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SALADEROS, UN CEMENTERIO Y LA CUNA DE VARIOS ILUSTRES URUGUAYOS...(Parte I)

   
     


Un paraje de la ciudad, más allá del núcleo poblacional del Cordón y de Las Tres Cruces, enclavada en la llamada «Quebrada de Montevideo Chico», donde se encontraba trazado el Camino Real, vía principal de comunicación con la zona del este y Maldonado.


Cuando, él ejército del General Manuel Oribe inicia, el 16 de febrero de 1843, el llamado Sitio de Montevideo el Caserío del Cardal era una zona de chacras, cuyos vecinos y propietarios eran todos de procedencia española.


El historiador, Eugenio T. Cavia ubica la perspectiva general que ofrecía la zona en 1840. Sostiene que en la esquina de la actual de 8 de Octubre y bulevar Batlle y Ordóñez, estuvo establecida la pulpería de Francisco Pacheco y Medina y a los costados se encontraba una quinta de árboles frutales que llegaba a la llamada «zanja reyuna», que para resguardarse de los avances de los orientales en armas habían construido los portugueses en 1817. Haciendo cruz con la pulpería, estaban la casa de Francisco Lapuente, el antiguo saladero de Martínez, construido en épocas de la colonia, calle por medio la población de Vicente Cedrés, la casa de Mauricia Batalla, la capilla, oficiada durante seis años por el padre Domingo Ereño y el cementerio, ubicado en la manzana que es actualmente Asilo, entre Francisco Solano López y Pernas.


Más al Este, la casa de Juan Pijuán, los hornos y las casas de Tomás Basáñez, de Andrés Baraldo, las pulperías de Valentín Soca, de Manuel González, de Francisco Espino, la fonda de Duglio, la chacra de Andrés Pernas, la de José Peixoto y la de varios vecinos más, que terminaban en ranchos diseminados a la altura del camino de los Corrales.
Con el Sitio de Montevideo, el Caserío del Cardal, se convirtió en una importante posición estratégica dentro de las fuerzas sitiadoras.
El camino Real a Maldonado, el antiguo camino que conducía a la Chacarita de los Padres, permitían el dominio de la entrada a las zonas de Minas, San Carlos, Rocha y Maldonado.

 

SALADEROS, UN CEMENTERIO Y LA CUNA DE VARIOS ILUSTRES URUGUAYOS (Ultima Parte )

 


Mientras, por el norte, siguiendo el llamado Camino del Campamento se llegaba hasta el Cuartel General del Cerrito, hacia el sur por el llamado Camino del Comercio se arribaba hasta el puerto del Buceo, después de cruzar la zona de La Aldea.
Este proceso expansivo propició un aumento de su población, desarrolló un comercio importante, las tropas de Oribe se proveen de ropa y alimentos en sus varias pulperías, allí nace una tradición comercial que ha caracterizado a la zona hasta nuestros días.
El 24 de mayo de 1849, desde el Cuartel General del Cerrito se decreta: «Atendiendo al crecido número de edificios y habitantes reunidos en el punto llamado del Cardal, en este departamento, el gobierno ha acordado y decreta.
Artículo 1º -Queda erigida en pueblo con el nombre de la «Restauración». La nueva población formada en el Cardal.
Artículo 2º -La calle que ha tenido hasta aquí el nombre de calle de la Restauración se denominará en los sucesivo, Calle del General Artigas.
Artículo 3º -Los nombres de las demás calles y plazas de dicha población se designarán por decreto separado.
Artículo 4º -Comuníquese y publíquese. Oribe, Bernardo P. Berro».
El coronel de Ingenieros José María Reyes fue designado para establecer el nuevo diagramado de plazas y calles del flamante pueblo sobre el núcleo preexistente del Cardal, hecho que culminó en 1850.
Firmada la paz el 8 de octubre de 1851, otro decreto, con fecha 11 de noviembre de 1851, le habría de cambiar el nombre.
«Con el interés de perpetuar en la memoria de los pueblos el recuerdo de la feliz terminación de la época calamitosa que la República acaba de atravesar y de borrar hasta donde sean posible los vestigios de la dominación extranjera, que tanto ha pesado sobre el bienestar y la riqueza del país, el gobierno acuerda y decreta:
Artículo 1º -El pueblo existente en el partido del Cardal, conocido con el nombre de La restauración, se denominará en adelante ‘Villa de La Unión’.
Artículo 2º -Dicha Villa tendrá la administración local que le corresponda con arreglo a su población y la extensión de la jurisdicción territorial que oportunamente se le designará.
Joaquín Suárez presidente, Manuel Herrera y Obes ministro».
La denominación de la calle General Artigas se cambia unos años después, por la de 8 de Octubre. Las placas con los nombres de sus calles serían pintadas por un joven nacido en la zona, de nombre Juan Manuel Blanes.
Es el comienzo de un desarrollo pujante de la zona. Se abriría una línea de ferrocarril que correría por la actual Avellaneda hasta Pando, se construiría una plaza de toros que funcionó hasta la primera década del siglo XX.
En 1866, se inician las obras de empedrado del camino 8 de Octubre que culminan en julio de 1887 y que será sustituido por el hormigón en 1925.
En 1872, se inaugura el alumbrado a gas que sería reemplazado por el eléctrico en 1897. En 1853, por parte del vecino y comerciante, Norberto Larravide, se une la Villa de La Unión con Montevideo con diligencias, traídas de Inglaterra, en dos frecuencias diarias. Mientras que se erigen varios molinos como el “De la Llave” y de “La Sirena”, algunos de cuyos torreones aun pueden verse en la Iglesia de Santa Gema y en el cruce de Pan de Azúcar y Timoteo Aparicio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
 


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