RINCÓN POÉTICO
SEMBRADOR DE ESPERANZAS
Por. Julio César Romero Magliocca
Tu libro es la vida misma.
Tu realidad son los pobres,
ellos mueven tus energías,
por cambiar su mundo,
complejo de carencias.
Llegaste hasta el barro,
donde estaba tu hermano.
Guiado por su luz,
Él te dio las herramientas,
para combatir su hambre,
para darles fuerzas,
Que hablaban de esperanzas.
Dignificaste sus vidas,
Con su vivienda,
Llenaste el aula de niños,
sabedor que ese es el camino,
para triunfar conociendo,
porque lo bueno y lo malo,
lo descubren todos los días.
Casi medio siglo sembrando,
donde muchos escapan,
vos te quedaste,
para hacer mucho,
devolviendo la dignidad,
donde la esperanza fallecía.
Las calles de Akamasoa,
hablan de sacrificios,
de quienes creyeron,
que solo el trabajo dignifica,
que ellos mismos pudieron,
cambiar la muerte en esperanza,
edificando un futuro más cierto.
En nombre de ellos y quienes se fueron,
PEDRO te digo gracias,
por ser faro en la noche oscura,
por ser sol que riega fuerzas,
para que el pobre viva,
para que el pobre crea en sus fuerzas,
que edifican el hombre bueno,
agradecido, honrado y compañero.
Dedicado a Pedro OPEKA.
UNIVERSO
por. Julio Cesar Romero Magliocca
Nada más lindo que levantarse con ganas de vivir,
comprendiendo con humildad que somos huéspedes,
solo por un ratito, ese mismo que es la vida.
Nada más lindo que palpar cada mañana,
que nuestros sentidos están intactos,
para apreciar ese misterio que somos.
Nada más lindo que escuchar los ruidos del amanecer,
ese que nos invita, que nos llama para seguir.
Nada más lindo que dejarnos naufragar,
con los sentidos abiertos a leer el mensaje.
El Universo nos invita a descubrir su magia,
como una gran casa de infinitos cuartos.
La naturaleza nos muestra que pequeños somos,
su majestuosidad no coloca tan solo como un punto.
No como ese ombligo que el ego y la vanidad nos amasa,
para convertirnos en prisioneros repentinos.
Desde mi ventana veo como el hornero con su pico,
construye su nido amasando barro y paja.
Por un momento invado su mundo, solo por un instante,
el respeto me hace callar para ver con cuanto sacrificio,
levanta su hogar, para traer allí a su compañera,
la misma que amasa el barro en otra parte para,
formar la mezcla necesaria que soportará un nuevo invierno.
El no sabe nada de consejos de salarios, no tiene libres,
porque la libertad la carga en sus alas,
el no paga impuestos, contribución inmobiliaria, ni nada de eso.
Solo amasa con su pico el barro que terminará siendo su hogar.
Luego llegará el tiempo de traer pichones, y cuando estos vuelen,
porque así es la vida, dejarán su nido para comenzar con otro,
en otra parte, el desapego a ese esfuerzo titánico lo coloca,
en la humildad de comenzarlo todo de nuevo, tan simple como eso.
MADRE
por Julio César Romero Magliocca
Añoranzas de tiempos pasados,
visitan mis presentes meditados.
Allí junto a la pileta gastada estás,
te dibujo lavando nuestra ropa.
Más tarde las corridas,
peleando precios en la feria,
tu marcha de regreso cargada.
De nuevo en el hogar junto a nosotros,
ayudando en los deberes,
planchando y cociendo la ropa.
Más tarde aún, el beso de buenas noches,
un te quiero, y pase lo que pase,
siempre voy a estar cuando me necesites.
LLUVIA...
por. Julio César Romero Magliocca
Lluvia que descansa en los campos,
lluvia que riega tus grietas de trabajo,
lluvia que completa su ciclo,
lluvia mansa que inspira,
lluvia que descarga en tus arroyo,
lluvia que escapa de tus manos,
lluvia rezongo de cielo,
lluvia salvadora del sediento,
lluvia que lava tu cara de desgracias.
LA PARTIDA
por Julio César Romero Magliocca
Me encontrará sin valijas,
despeinado como vine,
en la soledad asumida,
antes agradeceré,
a la vida, don divino,
y marcharé por esas calles,
asumiendo haberlo dado todo.
Y luego de esto nada,
nada que tenga mi rostro,
y si retorno de otra forma,
que sea pájaro rebelde,
para recorrer cielos de libertad,
para mirar desde bien arriba,
cómo el hombre lucha,
para seguir involucionando,
en su búsqueda de una felicidad,
sin darse cuenta que viaja en su ser.
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SILENCIO...
por. Julio César Romero Magliocca
Suena sordo en la noche,
cómo puñal eterno se clava en mí,
me despierta, todo se ve oscuro,
me llama tu lamento y escucho,
tieso no atino a nada,
pienso, escarbo en mi mente,
y allí estás tú,
esa belleza rara de mi fantasía,
que sale a volar sin control,
a escanear mi historia,
me veo niño,
más tarde padre,
luego abuelo,
recorro las calles de mi historia,
dibujo sonrisas, mezcladas
algunas con lágrimas,
corro, paro y parto de nuevo,
para llegar a ningún lado,
me siento barca por un rato,
y en otro pájaro volando.
Un ruido me trae de nuevo,
soy ganado por la rutina,
aquella de cosas comunes,
la que me hace preso,
para ser uno más.
De pájaros y vientos
por Julio César Romero Magliocca
Volverán los pájaros algún día,
y será primavera nuevamente,
te encontrará libre cómo viento,
que despeje las nubes,
trayendo soles,
que calienten tus palmas,
para sentirte vivo,
para crecerte como planta,
que volverá a ser semilla,
para hundirse en la tierra,
de proyectos nuevos,
para intentarlo todo,
para alcanzar los sueños...
…………………………………….
EL PROCESO...
por. Julio César Romero Magliocca
De ese libro volarán las palabras,
formando frases en otros libros,
el recuerdo en algún rincón descansa,
mirarás tu pasado en un relámpago,
buscarás allí aquellos juguetes usados,
de tiempos felices,
donde todo era libertad para volar,
como abuelo peinaras canas,
pensando y diciendo,
lo he vivido todo,
pude gastar mi tiempo,
allí quedarán mis huellas,
para mirarme en el pasado,
de mi propio presente,
ya con menos futuro.
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