arturo Silva Montero. Cinco años más tarde Isaac Benito fue el responsable de la restauración de los pisos superiores. En 2008 se vendió por un valor de 700.000 dólares. El edificio, originalmente diseñado como vivienda, incluye oficinas y el comercio McDonalds.

 

Anécdota de la mujer de Juan José de Amézaga Presidente de la República.



Allá por la década del 40, los empleados del London veían con sorpresa cómo una dama muy elegante elegía y se probaba las mejores prendas que tenían a la venta. Luego de lo cual se retiraba, también elegantemente, sin pagar. Nadie se atrevía a llamar su atención. Era algo que se vio en más de una oportunidad. Sólo era llamar y al punto se hacía presente su esposo a abonar lo adeudado por su señora. Él era nada menos que el señor Juan José de Amézaga, presidente de la República. Nuestra primera dama se llamaba Celia Álvarez Mouliá

 

 

LONDON PARÍS
por. Roberto Leiva

Estimados lectores , lo que Uds. van a leer a continuación es ni más ni menos que la visión de un ex funcionario del LONDON PARIS , quien toma contacto con nuestra redacción para colaborar con RAICES gracias al programa “Los Archivos de la Memoria” que se emitía por la 1410AM , vaya con este artículo un reconocimiento y memoria a su director Gustavo Martínez.


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A las 8 y 30 de la mañana, sonaba puntualmente el primer timbre, para indicarnos que debíamos estar en nuestros puestos , prontos para empezar la tarea ; 10 minutos después sonaba el 2do. Y las grandes puertas giratorias comenzaban a girar sin parar hasta las 11 y 50, en que sonaba otro timbre para indicar que había que cerrarlas y 10 minutos después el nuestro de salida. Un tropel de hombres y mujeres de distintas edades nos precipitábamos hacia los tarjeteros “a marcar” y luego hacia las puertas de salida en busca de los ómnibus que nos conducirían hacia nuestros hogares (por aquellos años se hacía horario cortado) en busca del ansiado almuerzo y si había tiempo (los que vivíamos mas cerca) de un pequeño descanso, para volver religiosamente a las 14 y 30 a ocupar nuevamente nuestros puestos hasta las 19Hs en que volvíamos a correr al tarjetero.


…corría el año 1959. Las horas volaban atendiendo al público; (los que teníamos esa tarea) ya que había costureras, sastres, planchadoras, peones, vidrieristas, electricistas (tenía equipo propio) y la famosa sección expedición, desde donde se preparaban los envíos que luego repartirían las famosas camionetas azules y amarillas por toda la ciudad. Los ascensores subían y bajaban continuamente dejando en cada piso un sin fin de señoras y señoritas. Elegantemente vestidas, lo mismo que serios señores. Y algún que otro travieso niño, con la agradable voz de la ascensorista que indicaba en c/piso- 1er piso …Sección Zapatería – 2do. Piso Cotillón, Juguetería , bebes ; 3ero. Lencería y confecciones de Señoras; 4to Blanco y Tapicería ; 5to Niños y Confecciones de hombres ya que la parte de camisería, medias, pañuelos, corbatas, etc. estaba en Planta baja con entrada exclusiva por 18 de Julio, lo mismo que las Secciones de Fantasías, Perfumería, Telas, Mercería, Medias de damas y la famosa Sección Óptica, con opción de entrar por 18 o por Río Negro. El sub-suelo estaba ocupando casi totalmente por la sección Menaje y Bazar. En ese ir y venir de gente, de empaquetar regalos y paquetes , de aconsejar tal o cual tela, que color quedaba mejor o que producto era el más conveniente, entre los empleados surgían amistades, amores...y así en ese trajín diario, conocí a mi esposa. Era lindo trabajar ahí, en el “London”, había montones de anécdotas, de cuentos, de saber que le pasaba al compañero o al amigo, conocer los problemas de su familia, el tratarnos con respeto. De las anécdotas que se pueden contar por miles, rescato la de aquella compañera de la Sección Menaje (en la que trabajaba mi esposa) que en medio día  en su casa tomó kerosene en un vano intento de suicidarse y luego a la tarde se presentó a trabajar, el jefe mandó enseguida a comprarle leche y con la ayuda del Dr. Y la enfermera (teníamos un pequeño consultorio médico para emergencias y certificar las ausencias) se logró sacarla del paso. Delante de los clientes no podíamos tutearnos, debíamos decirnos de Sr. …Srta. Lo mismo los jefes nos daban el mismo trato. También estuvo, como innovación de la época (lo que marcaba el esplendor de la tienda) aquellas famosas estufas que calefaccionaban las vidrierías para los innumerables transeúntes que se detenían a mirarlas, eran tradicionales las que se preparaban para las fiestras patrias, para el comienzo de las 4 estaciones, comuniones y unas que se hacían (no recuerdo bien para que fecha, creo que era por la primavera) en la que se representaba toda la fiesta de un casamiento, con los novios, padrinos e invitados, mozos sirviendo etc. también eran famosas la de los carnavales…


Otro tema a destacar eran los famosos catálogos que llegaban a todas partes de la república y luego “los cadetes” (empleados más jóvenes) recepcionábamos los pedidos y se los entregamos a la Sección Catálogo (ocupaba toda la parte del 3er. Piso que daba sobre 18) donde los funcionarios que trabajaban ahí, acomodaban los objetos frágiles en cajas; todos los pedidos embalados eran llevados luego en camiones también azules y amarillos, (creo que había 2) a las empresas encargadas de llevarlas a los lugares mas remotos de la república; una característica del “London” era que devolvía el dinero si el artículo no era del agrado de la persona, o le quedaba chico o grande. Hay anécdotas de que personas compraban lámparas o adornos (porque tenían una reunión el sábado) y el lunes los devolvían, se sabe que una Señora devolvió el lunes una alfombra que había adquirido el sábado…anécdotas como esta hay montones, pero sería muy largo de contarlas. Algo que tampoco puedo dejar de mencionar fue la famosa “Multi Liquidación” en el año 1963, ya que era la primera vez que se organizaba una propaganda para promocionarla. La magnitud del éxito alcanzado por la “Multi” no fue imaginado ni por lo más optimistas de quienes la organizaron el 1er. Día las colas atendían varias cuadras, tanto por 18 de Julio como por Río Negro, cuando los empleados llegamos esa mañana, la verdad nos asustamos ya que el público no nos dejaban pasar para poder ingresar a nuestros puestos, pues decían que no éramos funcionarios, sino que nos queríamos “colar” fue tal la acumulación de gente que se tuvo que desviar el tránsito, cerrar las puertas ya que la gente desbordaba la capacidad locativa del local y en su desesperación por entrar ( la presión de la gente que no podía ingresar) , rompió una de las cortinas metálicas de la última puerta que daba a 18 de Julio, donde tenía la entrada la Sección Hombres, ya para el 2do día, se organizó un poco más y se colocaron vallas con policías que iban haciendo pasar de a poco…

 

 
   
 


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